Una empleada de la campaña electoral del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, demandó este lunes al mandatario por su «conducta sexualmente depredadora» al besarla sin su consentimiento minutos antes de un acto en Florida en 2016, una acusación que la Casa Blanca calificó de «absurda».
La demandante, Alva Jonhson, aseguró en la acción judicial que el por entonces candidato a presidente la tomó de la mano y se acercó a su rostro y, aunque ella giró la cabeza para evitar el contacto en la boca, finalmente Trump la besó en la comisura de los labios.
El incidente «completamente inapropiado» ocurrió «frente a muchos otros integrantes de la campaña» antes de un acto en la ciudad de Tampa el 24 de agosto de 2016, menos de tres meses antes de que el magnate neoyorquino ganara las elecciones presidenciales en Estados Unidos, dijo la mujer en la demanda.
En declaraciones al diario The Washington Post, la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, calificó las alegaciones de «absurdas» y aseguró que testigos presenciales negaron los hechos.
Uno de ellos, que Johnson cita en su demanda, la ex fiscal general de Florida Pam Bondi, negó al diario capitalino haber visto el supuesto beso.
Al menos 16 mujeres han acusado en los últimos años a Trump de acoso u abuso sexual, aunque el mandatario ha negado las acusaciones. Johnson es la primera que presenta una demanda judicial en su contra desde que llegó a la Casa Blanca, en enero de 2017.
Sin embargo, el mandatario encara un proceso por difamación abierto por Summer Zervos, una ex concursante de la quinta temporada del popular programa televisivo «The Apprentice» presentado por Trump hace años y que alega que el ahora presidente abusó sexualmente de ella.
Johnson, una afroestadounidense de 42 años y madre de cuatro hijos, comenzó a colaborar en la campaña presidencial de Trump en el estado de Alabama y después ascendió para participar en actos electorales en otros estados del país.
Según la mujer, el comportamiento de Trump «violó las normas de la decencia y la privacidad».
En su opinión, ella no era más que «un objeto sexual que él tenía derecho a dominar y humillar», tal y como Trump ha hecho con «tantas otras mujeres».
En concreto, Jonhson asegura que se animó a buscar ayuda legal y dejar la campaña en octubre de 2016 después de que surgiera un ya famoso video en el que Trump presumía sobre besar y palpar a las mujeres sin su consentimiento.
«Johnson comenzó a sentir pánico, como si no pudiera respirar, cuando se dio cuenta de que lo que Trump le había hecho no era un incidente aislado, sino parte de un patrón de comportamiento depredador hacia las mujeres», dice la demanda, que destaca que la ex colaboradora se sintió por ello «asqueada y traumatizada».