El presidente mexicano denunció un plan de la oposición para revocarle el mandato tras las elecciones de medio término. El vocero presidencial Jesús Ramírez leyó los pormenores de un texto -del que no sería ajeno el gobierno de EE UU- en el que se detalla la estrategia para unificar a los diferentes grupos opositores para ir limando el poder de Andrés Manuel López Obrador y generar divisiones en su agrupación política, Morena, y en los comicios de 2021 lograr suficientes escaños en el Congreso que permitan forzar una revocatoria. Llamó la atención y se ofreció a lachanza el nombre elegido para la estrategia: Bloque Opositor Amplio.
Es que México es propenso al uso de siglas para sintetizar a los personajes. Así, el primer mandatario es AMLO. Cierto que hubo ciertas licencias y Felipe Calderón recibió el apelativo de FeCal. Pero que la oposición sea BOA da para entender la amenaza de asfixia que quieren representar.
Eso de intentar unir a la oposición de los gobiernos progresistas es una vieja técnica de Washington para sofocar a gobiernos incómodos por las buenas. Si no da resultado, queda el recurso de las malas.
En Venezuela fue esa la primera opción contra Hugo Chávez y luego contra Nicolás Maduro. Nació así la Mesa de Unidad Democrática, MUD, en 2008. En marzo pasado, tras varios fracasos y de que los antichavistas se fueran deshilachando, el diputado Juan Pablo Guanipa, vicepresidente de la Asamblea Nacional y portanto el segundo de Juan Guaidó, explicó una nueva convocatoria para reunira los que quieren a Maduro fuera de Miraflores.
La llamó Comando Unificado y reuniría a partidos políticos y a sectores sociales opositores. No faltó nada para que le encontraran el brulote: Comando Unificado de La Oposición, CULO.
Los que están contra AMLO -el PRI y el PAN, que se habían alternado en el gobierno en los últimos 20 años- y los medios hegemónicos ningunearon el informe y lo calificaron de un invento del oficialismo. Sin embargo, la historia latinoamericana le da absoluta validez. Recordar solamente el Grupo A, conformado en el Congreso argentino contra el gobierno de Cristina Fernández en 2009. Allí se vio que lo más difícil de esa estrategia es mantener la unidad que propugna. Pero fue la base del frente Cambiemos.