Estamos en el mundo de Bolsonaro en Brasil. En la primera vuelta, Luiz Inácio Lula da Silva se impuso en 14 estados y el actual presidente en 12 junto con el distrito federal. Pero a la vez lo que marcó ese resultado es que exiete un Brasil muy dividido entre el norte preponderante en el apoyo decidido al ex obrero metalúrgico y el sur, sudeste y centro con un claro y manifiesta adhesión al actual mandatario.
Por eso, en este primer contacto en el territorio brasileño, estamos en la zona sur para observar y tratar de entender de qué se trata este microclima tan afecto a los modos y las políticas de la derecha más rancia. En esta segunda vuelta, habrá dos estados sureños en los que las dos fuerzas en pugna donde van a confrontar candidatos y lucharán por imponer nuevos gobernadores. En Río Grande do sur, va a estar dirimiendo un ex funcionario de Bolsonaro, Onyx Lorenzoni contra Ediardo Leite, un representante del Partido de la Social Democracia Brasileña, que responde a Fernando Enrique Cardozo, que también recibió el apoyo del Partido de los Trabajadores de Lula, Se trata de un distrito que alguna vez había gobernado el PT pero que luego tomó un viraje muy diferente y están disputando una candidatura de extrema derecha con una de centroderecha.
De la misma manera ocurre en Santa Catarina. Este enviado se encuentra en Florianópolis, para saltar en las próximas horas a San Pablo, el corazón de estas elecciones de segunda vuelta.
Justamente para esta gobernación pugnan Jorginho Mello, como una expresión de más rancio bolsonarismo, contra un petista, Decio Lima, más allá que esta elección está signada por un antecendente fuerte como es que las encuestas lo ubican al candidato del PL en una posición mucho más favorable que en el resto del país, con una ventaja que lo acerca al 61 por ciento de los votos. Por supuesto, parecería muy difícil de revertir, y que se plasmará este domingo en las urnas. Si bien en la ciudad las diferencias son menores, todo indica que ganará el candidato bolsonarista, pero fundamentalmente que busca arrastrar su voto al candidato a presidente. Como sucedió en la primera vuelta donde el actual mandatario sacó arriba de 62 contra el 29 de Lula.
El PT disputa cuatro gobernaciones en segunda vuelta. Las otras tres son las de Gerónimo Rodrígues en Bahía, la de Rogerio Carvalho en Sergipe y la fundamental: Fernando Hadad en San Pablo.
La pregunta que se suele hacer es porqué el sur brasileño es tan bolsonarista. Y la respuesta se puede hallar en la fuerte presencia religiosa más la riqueza de la región.
Vaya entonces, un ejemplo es un caso muy personal, que ocurrió cuando llegamos a este país. Íbamos caminado cuando nos topamos con una persona que estaba cantando “gloria, aleluya…”. Cuando alguien le mencionó la palabra Lula, montó en cólera, furioso, descontrolado. Se trató de una situación muy incómoda, una tensión muy potente.
Es una región muy despolitizada y desbordada de señales religiosas. No hay clima de campaña. Las calles tienen poco y nada de muestras de que está tan próximo a una elección de esta naturaleza. No hay grandes carteles y sólo en algunos lugares aislados se evidencian esas muestras de fanatismos místicos. Pareciera que no hay elecciones, al tiempo que también se nota una prosperidad económica clara. Es real que hubo un gran crecimiento lo que marca el gran contraste con el sector norte del Brasil. En los bolsillo de su gente y en cómo vota.