El declive del bloque de poder anglosajón, en la transición actual, no se da con agradables acordes musicales sino en medio de genocidios y amenaza real de guerra nuclear.
El gobierno de Kiev, con inocultable impotencia, liderado por el cómico ucraniano, con más ganas de volver a la televisión que de seguir al frente de su país, utilizó por primera vez, el lunes 16 de octubre, los misiles de largo alcance Atacms provistos por Estados Unidos destruyendo el aeródromo de la ciudad de Berdyansk en la ribera del Mar de Azov, en la provincia de Lugansk, provocando una nueva y peligrosa escalada en el conflicto.
Cuando todo parecía que en Medio Oriente y Asia Central se alcanzaba cierta calma con el acercamiento entre Arabia Saudita e Irán, la incorporación de estos dos países más Egipto y Emiratos Árabes Unidos a los BRICS, la retirada de EE.UU. de Afganistán y la paz, aunque tal vez momentánea en el Cáucaso Oriental con la incorporación de Artsaj a Azerbaiyán, resurge con enorme virulencia el conflicto en Palestina.
A esta altura de los acontecimientos es altamente sospechoso que Hamás haya protagonizado unilateralmente la incursión del 7 de octubre sin la complicidad del gobierno de Israel. Está claro que la acción terrorista dio la justificación necesaria a un Netanyahu cercado internamente para abroquelar el frente local fracturado atrás de la guerra y avanzar para controlar toda la Franja de Gaza.
Por otro lado, el gobierno del presidente Biden, ante la inminencia del inicio de la campaña electoral en su país, frente a un empantanamiento y posible derrota de la OTAN en Ucrania, necesita intentar algún éxito sobre todo cuando los BRICS aparecen como los grandes protagonistas de la época y acaba de concluir con resonante éxito el III Foro BRI en Beijing reuniendo a 4000 representantes de más de 140 países, donde quedó claro que el nuevo mundo policéntrico y multicultural se está construyendo sobre la base de los acuerdos e indestructible amistad entre la Federación de Rusia y la República Popular China.
Lo que se acaba de ocurrir en el CSNU, que cuenta con 15 miembros, 5 estables y 10 rotativos, en los últimos días, es prueba elocuente de lo que sucede en el mundo y puso blanco sobre negro quién es quién. El día lunes pasado Rusia presento una moción para acordar un alto al fuego en Gaza. Seis países la aprobaron, cinco se declararon neutrales y cuatro votaron en contra (EEUU, Francia, Japón y Reino Unido), no alcanzó los nueve necesarios para ser corroborada. El miércoles Brasil hizo lo propio con una propuesta más modesta basada en una “pausa humanitaria”, cuando se habían logrado doce votos positivos, fue vetada por EE.UU. impidiendo socorrer a los 2,3 millones de palestinos sometidos a un genocidio desgarrador.
Quedan pocas dudas que la acción de Hamás, más allá del trato inhumano que viene sufriendo el pueblo palestino desde hace 75 años, facilitó el objetivo de limpieza étnica que procura el gobierno nazi de Netanyahu. Tampoco podemos caer en la ingenuidad de pensar que este genocida serial este actuando sin el guiño de las principales potencias occidentales que necesitan el caos y la guerra como única estrategia de subsistencia.
Así la humanidad avanza hacia un futuro promisorio en un estrecho desfiladero y con riesgo de caer al precipicio del invierno nuclear.
Mientras tanto en Argentina estamos ante una elección presidencial y legislativa parcial trascendente.
Curiosamente la política exterior del futuro gobierno no figuró en los dos debates presidenciales.
Sin embargo, se conocieron los posicionamientos en la materia de los posibles candidatos de las tres fuerzas con mayores posibilidades de instalarse en el palacio San Martin.
El día miércoles 18 el Consejo Argentino de Relaciones Internacionales (CARI) organizó un encuentro con los voceros y posibles cancilleres de cada una de las alianzas que obtuvieron más votos en las PASO del mes de agosto.
Gustavo Martínez Pandiani, representante de Unión por la Patria sostuvo que, de triunfar Sergio Massa, la política exterior de su gobierno será pragmática, desideologizada, priorizando el beneficio nacional, buscando relaciones amistosas con todos los países, adhiriendo a los BRICS, impulsando el Mercosur y fortaleciendo las reservas del Banco Central estimulando las inversiones, las exportaciones y el turismo receptivo. Su gestión se apoyará en las mejores tradiciones de la política exterior Argentina basada en la defensa de los D.H., la democracia, la paz y los derechos argentinos sobre las Islas Malvinas e islas del Atlántico Sur.
Mientras tanto Federico Pinedo representando a Juntos por el Cambio sostuvo que en un posible gobierno de su alianza procurará generar confianza en el exterior la cual se construye “si sabemos y saben dónde estamos parados”. Abogaran por concretar la firma del acuerdo Mercosur-Unión Europea y profundizaran acuerdos con el Sudeste Asiático, China, India y África. Afirmó que el Mercosur debe ser una plataforma de lanzamiento de la producción regional, aprovechando la zona de paz, evitando que nos alcancen los conflictos globales. Impulsaran la libre circulación de capitales, bienes y personas en la región. Dijo que adherirán a un mundo multipolar pero no a los BRICS por considerarla una organización de poder y no coincidir con las posiciones de Rusia ni de Irán. Por último, Pinedo afirmó que los productores deben recibir lo que les corresponde y no solo una parte, en clara referencia a las retenciones al agro.
Finalmente, Diana Mondino representando a La Libertad Avanza dijo que la Argentina debe volverá ser confiable. Agregó que el sector privado debe generar plataformas de inversión, que las divisas deben ser de quien las produce y no del Banco Central ni del Estado y para esto hay que respetar la constitución y seguir siendo una democracia liberal. En su alocución si bien no se pronunció sobre temas medulares dejó la sensación inequívoca de que no adherirán a los BRICS y harán todo lo posible para dejar las variables más importantes de la política exterior en manos de los intereses privados reduciendo el protagonismo del estado.
Sin que ninguno de los tres se haya explayado demasiado en dar una opinión sobre los conflictos internacionales vigentes todos coincidieron en condenar a Hamás, sin mencionar la responsabilidad del gobierno de Israel, y la invasión rusa en Ucrania. Las influencias de un imperio en declive se hicieron ver en las declaraciones de todos los representantes, en referencias a estos temas.
Quedó flotando en el ambiente cierta “prudencia” en avanzar con mayores precisiones sobre determinados temas en una sala repleta, con representantes de 30 embajadas acreditadas en nuestro país y numerosos medios de prensa.
Argentina enfrenta una situación difícil en un mundo convulsionado por el caos de un imperio en severa crisis y desafiado, aunque con enorme influencia en nuestra región, y donde el nuevo mundo policéntrico comienza a dar los primeros pasos fortaleciendo sus músculos y ofreciendo claras ventajas a los estados de los países emergentes.