La cumbre del G7 que se realiza en Biarritz, suroeste de Francia, tiene una agenda de temas importantes aunque no se esperan definiciones concretas: la guerra comercial entre China y Estados Unidos, la fricción por el acuerdo nuclear con Irán y los conflictos en Siria, Libia y Ucrania. En los últimos días, se sumó a la agenda el por ahora imparable incendio del Amazonas por sus efectos sobre el cambio climático, que llevó a una escalada de declaraciones entre el presidente de Brasil y de varios países europeos.
En el corazón de la reunión, se filtró la urgencia del cambio climático, sobre todo por la decisión de Irlanda y Francia de no firmar el acuerdo del Mercosur con la Unión Europea por las posiciones negacionistas y antiambientales de Bolsoaro, cuyas políticas han favorecido el desmesurado incendio. Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, es una figura de peso en este acuerdo, por eso sus palabras en las últimas horas llevan más presión al grupo sudamericano: “Un acuerdo Mercosur-UE es difícilmente imaginable cuando la Amazonia arde”. ¿Presionará el presidente Mauricio Macri, que en junio celebró el acuerdo, a su par brasileño para que no se caiga el convenio?
La cumbre en la que participan Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, Estados Unidos, Canadá y Japón (juntos representan el 40% del PIB mundial y el 10% de la población) está marcada por tensiones internas hasta tal punto que el presidente Macron decidió que no se presentará un documento final, temiendo que tal como sucedió en Canadá Trump se negara a último minuto a firmarlo, y así evitar otro papelón internacional. Por ejemplo, Trump critica fuertemente la decisión de Francia de imponer un impuesto a las grandes empresas tecnológicas, como Google o Facebook, y como represalia advierte que aplicará impuestos a los vinos franceses: “Aranceles como nunca han visto», dijo en su habitual tono virulento el mandatario estadounidense.
Tusk, del Consejo Europeo, aseguró que si Estados Unidos impone esos aranceles, la Unión Europea “responderá del mismo modo” para defender a su país miembro. Además, expresó la necesidad “poner fin a las guerras comerciales”, porque “conducirán a una recesión”. A pesar de no ser parte de la cumbre, este sábado China sumó tensión al responder a los aranceles anunciados el viernes por Estados Unidos contra productos chinos, calificándolos de “abusivos” y amenazó a Washington con acabar “probando su propia medicina”.
En paralelo miles de personas participaron el sábado a la mañana en una marcha organizada por distintos colectivos sociales contra la cumbre del G7, y cruzaron la frontera entre España y Francia en un ambiente pacífico y festivo. Entre los al menos 15 mil manifestantes han corrido diferentes consignas, desde la problemática de los refugiados, «ningún muerto más en el Mediterráneo», que no está en la agenda de la cumbre a pesar de ser un tema transversal a casi todos los países más consignas feministas y de lucha contra el cambio climático.