La guerra en Ucrania entró en una etapa decisiva luego del colapso de la represa de Kajovka, en el río Dniéper, y los ataques en varios puntos del frente en las regiones del Donbass bajo control ruso en el arco de la tan anunciada contraofensiva ucraniana. Al mismo tiempo, el primer ministro de Canadá,  Justin Trudeau, en una visita sorpresiva a Kiev, informó junto a Volodimir Zelenski un nuevo paquete de armamento por valor de 400 millones de dólares en proyectiles de artillería y vehículos blindados Roshel Senator, mientras que Washington daba cuenta de otros 2100 millones de aportes en sistemas antiaéreos Patriot, proyectiles, drones y municiones.

El presidente Vladimir Putin reconoció en una rueda de prensa en Moscú que Ucrania había comenzado con la operación militar. «Se puede constatar con certeza que la ofensiva ucraniana ha comenzado. Eso es lo que indica el uso de reservas estratégicas» de las Fuerzas Armadas de Ucrania, dijo el mandatario ruso, quien aseguró que hasta el momento no habían alcanzado ninguno de los objetivos. Antes bien, proliferaron imágenes de tanques alemanes Leopard y otros artilugios bélicos destruidos por misiles rusos.

La noticia el martes de que había sido bombardeada la represa generó nuevos cruces sobre la responsabilidad en el hecho, que inmediatamente produjo la inundación en las poblaciones cercanas. Se calcula que habría muerto una veintena de personas pero los datos son imprecisos.

Ucrania acusa de la catástrofe a Rusia, ya que el dique está en territorio controlado por sus tropas. Desde el Kremlin, en cambio, culpan a Kiev, precisamente por las mismas razones. En su favor también recuerdan que el agua potable de los habitantes de Crimea se deriva desde el espejo de agua de ese dique, que además alimenta una central hidroeléctrica que sirve a gran parte de esa región incorporada en 2014.

Foto: AFP

Un ataque semejante, por otro lado, no es de descartar si se habla de una contraofensiva tendiente a recuperar territorio. La vocera de la cancillería rusa, Maria Zajarova, afirmó que desde el verano de 2022 hubo más disparos, 300 misiles Hymars contra ese complejo. También hay videos en que autoridades ucranianas señalan en 2022 la posibilidad de golpear por ese flanco a los rusos.

«Durante las últimas 24 horas las fuerzas ucranianas continuaron sus intentos de llevar a cabo ofensivas en las regiones de Iujno-Donetsk y Zaporiyia», dijo el vocero del Ministerio de Defensa ruso, para confirmar luego que los intentos habían sido rechazados. Un cable de AFP refleja información del corresponsal de la televisión pública rusa, Alexander Sladkov, sobre “combates duros y prolongados” en esas regiones entre las artillerías de ambos bandos. Desde Kiev, la viceministra ucraniana de Defensa, Ganna Maliar, se limitó a registrar que hubo “combates de posición” en el sector de Zaporiyia.

La situación en la represa hacía temer por la planta nuclear, ya que las aguas se utilizan también para enfriar los reactores. El director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), el argentino Rafael Grossi, dijo que aunque el nivel había disminuido drásticamente, aún podía bombear agua para la planta.

Días clave

El presidente Zelenski se muestra particularmente activo en las últimas semanas en lo que mejor maneja, que es la agenda de los medios occidentales. Su reclamo de que la Otán termine aceptando el ingreso de Ucrania chocó en varias ocasiones con la renuencia de varios gobiernos. Trudeau le prometió que va a apoyar la incorporación en la cumbre que se desarrollará en Vilna, la capital de Lituania, el 11 y 12 de julio próximo. Los analistas especulan que la contraofensiva forma parte de una estrategia con la mira puesta en lograr más apoyo, tanto sea para recuperar territorio como para sostener un posible desastre militar.

Este martes, en otra fecha de importancia regional, se celebra el Día de Rusia. Se recuerda que el 12 de junio de 1990 nació formalmente la Federación de Rusia sobre las cenizas de la Unión Soviética. Desde 1998 es feriado nacional.

Otro día para recordar es el 10 de junio de 1963, cuando el entonces presidente John Fitzgerald Kennedy pronunció el impactante Discurso de la Paz en la Universidad Estadounidense de Washington. Fue a ocho meses de haber evitado una guerra nuclear con la URSS por la crisis de los misiles en Cuba.

Tras avisar a los oyentes que iba a hablar del tema más importante para el mundo, la paz, dijo, hace exactamente 60 años: “¿De qué clase de paz hablo? ¿Qué clase de paz buscamos? No la Pax Americana impuesta en el mundo por las armas de guerra estadounidenses, no la paz de las sepulturas o la seguridad de la esclavitud. Estoy hablando de una paz genuina, del tipo de paz que hace que valga la pena vivir la vida en la Tierra. No solo la paz para los estadounidenses, sino la paz para todos los hombres y mujeres. No solo la paz en nuestro tiempo, sino la paz para siempre».

El 22 de noviembre de ese año, 165 días más tarde, JFK era asesinado en Dallas, Texas, en una conspiración que su sobrino Robert Kennedy Jr., ahora precandidato a suceder a Joe Biden por los demócratas, no se cansa de atribuir a la CIA.  «