Donald Trump les tiene preparado un regalo de Navidad a los estadounidenses que no todos van a poder disfrutar, aunque el presidente quiere convencerlos de que a largo plazo serán democráticamente beneficiosos. Se trata de la reforma tributaria más importante desde la rebaja que en 1986 aprobaron los republicanos durante la gestión del actor Ronald Reagan. Y como aquella gran reducción impositiva para los más ricos, deja como ganadores a los que ya tienen más sin derramar hacia abajo, al tiempo que endeudará al país de modo peligroso, como alertan los economistas más críticos.
En revisión en la Cámara baja luego de una mínima modificación en el Senado, es posible que en las próximas horas quede aprobada la reforma fiscal que representaría el primer gran triunfo legislativo del empresario devenido en presidente en enero de este año.
Es que luego de meses de trabajosas negociaciones, no pudo tirar por el sumidero la llamada Obamacare, el sistema de salud que fue quizás el único legado del primer presidente negro en la historia de EEUU.
Sin embargo, entre los logros del oficialismo, el proyecto de reforma fiscal trumpiano figura la eliminación desde 2019 de la multa para quien no tenga un seguro médico, con lo que la desfinanciación del sistema sanitario parece ser el camino colateral para bombardear la Obamacare.
Entre los principales cambios de la nueva legislación que en principio fue presentada como una forma de simplificar el complicado sistema de tributos estadounidenses- está el recorte de impuestos a las grandes rentas y a las empresas de un 35% a un 21%. Si bien no deroga el impuesto al patrimonio o el de ingresos individuales, sí aumenta el mínimo sobre el que será aplicado.
Ahora la renta más baja abonará un 10% de impuesto, mientras que la tasa para los ingresos superiores a 600.000 dólares anuales de un matrimonio será de 37%, cuando antes era de 39,6%.
Con solo estas reducciones, los analistas estiman que el déficit federal se incrementará en 1,45 billones de dólares. Pero los voceros republicanos sostienen que se trata de un impulso indirecto a la economía del país que generará por si solo un aumento del PBI del 0,3% en el 2018.
Incluso entre las medidas que aporta la ley votada entre el martes y este miércoles, hay otra que el gobierno estadounidense considera adecuada para reactivar la economía. Ahora se permitirá la prospección de gas y petróleo en áreas protegidas de Alaska y el mar Ártico.
La lista de aplaudidores de la ley la encabeza, como no podría ser de otro modo, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, quien aseguró que para una familia de ingresos medios la reforma le brinda unos 2059 dólares adicionales para destinar a gastos.
Este cálculo, visto que el año que viene se juegan las elecciones de medio término, le daría espaldas al oficialismo para poder pasar tranquilamente esa prueba de fuego. Lo que sería un respiro para una administración que en estos meses demostró que no tiene drama en confrontar con todos los estamentos constituidos, pero es difícil de prever como esos enfrentamientos pueden repercutir en las urnas.
Entre los críticos de la reforma están economistas de la talla del Premio Nobel de 2009, Paul Krugman, quien considera que la ley favorece a los propietarios por sobre quienes simplemente trabajan para ganarse la vida. O, para resumir, que como cada iniciativa en ese terreno de los republicanos, está destinada a afligir a los afligidos y acomodar a los acomodados.
También la lideresa de la bancada demócrata, Nancy Pelosi, fue dura con la reforma. «Recuerden este día», dijo, porque se trata de «un robo puro y duro a la clase media».
Es que la Oficina de Presupuesto del Congreso, una oficina técnica no partidaria que analiza las consecuencias fiscales y económicas de los proyectos de ley, había puntualizado de qué manera la reforma impacta en la sociedad. Así, calculan que para el 2019 los que ganan menos de 30 mil dólares anuales perderán ingresos.
Quienes ganen menos de 40 mil dólares recibirán el impacto en sus bolsillos en 2021 mientras que la reforma fiscal afectará a quienes ganan más de 75000 dólares desde 2027.
Pero a corto plazo, los que tienen ingresos por arriba de los 100.000 dólares y hasta los 500.000, desde el primer día de vigencia de la ley resultarán beneficiados.
Para colmo, desde que el presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) Ajit Pai, logró derogar la neutralidad de la red, se sabe que los usuarios comunes seguramente terminarán pagando más por los servicios de conexión para obtener alta velocidad en sus conexiones de red o directamente para poder enviar mensajes o publicidad de sus contenidos por las redes.
Tal vez por esa razón cientos de manifestantes gritaban Maten la ley, no a nosotros desde los palcos de la Cámara de Senadores cuando se votaba la reforma. Varias veces el titular de la cámara, el vicepresidente Mike Pence, tuvo que llamar al orden para continuar sesionando.