Después de 120 días de conflictos, más de 100 muertos en enfrentamientos violentos en las calles, un asedio internacional permanente, y una oposición que ha intentado hasta último momento frenar o boicotearla, Venezuela llega al momento inicial de la Asamblea Nacional Constituyente lanzada por Nicolás Maduro para intentar salir de la crisis económica, social y política y estabilizar su gestión. El proceso, que comienza hoy con la elección de quienes ocuparán los 545 escaños constituyentistas entre más de 50 mil candidatos, no estará exento de conflictos. Pese a la prohibición de manifestaciones públicas, habitual en la víspera de cualquier acto comicial, la oposición nucleada en la Mesa de Unidad Democrática (MUD), entre cuyos líderes están el gobernador de Miranda, Henrique Capriles; el vicepresidente de la Asamblea Nacional (Parlamento), Freddy Guevara y el recientemente beneficiado con la prisión domiciliaria, Leopoldo López (cuya esposa Lilian Tintori viajó a Miami hasta pasada la elección), convocó a marchas desde el viernes y ayer dio inicio a «la toma de Caracas» que incluía «trancazos» (cortes de calles) y manifestaciones hasta hoy al mediodía. «Que el pueblo que quiere democracia salga en todas las arterias viales del país, ahí nos vamos a concentrar», arengó Capriles.
El gobierno, por su parte, puso en marcha el Plan República por el cual efectivos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) se establecieron en los 14.515 centros de votación dispuestos en todo el país, algunos de los cuales habían sufrido ataques marginales, aunque en un porcentaje ínfimo. Según fuentes oficiales, hasta ayer estaban ya operativas el 93% de las mesas electorales. Hay más de 19 millones de venezolanos habilitados para votar y el antecedente directo es una consulta contra la ANC realizada por la MUD, sin fiscalización oficial, en la que aseguran que participaron 7 millones de ciudadanos, aunque tras la elección quemaron los registros para «evitar persecuciones».
La presión interna está en su mayor nivel y crece también en parte de la comunidad internacional contraria al chavismo y a Maduro. La MUD viene pregonando una «Hora Cero» que ponga fin a «la dictadura», como califican al gobierno cuyo mandato debe concluir en enero de 2019, que hasta ahora no encontró un cauce más allá de manifestaciones en algunas ciudades que suelen terminar en desmanes violentos y en muertes, tanto como por riñas o tiros perdidos dentro de las propias marchas, ataques de francotiradores, y en menor medida como resultado de la represión policial, en general en acciones aisladas o inorgánicas.
A propósito de esta presión, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos llamó «a respetar los deseos de los venezolanos de participar o no en la elección de la ANC», señaló la vocera, Liz Throssell, quien además pidió «quienes se oponen a esa elección que lo hagan pacíficamente» así como al gobierno de Maduro que enfrente a las protestas «en línea con los estándares internacionales en materia de Derechos Humanos». Lo notable es que esta oficina dependiente de la ONU no se pronunció en contra de la ANC en sí, como lo vienen haciendo otros organismos internacionales. A mediados de la semana pasada, países de la Organización de Estados Americanos (OEA) intentaron sacar una resolución que exigía suspender la elección de hoy, aunque apenas 13 de los 35 que la conforman apoyaron ese documento y solo fue leído en el plenario, sin efecto formal.
El resto lo consideró una posición «intervencionista» e «injerencista». En la pasada reunión del Mercosur, en Mendoza, también se elaboró un documento que advertía a Maduro que frenara el proceso. Fuentes de Cancillería confirmaron que la suspendida Venezuela recibió una nota donde se le aclara que, de llevarse adelante, se invocaría el Protocolo de Ushuaia, que puede establecer una suspensión total por tiempo indeterminado, hasta que los estados miembros resuelvan levantarla.
Amenazas y sanciones
Además de haber impuesto sanciones económicas a 13 miembros del Gabinete de Maduro, el gobierno de los EE UU de Donald Trump amenaza con bloquear el comercio petrolero hacia su país, algo que no sólo sería perjudicial para Venezuela. Los fabricantes estadounidenses de combustible y petroquímica advirtieron que ello podría perjudicar a las empresas y consumidores de los EE UU, según una carta enviada al propio Trump.
Estas medidas avivan a la MUD, cuyos líderes planean nuevas acciones si la elección de hoy se desarrolla con normalidad. En la región cuentan con el apoyo directo del gobierno de Colombia. Juan Manuel Santos fue mucho más determinante incluso que otros mandatarios y dijo que no reconocerá el resultado de la ANC. Para los opositores, la Constituyente no resolverá los problemas económicos ni la violencia, en cambio es el método de Maduro para «perpetuarse en el poder» y profundizar «el comunismo». Sin embargo, el propio Maduro volvió a convocar a ese sector de la oposición al diálogo días previos a la elección, llamado que no recibió respuesta.
Mientras tanto, una encuesta realizada por International Consulting Services (ICS), afirma que el 59,5% de la población venezolana ve la ANC como un escenario propicio para el diálogo y casi la mitad piensa que podría mejorar el estado de confrontación en su país. «