Tres árabes israelíes mataron este viernes a tiros a dos policías en la Ciudad Vieja de Jerusalén, antes de ser abatidos en la Explanada de las Mezquitas, en uno de los más graves incidentes en un sector clave del conflicto entre Israel y Palestina.

Horas más tarde, la Policía israelí detuvo al muftí de Jerusalén, el líder religioso musulmán Mohamed Husein, cuando se encontraba reunido con otros palestinos en la Ciudad Vieja para denunciar el cierre de la explanada en el día santo y de oración de los musulmanes, según la agencia palestina Maan.

Esta explanada, el tercer lugar santo del islam, situada en Jerusalén Este, anexionada y ocupada por Israel, fue cerrada tras el ataque.

La Policía anunció también que las oraciones del viernes no se celebrarían y que la zona permanecerá cerrada durante el fin de semana, lo que incrementó la tensión en el lugar y llevó a sectores palestinos a convocar a manifestaciones para mañana y el domingo.

Para evitar un recrudecimiento de las tensiones, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el presidente palestino, Mahmud Abbas, conversaron por teléfono, un hecho inusual tras la suspensión de las negociaciones de paz en 2014.

Abbas condenó el incidente, expresó «su rechazo a todo acto de violencia» y advirtió que la decisión de cerrar la Explanda de las Mezquitas podría traer «consecuencias», mientras que Netanyahu «hizo un llamado a la calma».

Es el primer ataque de tal magnitud con arma de fuego en los últimos 10 años dentro la Ciudad Vieja, subrayaron los medios israelíes, mezclando sorpresa y conmoción.

La Policía calificó este incidente de «inusual y extremo», declaró que se habían traspasado las «líneas rojas» y decretó el cierre del lugar para facilitar la investigación.

Los tres atacantes, árabes de entre 19 y 29 años con ciudadanía israelí y originarios de Umm al Fahm, en el «triángulo árabe» de Galilea, cerca de Haifa, murieron en el incidente por disparos de la Policía israelí, informó la agencia de noticias EFE.

Según imágenes difundidas por la Policía, los tres hombres salieron armados de la Explanada y, tras abrir fuego contra los uniformados, volvieron a entrar en el recinto, donde se prolongó un tiroteo.

Dos de los tres policías heridos, Hail Satawi, de 30 años, y Kamil Shanan, de 22, murieron luego en un centro hospitalario. El tercero, de 39 años, recibió heridas leves y fue atendido en el centro médico Shaare Zedek.

La amplia explanada alberga la Mezquita de Al Aqsa y el santuario de la Cúpula de la Roca y es considerada el tercer lugar más sagrado en el islam. Para el judaísmo es el Monte del Templo, a cuyos pies se encuentra el Muro de los Lamentos, en un recinto separado.

Netanyahu explicó, tras una reunión con los representantes de las fuerzas de seguridad y los ministros de Defensa y Seguridad Pública, que el recinto estará cerrado durante el fin de semana para facilitar las investigaciones y que el domingo se evaluará su «apertura gradual» a fieles y visitantes.

La última vez que Israel canceló temporalmente la entrada al culto musulmán fue en 2014 en respuesta al intento de asesinato de Yehuda Glick, uno de los promotores del cambio del «statu quo» en la explanada que tanto temen los musulmanes, lo que provocó semanas de tensión.

Más tajante, el presidente de Israel, Reuven Rivlin, declaró que «el Estado de Israel defenderá su soberanía y a sus ciudadanos con mano dura y no permitirá a nadie provocar una guerra sangrienta en la región».

El secretario general de la ONU, António Guterres, condenó el ataque y reclamó a las partes «responsabilidad» para «evitar una escalada de la violencia».

«Este incidente tiene potencial para provocar más violencia», avisó Guterres a través de una declaración leída por su portavoz, Stéphane Dujarric, reportó la agencia de noticias DPA.

Después de la Guerra de los Seis Días, en 1967, Israel anexó de un modo unilateral el territorio de Jerusalén Este que los palestinos aspiran a convertir en su capital, medida que la comunidad internacional considera ilegal.

Estos sucesos se enmarcan en una ola de violencia que se inició en octubre de 2015, que ya costó la vida de casi 300 palestinos y más de cuarenta israelíes.

Entretanto, durante una redada en el campo de refugiados de Dheisheh, en Cisjordania ocupada, murió un joven palestino por disparos del ejército israelí.