La realidad le demostró a Jair Bolsonaro que con sus bravuconadas ante una multitud no alcanza. Y comprobó, amargamente como lo había hecho el PT hace cinco años, que Michel Temer, con esa pinta de galán maduro, es el verdadero poder en las sombras en Brasil. El artífice del golpe contra Dilma Rousseff -que tras derrocar a la sucesora de Lula da Silva aprovechó el desconcierto general para tirar por la borda conquistas sociales de décadas y abrió las puertas a la venta de lo que quedaba de empresas públicas- no tuvo que hacer mucho trabajo para convencer al excapitán del Ejército de que por el camino de la confrontación con el Supremo Tribunal Federal se enfrentaba a un impeachment. En su boca, más que a consejo, la frase sonó a amenaza.
Que tenía mucho para perder Bolsonaro, se puede percibir en que con la carta que le dictó Temer dejó a muchos de sus fanáticos pedaleando en el aire. El texto, publicado en el Boletín Oficial, dice que sus exabruptos del 7 de setiembre «tienen que ver con el calor del momento» pero que «los embates siempre apuntaron al bien común».
Desde las redes, sus fanáticos le hicieron saber la decepción. “Fin de juego”; escribió alguno que había llegado al climax en la Explanada de los Ministerios, de Brasilia. «Dia 7: en las calles con una agenda patriótica condenando o arbitrio (judicial). Dia 9: Bolsonaro elogia China como esencial y pide disculpas al STF. Game over», vociferó otro, según la cobertura que hizo Folha de San Paulo.
La pelea contra el juez Alexandre de Moraes -cercano a Temer- ponía en riesgo incluso la libertad de sus hijos en una causa abierta por la difusión de fake news denunciando fraude electoral. Pero también facilitaba la respuesta ante la investigación por el desmanejo de la pandemia y por sobornos con las vacunas contra al Covid-19. Además, en el Congreso tampoco están dispuestos a inmolarse por una causa perdida. Tampoco lo están las cúpulas de las Fuerzas Armadas, el apoyo más decidido al proyecto que el mandatario representa.
Por otro lado, la situación económica es explosiva. Un relevamiento de Procon Río de Janeiro, un órgano del gobierno estadual para la defensa de los derechos de los consumidores, detectó variaciones de hasta 22% en los precios de arroz, 24% en harina de trigo, 29% en mandioca, y hasta 46% en huevos entre el 21 de agosto y el 2 de setiembre.
En los últimos 12 meses, la canasta básica de alimentos creció el 22%, la energía eléctrica el 14,2% y el aceite de soja el 83%, lo que complica la aplicación de medidas más antipopulares que tiene en carpeta el ministro de Economía Paulo Guedes. Los medios tradicionales ya hablan de “costo Bolsonaro” para definir a una situación de estancamiento y desinversión por la que se culpa a las desquiciadas intervenciones del presidente.
El juez Moraes, en tanto, abrió causas contra los líderes de las cámaras de camioneros que bloquearon las rutas el martes pasado y se comprometían a un cierre total hasta cumplir con el objetivo presidencial. El youtuber y camionero Zé Trovão escapó a México. Las autoridades de Brasilia impusieron una multa de entre 300 mil y 500 mil reales por camión. Al mismo tiempo, la Procuraduría General de la República pidió bloquear las cuentas bancarias de la Asociación Nacional de Productores de Soja, que financiaron las manifestaciones.
El STF tiene en sus manos otra causa que preocupa a los pooles del agronegocio, el llamado Marco Temporal, sobre la interpretación del derecho a reclamos territoriales de las comunidades indígenas. Se trata de decidir si los pueblos originarios solamente pueden reivindicar áreas que ocupaban antes del 5 de octubre de 1988, cuando se promulgó la actual Constitución.
Desde el 22 de agosto, cuando la Explanada fue ocupada por representantes de 179 comunidades aborígenes, solo un juez relator, Edson Fachin, dio un veredicto que fue favorable al reclamo de los pueblos indígenas. Este martes, retoman las sesiones. Es un tema de agenda de Bolsonaro y el proyecto neoliberal de explotación de recursos a como dé lugar. Hay otros 300 procesos que están a la espera del resultado. «