Christiane Taubira es negra, nació el 2 de febrero de 1952 en Cayena, Guayana Francesa. Economista de izquierda, fue ministra de Justicia del presidente François Hollande. Tiene antecedentes como activista proindependentista en 1978, en el Movimiento de Descolonización de Guyana (Moguyde), fundado por su marido, Roland Delannon, con quien tuvo cuatro hijos y luego se divorció. Forjó su imagen al luchar por la aprobación de la ley sobre el matrimonio homosexual. En 2015 le rindió un homenaje al fallecido escritor uruguayo Eduardo Galeano.
Antes, en abril de 2002, fue candidata a la presidencia por el Partido de la Izquierda Radical, aunque solo consiguió solo el 2,32% de votos. También lo será a las elecciones presidenciales de abril próximo, con el ambicioso objetivo de unir a una izquierda muy fragmentada. Ya se presentó una decena de candidatos irreconciliables, como el izquierdista Jean-Luc Mélenchon (Francia Insumisa), el ecologista Yanick Jadot, la socialista Anne Hidalgo (alcaldesa de París) o el comunista Fabien Roussel.
Competirán con el actual mandatario, Emmanuel Macron, quien aún no se ha declarado oficialmente candidato, pero los sondeos vaticinan que ganaría la primera vuelta frente a la candidata de extrema derecha, Marine Le Pen, quien divide votos con la candidata de la derecha, Valérie Pécresse. Ese abanico de postulantes hace ninguno supere el 10% en las encuestas previas, lo que predice que el escenario puede cambiar sensiblemente hasta abril.
Por el momento tiene el 4,5% de intención de voto, pero es alto el porcentaje de encuestados que la ven con buena imagen y que apostarían por ella en una eventual segunda vuelta. Por otro lado, las mayores críticas que le hace parte de la derecha es por su supuesto «laxismo» en temas de seguridad. Además, a finales de septiembre rechazó llamar a la vacunación anti Covid, provocando grandes controversias.
«Soy candidata a la presidencia de la República» para lograr «un Estado más atento, más cuidadoso, más justo, más eficiente», dijo desde Lyon. Justificó su candidatura en la necesidad de dar respuestas a la situación de un país “en cólera” ante la continuación de “las desigualdades, las injusticias y las discriminaciones”. Añadió que la pandemia ha revelado un importante nivel de “sufrimiento social” con un “riesgo de dislocación” de la sociedad francesa. Por ello, avanzó con propuestas electorales como el aumento del salario mínimo o la mayor financiación de la sanidad y de la educación pública.