Al menos 89 personas murieron en un atentado en la mezquita del cuartel general de la policía de Peshawar, en el noroeste de Pakistán, informaron este martes autoridades, mientras socorristas continuaban retirando cuerpos de los escombros al día siguiente del ataque.
Ninguno de los grupos islamistas que operan en esa parte del país reivindicó el atentado, que ocurrió el lunes durante las oraciones vespertinas en la ciudad capital de provincia, cerca de zonas fronterizas con Afganistán donde ha crecido la militancia extremista.
Durante la noche del lunes, los rescatistas extrajeron nueve cadáveres de los escombros del muro y el techo de la mezquita, dijeron autoridades.
El balance de muertos subió a 89 tras el fallecimiento de seis heridos hospitalizados, declaró el jefe de la policía de Peshawar, Muhammad Ijaz Khan.
Más del 90% de las víctimas eran policías, dijo Khan.
En el momento del atentado había en la mezquita entre 300 y 400 policías, agregó.
«Yo permanecí atrapado bajo los escombros con varios cadáveres encima durante siete horas. Había perdido la esperanza de sobrevivir», contó el policía Wajahat Ali, de 23 años, en el hospital local, a AFP.
Muhammad Asim Khan, portavoz del Hospital Lady Reading, en Peshawar, dijo que por la noche llegaron más cuerpos de víctimas.
Al menos 20 de los policías muertos fueron sepultados tras una ceremonia de oración, con sus ataúdes colocados en fila y cubiertos con la bandera paquistaní.
Shahid Ali, un policía sobreviviente del atentado, dijo que la explosión ocurrió segundos después de que el imán comenzara las oraciones.
«Vi una humareda negra subir al cielo. Salí corriendo para salvarme», relató. «Todavía escucho en mi cabeza los gritos de la gente. Gritaban pidiendo ayuda».
«Los terroristas quieren crear el temor atacando a quienes cumplen el deber de defender a Pakistán», declaró en un comunicado el primer ministro Shehbaz Sharif.
Situación social en Pakistán
Pakistán enfrenta en los últimos meses un deterioro de la situación de seguridad, en particular desde que los talibanes recuperaron el poder en Afganistán en agosto de 2021.
Tras varios años de una calma relativa, volvieron a producirse atentados de la rama paquistaní de los talibanes, Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), del EI-K y de grupos separatistas baluches, de la región de Baluchistán.
Pakistán reprocha a los talibanes que deja que estos grupos utilicen su territorio para planificar los ataques, algo que las autoridades de Kabul niegan.
El cuartel policial de Peshawar es uno de los sitios más resguardados de la ciudad, con oficinas de inteligencia y antiterrorismo en sus instalaciones.
Provincias alrededor del país anunciaron que aumentaron el nivel de alerta tras la explosión, con el refuerzo de los puestos de control y el envío de fuerzas adicionales de seguridad.
En la capital Islamabad se instalaron francotiradores en los edificios y entradas a la ciudad.
El atentado ocurrió el día en que el presidente de Emiratos Árabes Unidos, Mohamed bin Zayed Al Nahyan, tenía previsto visitar Islamabad, pero el viaje fue cancelado a última hora por el mal tiempo.
El secretario general de la ONU, António Guterres, condenó el lunes el atentado y lo calificó de «aborrecible», mientras que el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, envió sus condolencias por el «horroroso ataque».