Este 1° de enero, el Parlamento ucraniano posteó en su cuenta de Twitter la celebración, junto con altos mandos del ejército y funcionarios del gobierno, del 114° aniversario del nacimiento de Stepan Bandera. El gobierno de Polonia, en los papeles uno de los más sólidos aliados de Ucrania, presentó una protesta formal y el primer ministro Mateusz Morawiecki señaló en rueda de prensa, visiblemente ofuscado: «Somos extremadamente críticos ante cualquier glorificación o incluso mención de Bandera» y explicó que “hubo un genocidio, entre 100 mil y 200 mil polacos murieron a manos de los nacionalistas ucranianos en las zonas fronterizas en la Segunda Guerra Mundial y siempre lucharemos por mantener su memoria». La cosa no llegó a mayores porque la Duma borró el mensaje. Pero nada indica que las aguas vayan a quedar calmas
De hecho, lo único que mantiene unidos a Varsovia y Kiev es la enemistad contra Rusia. Por lo demás, el pasado de luchas tribales en esas regiones no es un buen antecedente para una paz duradera y polacos y ucranianos tienen un historial sangriento de siglos. Ahí es donde se entiende que la incursión rusa del 24 de febrero de 2021 tenía el objetivo declarado “desnazificar y desmilitarizar” a Ucrania.
Digamos entonces que Stepán Andríyovich Bandera había nacido en Stari Uhríniv, una población de oeste de Ucrania en la región conocida como Galitzia. Nada que ver con el territorio del noroeste de la península ibérica: el topónimo es la latinización de la ciudad de Hálych, sobre la costa del río Dniéster.
Al fin de la Primera Guerra Mundial, Ucrania y Polonia se disputaron el control de los territorios del desaparecido imperio austrohúngaro. La región habían sido parte del acuerdo de Brest-Litovsk, que León Trotsky firmó como comisario de las Relaciones Exteriores del gobierno bolchevique con representantes de los imperios centrales. Bandera comenzó a descollar como líder nacionalista.
Con el nacimiento de la Unión Soviética, en 1922, Ucrania pasó a ser una de las Repúblicas Socialistas. Sin embargo, la población del sector occidental nunca aceptó ser parte de ese nuevo mundo. Por razones ideológicas tanto como culturales.
Bandera se incorporaría a las Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN) y en 1934 fue detenido y condenado a muerte por el asesinato del ministro de Interior polaco Bronisław Pieracki, aunque terminó indultado.
La Segunda Guerra Mundial se desató cuando las tropas alemanas cruzaron las fronteras con Polonia, el 1 de septiembre de 1939. No es casual que los campos de exterminio hubiesen sido construidos en esas regiones. Bandera mantuvo una relación muy estrecha con los nazis al punto que les facilitó el ingreso para la invasión a la URSS y aprovechó para crear una República de Ucrania, aunque luego la Gestapo lo detuvo. Tampoco los nazis pagaban a traidores. Mientras tanto, fue responsable por la matanza de Volinia, una masacre que los polacos no olvidan. También del asesinato de miles de judíos en la región donde se produjo el Holocausto. Bandera sería asesinado en 1959 en Munich, luego de haberse convertido en colaborador de la CIA y el MI6 británico por sus contactos con los sectores opositores en la URSS.
Ucrania siempre fue un objetivo para Estados Unidos, que en septiembre de 1947 creó la CIA con el propósito primordial de combatir al comunismo a como diera lugar. Y los banderistas serían una pieza fundamental en este tablero.*
Luego del Euromaidan, de febrero de 2014, tomaron el poder en Kiev los grupos rusófobos. Bandera, otra vez, sería el “héroe” necesario. Como alguna vez escribió el filósofo esloveno Slavok Zizek, siempre la construcción de una nacionalidad es un hecho violento. Y más cuando se trata de una región atravesada por pueblos antagónicos a lo largo de milenios como es el este europeo.
El primer estado eslavo es el Rus de Kiev, en 862; el principado de Moscú data de cuatro siglos más tarde, por eso a la capital ucraniana se la considera madre de las ciudades de Europa. La guerra de Crimea, en 1853-1856, dejó un puñal clavado en el orgullo zarista pero forjó el nacionalismo ruso y el canciller Sergei Lavrov compara el significado de ese territorio para los rusos con el de Malvinas para los argentinos. El proceso de “desrusificación” de Ucrania comenzó en paralelo con la incorporación de la península de Crimea a la Federación Rusa. Como se verá más adelante, estos hechos también subyacen en estos enfrentamientos.
Por ahora adelantemos que en julio de este año, el presidente Volodimir Zelenski promulgó una ley que define a quiénes son los pueblos aborígenes de Ucrania merecedores de esa nacionalidad. Y, según el texto que se puede consultar -traductor de Google mediante**- son “los que se formaron en el territorio de la península de Crimea, son los tártaros, caraítas y krymchaks de Crimea”. Y los considera “una comunidad étnica autóctona que se formó en el territorio de Ucrania, es portadora de una lengua y cultura originales, tiene órganos tradicionales, sociales, culturales o representativos, se considera un pueblo indígena de Ucrania, es una minoría étnica en su población y no tiene su propia formación estatal fuera de Ucrania».
El 1° de diciembre pasado el gobierno de Zelenski fue más lejos y plasmó en una ley el divorcio de la iglesia ortodoxa ucraniana de la rusa y prohibió a esta última en los territorios bajo su dominio.***
Allí dice que encargará al Servicio Estatal de Etnopolítica y Libertad de Conciencia “llevar a cabo un examen religioso del Estatuto sobre la Administración de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana para detectar la presencia de una conexión eclesiástica-canónica con el Patriarcado de Moscú”.
* Documentos de la CIA sobre Ucrania.
2: https://www.cia.gov/readingroom/docs/CIA-RDP81-01044R000100010013-7.pdf
3: https://www.cia.gov/readingroom/docs/CIA-RDP80-00809A000600330323-6.pdf
**Ley sobre nacionalidad ucraniana: https://www.president.gov.ua/news/prezident-pidpisav-zakon-pro-korinni-narodi-ukrayini-69677
***Ley sobre religiones: https://www.president.gov.ua/documents/8202022-45097
Control estratégico
Mientras el Ministerio de Defensa ruso aseguró haber concluido «la liberación de la ciudad de Soledar, que es importante para el proseguimiento exitoso de las operaciones ofensivas» en Donetsk, el portavoz del Ejército de Ucrania, Serguéi Cherevaty, declaró que «las FF AA ucranianas mantienen la situación bajo control en condiciones difíciles».
Ambos bandos pusieron lo mejor que tenían en torno de un nudo operacional clave, según los estrategas militares, como la ciudad de Bajmut. Aunque el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby dice que “incluso si tanto Bajmut como Soledar caen en manos de los rusos… eso no tendrá un impacto estratégico en la guerra en sí”, luego de semanas diciendo lo contrario.
El general Valeri Guerasimov, jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, quedó a cargo de las operaciones en Ucrania, por sobre el general Sergei Surovikin, comandante de las fuerzas del Ejército. Para medios prooccidentales, es una sustitución tras varios fracasos. Otros afirman que Guerasimov será el jefe de las tropas terrestres, aéreas y marinas, lo que augura una gran ofensiva. El tiempo lo dirá.