El ayatolá Ali Jamenei dijo este sábado que «Estados Unidos, como el régimen sionista, tienen que saber que sin duda recibirán una respuesta aplastante por lo que están haciendo contra Irán, la nación iraní y el frente de resistencia». Las palabras del líder espiritual de Irán ante un grupo de estudiantes en Teherán, no por esperables, resonaron con preocupación en la administración Joe Biden, que si algo no quisiera a dos días de las elecciones presidenciales es tener otro frente abierto en la pelea voto a voto de los demócratas por otros cuatro años en la Casa Blanca, ahora con Kamala Harris contra Donald Trump. De allí que el jefe del Pentágono, Lloyd Austin III, anunciara el envío “de más destructores de defensa de misiles balísticos, escuadrones de combate y aviones cisterna y varios bombarderos de ataque de largo alcance B-52 de la Fuerza Aérea de EEUU” mientras se prepara la llegada a la región del Grupo de Ataque del Portaaviones Abraham Lincoln. Todo esto mientras las fuerzas israelíes dejaron más de 50 muertos y un centenar de heridos en otra incursión de bombardeos en el valle de Bekaa, en el noreste de Líbano, según el Ministerio de Salud de esa nación, y arrasaron una oficina de Naciones Unidas en Cisjordania.

La ofensiva de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en la región se mantiene mientras también el gobierno de Benjamin Netanyahu espera alguna respuesta por el ataque con drones y misiles de la semana pasada en cercanías de Teherán. La información de un medio cercano a Hezbollah como Al Mayadeen elevó las alarmas. “Es probable que Irán aumente el alcance de sus misiles balísticos y cambie su doctrina nuclear si se enfrenta a una amenaza existencial”, les dijo Kamal Kharrazi, asesor de Jamenei.

Este viernes, las FDI emitieron una orden de evacuación de pobladores de los barrios beirutíes de Daniyeh y se pudieron ver imágenes de edificios derribados, pero no se registraron víctimas. Tel Aviv afirmó que se había realizado un operativo con “inteligencia precisa” de sitios de producción de armas de Hezbolláh y estructuras militares adyacentes. Las autoridades libanesas puntualizaron que a esta altura de la invasión israelí ya se registraron 2897 muertos, 13.150 heridos y 1,2 millones de desplazados. Información de los canales ligados a Herzbolláh indican que se estaban produciendo encarnizados combates en el distrito de Marjeyoun. El primer ministro interino, Najib Mikati, señaló en consecuencia que estos ataques demuestran «el rechazo por parte del enemigo israelí de todos los esfuerzos para lograr un alto el fuego«.

En la semana que pasó Israel bombardeó la histórica ciudad de Tiro en busca, explicó su ejército, de destruir todos los centros de la milicia chiíta. La cancillería libanesa aseguró a la Unesco que se estaban haciendo los esfuerzos necesarios para proteger de los ataques israelíes el acervo arqueológico que atesoran esos lugares. El martes las FDI pidieron la evacuación de zonas cercanas al Templo del Sol en Baalbek y del antiguo hipódromo de Tiro, lo que hizo temer por la destrucción de esos lugares declarados Patrimonio de la Humanidad.

En su ola destructiva, las tropas israelíes dañaron definitivamente la oficina del campamento de refugiados de Nur Shams, en Cisjordania, de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Medio Oriente (UNRWA en inglés), según denunció el comisionado general de la organización, Philippe Lazzarini. «La oficina ya no se puede utilizar. Era el centro de prestación de servicios básicos para más de 14.000 refugiados palestinos en el campamento, incluyendo el aprendizaje para niños, salud, saneamiento y protección social. Durante la operación, también destruyeron las carreteras y las infraestructuras de agua y electricidad», dijo y agregó que cuatro personas murieron por la incursión. Israel afirmó que «terroristas pusieron explosivos en las proximidades de las oficinas de la UNRWA que detonaron en un intento por dañar a los militares» y agregó que habían utilizado un hospital de la ciudad cisjordana de Tul Karm para transferir armas. En Gaza, en tanto, el Ministerio de Salud de Hamas aseguró que 55 personas murieron y 186 resultaron heridas en los últimos ataques israelíes en la Franja. Solo en un bombardeo en el centro del enclave, al norte del campo de refugiados de Nuseirat, hubo 26 muertos, entre ellos cinco niños, según los médicos.