El Senado de Estados Unidos avanzó en las últimas horas en un proyecto de ley contra la violencia con armas de fuego, el primero en casi 30 años, al aprobar nuevas restricciones y destinar miles de millones de dólares en fondos para la salud mental y la seguridad escolar. La ley, que casi con seguridad será ratificada por la Cámara de Representantes, no contempla todas las demandas de los opositores a las armas ni del presidente Joe Biden, pero es considerada un avance tras casi 30 años de inercia en el Congreso.
«Esta ley bipartidista ayudará a proteger a los estadounidenses», dijo Biden en un comunicado poco después de la votación del Senado. «Niños en las escuelas y comunidades estarán más seguras gracias a ella», añadió. La ley, respaldada por los 50 senadores demócratas y 15 republicanos, incluye la mejora de la comprobación de los antecedentes de los compradores menores de 21 años, 11.000 millones de dólares de financiación para la salud mental y 2.000 millones de dólares para programas de seguridad escolar.
También destina fondos para incentivar a los estados a aplicar leyes de «alerta» para retirar las armas de fuego a personas consideradas una amenaza, precisó la agencia de noticias AFP. Y también cierra el llamado agujero del «novio», por el cual aquellos que tienen denuncias de violencia doméstica pueden evitar la prohibición de comprar armas de fuego si no están casados o no viven con su víctima.
«El Senado de Estados Unidos está haciendo algo que muchos creían imposible hasta hace unas semanas: estamos aprobando el primer proyecto de ley de seguridad de armas significativo en casi 30 años», dijo el líder de la mayoría demócrata del Senado, Chuck Schumer. «El proyecto puede describirse con tres adjetivos: bipartidista, de sentido común, salvador de vidas», dijo.
Por su parte, el senador republicano Mitch McConnell dijo que la ley tornará a Estados Unidos más seguro «sin hacer menos libre a nuestro país». «Este es un paquete (de normas) de sentido común. Sus disposiciones son muy, muy populares. Contiene cero nuevas restricciones, cero nuevos periodos de espera, cero mandatos y cero prohibiciones de ningún tipo para los propietarios de armas respetuosos con la ley», añadió.
La poderosa Asociación Nacional del Rifle y muchos republicanos de ambas cámaras del Congreso se oponen, pero la iniciativa cuenta con el respaldo de grupos que trabajan en temas policiales, violencia doméstica y enfermedades mentales. La última legislación federal importante de control de armas fue sancionada en 1994 al crear un sistema nacional de comprobación de antecedentes y prohibir la fabricación para uso civil de rifles de asalto y cargadores de munición de gran capacidad. Pero esa ley expiró una década después y desde entonces no hubo ningún movimiento serio de reforma pese al aumento de la violencia con armas de fuego.
Biden había impulsado iniciativas más ambiciosas, como el restablecimiento de la prohibición de los rifles de asalto -que se utilizaron en los tiroteos masivos recientes de Texas y Nueva York- y de los cargadores de alta capacidad. Pero es un desafío político legislar en un Senado dividido entre 50 demócratas y misma cantidad de republicanos, ya que la mayoría de los proyectos de ley requieren 60 votos para ser aprobados.
La luz verde del Senado a este nuevo proyecto fue un pequeño triunfo para los activistas por el control de las armas, luego de que ayer un fallo de la Corte Suprema de Justicia estableció que los estadounidenses tienen derecho a llevar un arma de fuego en público. Esa sentencia de la Corte anuló una ley neoyorquina de más de un siglo de antigüedad que establecía que quien quisiera un permiso para portar un arma de fuego fuera del hogar debía demostrar que la necesitaba.