Desde fines de marzo que representantes de Ucrania y Rusia no se veían las caras para llegar a algún tipo de acuerdo sobre algo. En ese momento, el debate era por un posible alto el fuego en la guerra iniciada el 24 de febrero con la operación ordenada por el presidente Vladimir Putin. Cuando parecían cerca de una coincidencia, según Moscú, Kiev decidió suspender las negociaciones. Esta semana podría llegarse a algo más concreto. Luego de tres días de conversaciones impulsadas por el gobierno turco con el auspicio de la ONU, se podría liberar el tránsito de cereales ucranianos a través de los puertos del Mar Negro, controlados por Rusia. Los trascendidos de todos los implicados en esta ronda de dialogo en Estambul son auspiciosos y pasarían por establecer “controles conjuntos para el paso de los granos”, según el ministro de Defensa de Turquía, Hulusi Akar.
Mientras tanto, en el campo de batalla se registraron nuevos ataques rusos en Vinnytsia, en el centro de Ucrania, que causaron una veintena de muertos. Desde la ONU, informaron que «el secretario general (el portugués António Guterres) condena cualquier ataque contra civiles o infraestructura civil y reitera su llamado a una rendición de cuentas por tales violaciones». Fuerzas ucranianas, en tanto, destruyeron con armamento de última generación provisto por Estados Unidos una fábrica que elabora equipamiento para centrales eléctricas que data de tiempos de la Unión Soviética, en Nova Kakhova, distrito de Gerson.
El Kremlin siempre declaró que estaba dispuesto a sentarse a negociar con el gobierno de Volodimir Zelenski, lo que cambió desde marzo es que Kiev aceptó el convite del presidente Recep Tayyip Erdogan, que viene intentando ser un nexo entre rusos y ucranianos desde el primer día. Algunos analistas entienden que hay un desgaste evidente en las tropas de ambos contendientes y hasta aventuran que el bombardeo de la planta en Gerson podría indicar que Kiev da por perdido el territorio del Donbass y por eso apela a la destrucción de elementos que podrían servir a la reconstrucción del este ucraniano.
Por otro lado, la crisis alimentaria que se generó a raíz de la guerra -la estrategia rusa de bloquear los puertos a esta altura les resulta exitosa- obligó a un mayor compromiso de parte de Guterres y también del mandatario turco, ya que su país resulta clave estratégicamente para garantizar el paso de los buques a través del Bósforo y además, como miembro de la Otan y eterno aspirante a ingresar en la Unión Europea, tiene bastante que decir en este escenario.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO en inglés) había estimado en abril pasado que a raíz de la guerra habría una disminución del 20 % en la producción mundial de trigo. Kiev calculó, a su vez, que un tercio de las tierras de cultivo del país están ocupadas o son inseguras. Si a esto se agrega que la baja en la provisión de gas afecta a industrias y hogares y a la producción de fertilizantes, el combo puede ser catastrófico en países sin autosuficiencia alimentaria. Más del 40% del trigo que se consume en África subsahariana, por ejemplo, proviene de Ucrania y Rusia.
En Alemania la empresa Uniper está reclamando auxilio del Estado para poder sostener su funcionamiento. Es el principal distribuidor de gas ruso, pero los recortes en el suministro la golpean bajo la línea de flotación. Ahora redujo a mínimo el almacenamiento de combustible, de acuerdo a datos de ente no estatal europeo de regulación, GIE (Gas Infrastructure Europe).
Además, la economía de Ucrania está cerca del colapso y el Banco Central ya gastó 9,3% de sus reservas en junio. El asesor económico del presidente Zelenski, Oleg Ustenko, publica el británico Financial Times, declaró que el país necesita 9000 millones de dólares para cubrir el déficit presupuestario. El diario financiero reconoce que “la posición más fuerte de Rusia se encuentra fuera del campo de batalla” y recuerda que el bloqueo a los puertos complica exportaciones de acero y otros insumos.
Más allá de los discursos de tono militar en la Otan, Kiev y Moscú, se escuchan cada vez mas voces alertando sobre la necesidad de encontrar una salida al laberinto ucraniano antes del próximo invierno boreal. Este martes, Vladimir Putin se reunirá en Teherán con Erdogan. Para el medio catarí Al Jazeera, las partes «están cerca de llegar a un acuerdo o tal vez incluso tengan un acuerdo», que podría explicitarse en los próximos encuentros de los negociadores en Estambul, en la semana que comienza. «Pronto va a quedar completado el documento final llamado ‘Iniciativa del mar Negro'», dijo el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov.
Guterres, a su turno, celebró los avances, aunque fue bastante cauto: «No veo inmediatamente la perspectiva de un acuerdo de paz. Creo que en todo caso esto demostró que las partes son capaces de tener un diálogo constructivo y esto es, por supuesto, una muy buena noticia, pero para la paz todavía tenemos un largo camino», «