Una aún confusa situación se vive en Rusia luego de un levantamiento de las tropas del grupo Wagner contra el mando militar del gobierno de Vladimir Putin. El líder de las milicias de mercenarios privados, Yevgueni Prigozhin, que tiene un historial de críticas contra el mando de la operación militar en Ucrania desde el principio, anunció en su cuenta de Telegram que está “dispuesto a llegar hasta el final” en su campaña para lograr el control militar del país tras anunciar la toma del cuartel general del ejército ruso en Rostov, centro neurálgico donde se concentran las operaciones en Ucrania. En un discurso a la nación, el presidente Vladimir Putin reconoció que la situación en esa base es crítica y afirmó que «todos los que deliberadamente tomaron el camino de la traición, los que prepararon el motín armado, tomaron el camino de la rebelión y los métodos terroristas, sufrirán un castigo inevitable, responderán ante la justicia y ante nuestro pueblo».
La rebelión de Wagner, una empresa de servicios militares privada que desde el 24F de 2022 está en la primera línea de combate de las incursiones militares en Ucrania, es el punto final de una serie de acciones mediáticas de Prigozhin -un empresario gastronómico devenido en dueño de la organización de mercenarios- que a través de las redes sociales, fundamentalmente Telegram, viene desafiando a los jefes de las tropas regulares. Sus intervenciones se parecieron mucho hasta ahora a una competencia por llevarse los laureles de la operación militar, pero ahora sus aspiraciones parecen picar más alto.
La rebelión llegó en un momento en que en Dinamarca se comenzaba a desarrollar una muy discreta reunión para discutir alguna propuesta de paz entre Rusia y Ucrania auspiciada por Kiev. Según informa la agencia AFP, el presidente Lula da Silva confirmó desde Paris, donde realiza una visita de Estado, que su enviado Celso Amorim asiste a ese encuentro en Copenhague. También están en la lista el director general de Relaciones Exteriores sudafricano, Zane Dangor, también estará presente dignatarios de Sudáfrica, China y Turquía y la OTAN aseguró que enviará a altos funcionarios.
El mandatario ucraniano, Volodimir Zelenski, aprovechó la situación del otro lado de la frontera para destacar que “la debilidad de Rusia es evidente” y calificó al levantamiento de los Wagner como una muestra de que el gobierno de Putin está sumido en un caos. «Ucrania es capaz de proteger a Europa de una contaminación del mal y el caos ruso», se envalentonó, para agregar, en tono bíblico, que «quien elige el camino del mal se autodestruye».
Putin, a su vez, dijo que el anuncio de Prigozhin es “una puñalada en la espalda” y agregó que “las ambiciones exorbitantes e intereses personales llevaron a la traición contra el país y el pueblo, así como contra la causa común, por la cual, los soldados y comandantes del grupo Wagner lucharon y murieron codo a codo con otras nuestras unidades». Luego dijo que no permitirá que se repitan situaciones como las que llevaron a la guerra civil en 1917. “Protegeremos a nuestro pueblo como a nuestro Estado de cualquier amenaza”.
Mientras tanto, la región de Moscú –la ciudad capital y el oblast- decretaron el régimen antiterrorista. Igual decisión se tomó en la provincia rusa de Voronezh. El Ministerio de Defensa ruso, en tanto, informó que las tropas regulares de las Fuerzas Armadas «continúan cumpliendo sus tareas de combate en la línea de contacto con las tropas de Ucrania en la zona de la operación militar especial”.
Prigozhin, por su parte, insistió en que sus milicianos ingresaron en Rusia para deponer al mando militar junto con sus 25.000 efectivos. «Todos nosotros estamos listos para morir. Todos los 25.000 y luego otros 25.000», recalcó el dueño de Wagner. «Estamos muriendo por el pueblo ruso, que debe ser liberado de quienes bombardean a la población civil».