A una semana de la invasión a Ucrania, la situación parece favorecer a las tropas rusas, pero a un costo muy alto en el campo de batalla y mucho más elevado en el terreno de la diplomacia. Además de la fuerte condena en la ONU de este miércoles, se incrementa a cada día un torniquete de medidas económicas que afectan no solo puntualmente en la vida cotidiana sino que adelantan un futuro tenebroso tanto para el país euroasiático como para la propia Europa. Mientras tanto, no hay novedades en cuanto a una posible segunda reunión entre representantes de Ucranua y Rusia para encontrar las vías para un alto el fuego o un acuerdo más duradero.
Efectivos rusos ingresaron en la ciudad portuaria de Jerson luego de un par de días de asedio. El costo en vidas para Rusia, de acuerdo al primer informe oficial, es más alto de lo que seguramente tenían planeado, ya que encontraron más resistencia que la esperada entre la población y los militares ucranianos, fuertemente pertrechados durante estos últimos tiempos por la OTAN y EEUU.
Las tropas rusas se iban concentrando en torno a Kiev y a Járkov, también bajo una fuerte ofensiva con artillería y blindados pero resintiendo los embates. «El enemigo está acercando sus fuerzas a la capital», dijo el alcalde, Vitali Klitschko, pero «Kiev resiste y va a resistir. Nosotros vamos a pelear», se ufanó el exboxeador.
El número de víctimas que Moscú indica entre sus fuerzas en su primer balance es de 498 soldados muertos y 1597 heridos. La cifra, por el lado ucraniano, (es bueno recordar que todos estos números son parciales y muy poco precisos dadas las circunstancias) rondaba los 2000 civiles muertos desde el 24 de febrero. No se computaron militares, aunque sí se registró un total de 874.000 ucranianos desplazados por los combates, mayormente migrantes hacia países vecinos.
La Asamblea General de Naciones Unidas, en tanto, aprobó por abrumadora mayoría una resolución mediante la cual exige a Rusia el cese de la invasión y la retirada de las tropas. Hubo 141 votos a favor de la resolución -que no tiene carácter vinculante- entre ellos Argentina. Hubo también 35 abstenciones, entre las que destacan China -que se perfila con una neutralidad que le permitiría convertirse en garante de una salida negociada- Bolivia, Cuba, El Salvador, India, Irán, Irak, Kazajistán, Nicaragua y Pakistán.
Para Volodimir Zelensky, el presidente ucraniano, este resultado muestra a las claras que Rusia se queda sola y que se creó “una coalición ‘anti-Putin’ global que está funcionando». Hubo una retahíla de condenas verbales a la “agresión” rusa y un reclamo a volver a los cauces de la diplomacia.
El secretario general de la ONU, el portugués Antonio Guterres, destacó, en ese sentido, que «el mensaje de la Asamblea General es alto y claro (…) pongan fin a las hostilidades, ahora. Abran la puerta al diálogo y a la diplomacia, ahora».
Mientras tanto, la crisis dispara los precios de commodities y sobre todo de la energía. El petróleo, por ejemplo, trepó a 112,47 dólares por barril del WTI y el Brent 113.93, los mayores valores desde 2014.
En cuanto a las sanciones, la más dura parece ser la de sacar al país del sistema de transferencias bancarias SWIFT. Sin embargo, no son pocos los que sostienen que tras los acuerdos de amistad con China anunciados el 4 de febrero y habida cuenta de que el centro de gravedad de la economía mundial se desplazó hacia el Indopacífico, quizás eso aceleraría la conformación de una estructura que cumpla los mismos objetivos pero por fuera del dólar.
Incluso el ministro alemán de Finanzas, Christian Lindner, advirtió a los países del G7 sobre la necesidad de tomar medidas para evitar que bancos, empresas e individuos castigados por las sanciones recurran a las criptomonedas para esquivar las medidas.
Por si no bastara, el Departamento de Justicia de EEUU anunció la creación de un equipo de tareas integrado por varios fiscales para perseguir judicialmente a «oligarcas rusos corruptos» y a cualquiera que viole las sanciones contra Moscú.
El secretario de Estado Antony Blinken, a su vez, llevará a cabo una gira diplomática para estrechar acciones con Bélgica, Polonia, los países bálticos y Moldavia.