Tras el ataque a Siria de la coalición liderada por EE UU, con Francia y Gran Bretaña como aliados, la semana transcurrió con declaraciones, denuncias y gestos que avivaron el fuego del conflicto.
El ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, acusó a EE UU y a sus aliados de haber «bombardeado las negociaciones de Ginebra» al atacar territorio sirio la semana pasada. «El 14 de abril, no sólo fueron bombardeados sitios químicos inventados, sino también las negociaciones de Ginebra», impulsadas por la ONU para una salida al conflicto, afirmó Lavrov, tras una reunión en Moscú con el emisario de Naciones Unidas para Siria, Staffan de Mistura.
De Mistura por su lado dijo que es necesario «bajar la temperatura» en el conflicto sirio, y expresó el deseo de que el canal de comunicación entre Moscú y Washington «siga funcionando». «Necesitamos una desescalada política, no sólo militar», agregó. «Es necesario pasar página a este presunto ataque químico», aseguró, refiriéndose al ataque que los países occidentales atribuyen al régimen sirio a principios de abril en Guta Oriental, cerca de Damasco y entonces en manos de los rebeldes, y que provocó la represalia militar de EE UU, Francia y Reino Unido.
En ese contexto, la agencia rusa de noticias Sputnik reportó que las tropas sirias encontraron municiones estadounidenses en unos almacenes con armas abandonados por los combatientes de grupos armados ilegales en Al Dumayr, al noreste de Damasco. «Los militares hallaron unos almacenes con una gran cantidad de armas de los combatientes del grupo armado Yeish al Islam, en su arsenal también había municiones fabricadas en EE UU», dijo una fuente a la agencia. El ejército sirio recuperó el control sobre Al Dumayr luego de que los combatientes y sus familiares abandonaran la ciudad.
El gesto de la semana corrió por cuenta del gobierno de Siria al devolver a Francia la Gran Cruz de la Legión de Honor, el mayor reconocimiento al mérito que otorga el Estado francés y que fue concedida en 2001 al presidente sirio, Bashar al Assad. Eran épocas en las que el mandatario sirio era visto como un ejemplo en la región y una década antes de que comenzara la guerra en la que está sumido el país árabe. El comunicado oficial sirio explicó que devolvió la condecoración luego de que Francia decidiera participar «en la agresión tripartita junto a EE UU y el Reino Unido contra Siria el 14 de abril».
La Presidencia siria aseguró que Al Assad «no se siente honrado por llevar esta condecoración de un régimen siervo de EE UU, que apoya organizaciones terroristas en Siria y ataca a un Estado miembro de la ONU». Al Assad recibió la Gran Cruz en 2001 de manos del presidente francés, el conservador Jacques Chirac, quien saludó la actitud «reformista» del entonces joven mandatario sirio. «