Las derrotas del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en las elecciones regionales del pasado domingo 25 alejan la posibilidad de un recambio en el gobierno de Madrid, dan estabilidad a la política de ajuste en Europa y consolidan los negocios españoles en América Latina.
En Galicia los conservadores del Partido Popular (PP) volvieron a ganar por mayoría absoluta y en Euskadi salió primero el Partido Nacionalista Vasco (PNV), aunque sin mayoría absoluta. En la primera región el PP conquistó 41 escaños, 3 más de los necesarios para la mayoría absoluta, y un 47,54% de votos. Alberto Núñez Feijóo seguirá como Presidente de la Xunta de gobierno y se proyecta como líder del partido en toda España, aunque se ha cuidado de reafirmar inmediatamente su apoyo a Mariano Rajoy para la Presidencia del Gobierno.
Segunda salió la coalición de izquierdas En Marea, que incluye a Podemos, con 14 diputados y un 19,06%, logró sobrepasar a los socialistas del PSOE, que obtuvieron también 14 escaños pero menos votos, un 17,89%. En tanto, los nacionalistas del BNG ganaron 6 escaños y un 8,35%. Finalmente, los liberales de Ciudadanos (Cs) no alcanzaron el 5% necesario para ingresar al parlamento regional.
En el País Vasco, por su parte, el PNV consiguió 29 parlamentarios y un 37,6% de los votos, lejos de los 38 escaños necesarios para tener mayoría absoluta. El jefe de gobierno (Lendakari) Iñigo Urkullu aseguró que buscará que Euskadi se mire «de igual a igual» con España y consiga «más autogobierno». En segundo lugar se mantiene allí la formación independentista de izquierdas EH Bildu (heredera de la ETA), con 17 diputados y el 21,2% de los sufragios.
La tercera fuerza más votada fue la alianza Elkarrekin Podemos, que engloba a Podemos, a Izquierda Unida y a los ecologistas de Equo. Esta coalición consiguió 11 parlamentarios (el 14,8% de los votos). La entrada de Podemos por primera vez en el Parlamento vasco propició que los dos partidos con mayor representación a nivel nacional, PSOE y Partido Popular (PP), quedaran relegados en la región al cuarto y quinto puesto respectivamente.
El resultado de estas elecciones regionales elimina al PSOE como alternativa de gobierno a nivel estatal y lo hunde en una profunda crisis. Los barones que gobiernan algunas regiones y ciudades al frente, la Presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz- pensaban pedir la renuncia del Secretario General Pedro Sánchez en el Comité Federal que se reúne el 1 de octubre, pero éste se adelantó anunciando este lunes 26 la convocatoria a un Congreso extraordinario y la realización de elecciones primarias en octubre.
Esta iniciativa de Sánchez retrasa también la formación de gobierno en Madrid, ya que los votos de Cs no alcanzan para la mayoría absoluta que el PP necesita y ningún dirigente del PSOE se atreverá a saltar el cerco, hasta que se resuelva la crisis interna del partido.
Como trueque por la ayuda socialista para formar gobierno estatal, ayer Mariano Rajoy ofreció al PSOE el apoyo del PP en comunidades donde, como en Castilla-La Mancha, se ha roto la coalición PSOE-Podemos. Si se llega a las terceras elecciones generales en un año, Rajoy tiene buena chance de salir fortalecido y poder formar, solo o acompañado, un gobierno con mayoría suficiente en las Cortes.
El triunfo conservador en el norte del país aleja asimismo el recambio de la política de ajuste presupuestario que la Unión Europea viene imponiendo a los países del Sur desde 2011. Con España y Grecia sometidas e Italia colaborando, la alternativa portuguesa no representa ninguna amenaza.
Finalmente, también las empresas españolas que en América Latina gestionan las inversiones de los fondos financieros británicos, holandeses y alemanes, respiran aliviadas, porque seguirán contando con el apoyo de su diplomacia para arrancar a los países de este lado del Atlántico onerosas concesiones de servicios públicos sin innovación ni inversión alguna. Dos pequeñas elecciones con un tremendo efecto.