“América Latina está en disputa, pero obviamente estamos ganando terreno, y muchísimo”, reflexionó Rafael Correa ante la consulta de Tiempo sobre los cambios en uno y otro sentido del arco político que se vienen produciendo en la región. “Está habiendo una restauración conservadora, pero está muriendo más rápido de lo que le tocó nacer y yo tengo mucha fe de que pronto muchos más países irán en esa línea progresista”, apuntó.
El expresidente del Ecuador estuvo en Buenos Aires invitado por la Secretaría de DD HH para participar las Jornadas Internacionales sobre Lawfare, donde junto con sus abogados expuso el caso de persecución judicial del que es blanco, con 48 causas y dos sentencias en su contra, por las que aún hoy se ve impedido de regresar a su país desde su exilio en Bélgica, sin riesgo de ser detenido. El viernes fue el único orador del acto de cierre, para el que preparó un discurso en el que recordó la tragedia vivida en la Argentina con la dictadura cívico-militar, muy ligado al escenario en que se desarrolló la exposición: la antigua plaza de armas del predio de la ex Esma, hoy renombrada Plaza de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Antes de retirarse del predio, Correa recibió del secretario Horacio Pietragalla una foto enmarcada del momento histórico en que el entonces presidente Néstor Kirchner ordenaba retirar los cuadros de los genocidas de la galería del Colegio Militar. Mientras atravesaba el patio cubierto donde funciona el Instituto para la Memoria, el líder de la Revolución Ciudadana consideró en un breve diálogo con este medio que el actual desafío de los pueblos latinoamericanos es consolidar las herramientas políticas que permitan construir definitivamente un camino de bienestar común. “El desafío es muy claro, llevamos 200 años en el subdesarrollo. Algo habremos hecho mal y, si seguimos haciendo lo mismo, los mismos resultados vamos a obtener. Entonces, significa buscar cambiar para lograr ese desarrollo, que a su vez representa calidad de vida, con equidad, con justicia, con armonía con uno mismo, con los demás seres humanos, con la naturaleza; y eso es lo que significan los gobiernos progresistas”, señaló.
“Eso a su vez implica afectar grandes poderes que nos han afectado esos 200 años y sacan ventaja de esta situación. Entonces, nuestros pueblos deben adquirir esa conciencia, el desarrollo sobre todo de una lucha política para tener gobiernos que realmente actúen en función del bien común y superar definitivamente el subdesarrollo. Doscientos años ya son suficientes”, destacó. Al igual que otros dirigentes, Correa asume que la región “está en disputa”, pero que el terreno ganado en los últimos años por los gobiernos populares en distintos países marca una senda. “Algunos están descorazonados porque comparan la situación actual con los inicios del siglo, cuando los gobiernos progresistas barrían a lo ancho y largo de Sudamérica, pero que lo comparen con los ’90, cuando no había uno”, dijo. “Yo tengo mucha fe de que pronto muchos más países irán en esa línea progresista para superar definitivamente el subdesarrollo con dignidad, con justicia, con soberanía”, completó.