Luis Fernando Camacho Vaca tiene 40 años, es un abogado y empresario vinculado a la explotación gasífera de la provincia de Santa Cruz, donde desde hace 17 años milita en organizaciones de derecha. Este domingo, ya consumado el golpe de Estado, ingresó a la casa de Gobierno en La Paz y desplegó una bandera y una biblia.
Bajo su liderazgo, en las últimas semanas, sus seguidores prendieron fuego el edificio del Tribunal Electoral Departamental de Santa Cruz y dispararon con armas de fuego a manifestantes oficialistas.
Nunca repudió la violencia ni pidió moderación. Tampoco apoyó la auditoria de la Organización de Estados Americanos (OEA) ni consultó sus decisiones con otros líderes de la oposición. Su única promesa fue la renuncia de Morales y «llevar a Dios de vuelta al Palacio Quemado”. Luego llevó esa violencia hacia La Paz y quedó como el líder más visible de la oposición de Evo Morales, opacando al Carlos Meza, candidato presidencial de la oposición.
«Hicimos historia. No bajemos la guardia, ya dimos la estocada, terminemos el trabajo, saquemos las elecciones, empecémosle juicio a los delincuentes del gobierno, metámoslos presos», celebró este domingo.
Con un fuerte componente racista, el Macho Camacho integra la Logia Caballeros del Oriente, un selecto grupo que defiende la supremacía de la élite cruceña, descendiente de europeos, en contraposición a la identidad indigenista del gobierno de Evo Morales.
De joven, como otros hijos de familias acomodadas del departamento más rico del país, se unió a la Unión Juvenil Cruceñista, una organización civil calificada como «una especie de grupo paramilitar» por la Federación Internacional por los Derechos Humanos.
A los 23 años, ya era su vicepresidente y, hace cuatro años asumió el mismo cargo en el Comité Cívico Pro Santa Cruz, la misma organización que su padre lideró entre 1981 y 1983, y que desde la asunción de Morales, en 2006, fue uno de sus más férreos opositores.
Su liderazgo carismático y su personalidad histriónica le permitieron crecer rápido y desde febrero de este año se convirtió en el líder natural de todos los comités cívicos opositores del país.
No afectó a su imagen que la Comisión Especial de Investigación de la Asamblea Legislativa Plurinacional creada para investigar el escándalo de los Panamá Papers lo identificara como uno de los ciudadanos que participó de la evasión fiscal que permitió este sistema de empresas offshore en paraísos fiscales.
«Luis Fernando Camacho Vaca destacó el rol desempeñado como intermediario, que en el caso de los Papeles de Panamá, se caracterizaron por coadyuvar a personas y empresas a esconder sus fortunas en entidades offshore, lavar dinero y establecer esquemas de evasión de impuestos», denunció el informe.
En su faceta pública, el líder cívico no se muestra como un empresario tradicional. Habla con un líder mesiático, siempre está acompañado por su Biblia y sus referencias a Dios, la religión y el destino del pueblo boliviano son constantes.
En mayo pasado, la revista Forum, de Brasil, publicó una foto de una reunión que mantuvo con Ernesto Araujo, el canciller del presidente brasileño Jair Bolsonaro, para pedir su apoyo en el rechazo a la candidatura presidencial de Morales, quien consiguió la autorización de la justicia electoral para presentarse en los comicios del mes pasado, pese a haber perdido un referendo sobre su reelección en 2016.