El presidente ruso Vladimir Putin ordenó a su ejército entrar en los territorios separatistas en el este de Ucrania tras haber reconocido su independencia, desafiando las amenazas de sanciones de Occidente en una jugada que puede desatar una guerra con Kiev. Dos decretos del presidente ruso piden al ministerio de Defensa que «las fuerzas armadas de Rusia (asuman) las funciones de mantenimiento de la paz en el territorio» de las «repúblicas populares» de Donetsk y Lugansk.
Ningún calendario de despliegue ni su magnitud fueron anunciados en los documentos, cada uno de una página y que fueron publicados en el sitio de la base de datos ruso de textos de derecho.
Rusia desplegó desde hace dos semanas decenas de miles de soldados en las fronteras de Ucrania que, según los países occidentales, están listos para invadir al vecino. «Considero necesario tomar esta decisión, que había madurado desde hace mucho tiempo: reconocer inmediatamente la independencia de la República Popular de Donetsk y de la República Popular de Lugansk», dijo Putin en un discurso televisado.
Además, reclamó a Ucrania el cese inmediato de las «operaciones militares, de lo contrario, toda la responsabilidad de un mayor derramamiento de sangre recaerá sobre la conciencia del régimen en territorio ucraniano». El presidente firmó luego acuerdos de «amistad y ayuda mutua» con los territorios.
Esta decisión pone fin al inestable proceso de paz bajo la mediación de Francia y Alemania, que preveía la vuelta de los territorios al control de Kiev a cambio de una amplia autonomía para resolver el conflicto iniciado en 2014 tras la anexión rusa de Crimea y que ha causado más de 14.000 muertos.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, respondió por Twitter a estas declaraciones anunciando la convocatoria inminente del Consejo de Seguridad y Defensa Nacional y dijo que había hablado de la cuestión con el presidente estadounidense Joe Biden.
Ucrania reclamó además una reunión «inmediata» del Consejo de Seguridad de la ONU ante la amenaza de una invasión rusa.
Cumbre Lavrov-Blinken, el jueves
La decisión de Putin fue el punto culminante de una jornada de permanente escalada de la tensión, ya que Rusia anunció por la tarde la eliminación de dos «grupos de saboteadores» ucranianos que habían penetrado en su territorio, y acusó a Ucrania de haber bombardeado un puesto fronterizo, afirmaciones que niega Kiev.
Rusia asegura no tener planes de invadir Ucrania, pero reclama garantías de que esa exrepública soviética no se unirá nunca a la OTAN y el fin de la expansión de esa alianza a sus fronteras. Sus demandas han sido rechazadas hasta ahora por Occidente.
Por su parte, la Casa Blanca considera que la invasión de Ucrania es inminente, y acusa a Rusia de buscar «aplastar» al pueblo ucraniano. A pesar de que el diálogo entre Moscú y Washington parece roto, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov afirmó que se reunirá con su homólogo estadounidense, Antony Blinken el jueves.
«Es la guerra, la de verdad»
Los observadores de la OSCE registraron en 48 horas más de 3.200 nuevas violaciones del alto el fuego en vigor en el este de Ucrania, según un comunicado publicado el lunes por la noche. De su lado, los separatistas informaron de la muerte de tres civiles en las últimas 24 horas, así como la explosión de un depósito de municiones en la región de Novoazovsk, acusando de ello a «saboteadores ucranianos». Estas informaciones no pudieron ser verificadas de manera independiente.
«Es la guerra, la de verdad», afirmó Tatiana Nikulina, de 64 años, que forma parte de las personas evacuadas de la región de Donetsk hacia la ciudad rusa de Taganrog.
Las autoridades de las dos «repúblicas» prorrusas ordenaron la movilización de los hombres en estado de combatir y la evacuación de civiles hacia Rusia. Moscú indicó el lunes que 61.000 personas habían sido evacuadas de la zona.