Tras una gira relámpago por Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita –en un desafío a una orden de detención del Tribunal de La Haya– el presidente Vladimir Putin anunció formalmente que aspira a quedarse en el Kremlin hasta 2030. Lo hizo durante el acto de condecoración de militares que participan en la campaña en Ucrania y recibieron la medalla Estrella de Oro como Héroes de Rusia. «En otro momento, he tenido diferentes posturas sobre este tema. Pero entiendo que ahora no hay otra opción posible, me presentaré al cargo de presidente de Rusia», dijo Putin, adelantando el inicio de la campaña electoral para el comicio, que deberá realizarse entre el 15 y el 17 de marzo de 2024.

Putin está en el poder como presidente –alternando en algún período como primer ministro con el actual vicepresidente del Consejo de Seguridad, Dmitri Medvedev– formalmente desde 2000, aunque desde un año antes era el hombre fuerte de Rusia con Biris Yeltsin en el gobierno. Durante ese lapso, logró reconstruir la economía y la posición de Rusia como potencia militar internacional, tras la abrupta disolución de la Unión Soviética, en diciembre de 1991. La guerra en Ucrania tiene mucho de intentar revertir el avance de Occidente sobre regiones que estaban bajo el dominio de la URSS.

En concreto, y mientras el presidente Volodimir Zelenski anunció su visita a la Argentina para asistir a la asunción de Javier Milei (ver aparte) la situación en el frente ucraniano permanece estancada, lo que en la práctica implica que Rusia se impone porque se acerca el invierno y la tan prometida contraofensiva de Kiev no dio ningún resultado, o más bien se confirma que miles de soldados terminaron en una carnicería.

Las noticias que llegan desde Washington no son optimistas para el mandatario ucraniano. Este miércoles, el presidente Joe Biden lamentó que no le hubieran aprobado un paquete de ayuda militar por el rechazo de los republicanos. «No estamos en posición de hacerle una promesa a Ucrania, considerando cómo están las cosas en el Congreso», dijo el vocero del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby.

Putin había sido acusado ante la Corte Penal Internacional en marzo pasado por la supuesta deportación de niños del Donbass hacia territorio ruso y emitieron una orden de detención en su contra, lo que implica que los países firmantes del acuerdo de Roma deberían detenerlo ni bien pise su territorio. Sucede que EE UU, China, Israel y Rusia, entre otros, no reconocen al organismo. Putin se quedó con las ganas de asistir a la cumbre de los BRICS en Johannesburgo en agosto pasado. Pero ahora se mostró en Abu Dabi con el líder emiratí Mohamed bin Zayed al Nahyan y pocas horas más tarde con el saudita Mohamed bin Salmán.

Los comunicados de prensa dicen que hablaron de estrechar las relaciones –ambos países desde este 1° de enero ingresan a los BRICS +, un lugar que también tiene Argentina si es que el nuevo gobierno acepta el convite- y de inversiones y cooperación en energía, habida cuenta de que son tres países productores de petróleo y gas.