Las nuevas sanciones de la Administración saliente de EEUU son una provocación que mina las relaciones entre Moscú y Washington, declaró el presidente ruso, Vladímir Putin, quien por otro lado confirmó que no expulsará a diplomáticos de ese país en represalia por la medida tomada por Barack Obama en la víspera..
«Calificamos los nuevos pasos hostiles de la Administración saliente de EEUU como una provocación encaminada a seguir socavando las relaciones ruso-estadounidenses», dijo Putin a través de un comunicado publicado por el servicio de prensa del Kremlin.
«Es una lástima que Obama finalice su mandato de este modo, pero le felicito a él y a sus familiares con motivo del Año Nuevo», dice el comunicado.
El Departamento de Estado de EEUU declaró el jueves personas no gratas a 35 diplomáticos rusos, dándoles 72 horas de plazo para abandonar el país, y ordenó el cierre de dos inmuebles en Maryland y Nueva York que diplomáticos rusos supuestamente utilizaban para espionaje.
Además, el presidente Obama reformó una orden ejecutiva de 2015 para imponer sanciones a cinco entidades y a seis individuos rusos por supuestos ciberataques para interferir en el curso de las elecciones presidenciales en EEUU.
En una primera reacción, el Kremlin tachó estas medidas de destructivas al indicar que tienen por objetivo «dañar definitivamente las relaciones ruso-estadounidenses, ya de por sí precarias, así como asestar un golpe a los planes de la política exterior de la futura Administración del presidente electo de EEUU».
Según un informe difundido este jueves por las autoridades estadounidenses, las agencias rusas de inteligencia atacaron durante dos años con emails maliciosos al Partido Demócrata, y han continuado esas acciones tras las elecciones presidenciales.
La difusión del informe coincide con una serie de sanciones de Washington contra Moscú en represalia de lo que funcionarios estadounidenses consideran esfuerzos del gobierno ruso para inclinar los comicios del 8 de noviembre a favor de Donald Trump, que resultó elegido presidente.
Los rusos habrían robado información embarazosa para la candidata demócrata Hillary Clinton antes de difundirla a los medios, dice el documento, elaborado de manera conjunta por el FBI y el Departamento de Seguridad Interior, que rastrea los caminos presuntamente usados por los hackers para infiltrar las operaciones del partido, usando ataques individualizados de «spearphishing», que consisten en emails diseñados para provocar que el destinatario divulgue sus contraseñas y otra información, y luego robar toneladas de correos electrónicos.
La operación, que funcionarios estadounidenses bautizaron «Grizzly Steppe», tomó la forma de dos ciberataques contra el Partido Demócrata, organizados por dos grupos diferentes vinculados a los servicios rusos de inteligencia. El gobierno estadounidense piensa que los piratas luego diseñaron filtraciones a la prensa e hicieron pública la información.
La correspondencia interna de los líderes demócratas y los correos de John Podesta, jefe de campaña de Hillary Clinton, aparecieron en Wikileaks.
«Actores probablemente asociados a (los servicios rusos de inteligencia) continúan llevando a cabo campañas de spearphishing, incluyendo una lanzada tan recientemente como noviembre de 2016, pocos días después de la elección estadounidense», indicó el informe, que también incluyó especificaciones técnicas y recomendaciones para blindar a las redes de ataques.