El presidente del gobierno regional de Cataluña, Carles Puigdemont, aseguró hoy que defiende «el mandato del pueblo de Cataluña de ser independiente», pero le pidió al Parlamento que «suspenda la declaración de independencia, para emprender un diálogo para llegar a una solución acordada».
Con los resultados del (referéndum secesionista del) 1 de octubre, Cataluña se ha ganado el derecho a ser un Estado independiente, sentenció Puigdemont ante el Parlamento regional y agregó: Si todo el mundo actúa con responsabilidad, el conflicto se puede resolver de manera serena. Por nosotros no quedará.
El presidente catalán anunció que su «gobierno está haciendo un gesto de responsabilidad», destacó que «este conflicto se puede resolver de manera acordada» y llamó a la sociedad, la dirigencia política y los medios de comunicación a contribuir «con sus palabras a rebajar la tensión» del creciente conflicto entre Barcelona y Madrid, que tuve su punto más álgido el domingo del referéndum cuando la Policía Nacional y la Guardia Civil reprimieron a miles de independentistas y dejaron un saldo de casi 900 heridos.
«Hay muchas propuestas serias de mediación, algunas de las cuales eran difíciles de imaginar hace poco tiempo», contó el presidente catalán, agregando que «los resultados (del referéndum) tendremos que tenerlos en cuenta en la época de diálogo que estamos dispuestos a asumir».
Tras hacer esta explicación, Puigdemont pidió al parlamento regional que no avance en la declaración de independencia, como había prometido hasta hace sólo unos días, tras anunciar que el referéndum, pese a la represión y la baja participación, había terminado con un 90% de votos por el ‘Sí’.
«Con toda solemnidad proponemos que el parlamento suspenda la declaración de independencia para emprender un diálogo para llegar a una solución acordada», aseguró, y desató un inmediato debate en los medios y dentro del propio hemiciclo sobre qué significó su declaración a favor de la independencia y su posterior llamado a postergarla en pos de un diálogo con España que evite una crisis política mayor.