Con una apuesta de integración más entre gobiernos que entre naciones, la decidida exclusión de Venezuela y la sonora ausencia de Uruguay, siete presidentes regionales fundaron el viernes en Santiago de Chile el Foro para el Progreso de América del Sur (ProSur), un organismo que se anuncia «sin ideologías» según el presidente chileno, Sebastián Piñera, cuyo país ofició de anfitrión y tendrá la primera presidencia pro témpore por un año.
La conformación recibió críticas por los «efectos negativos» que pueda traer. Un texto muy duro de 26 dirigentes chilenos del Partido Socialista (PS), la Democracia Cristiana (DC) y el Partido por la Democracia (PPD) señala que «es una proposición inconsulta, sin trabajo preparatorio, hecha de un día para otro. Sus efectos serán negativos». Lo firman entre otros la senadora socialista Isabel Allende, hija del expresidente Salvador Allende derrocado en 1973 por el golpe de Augusto Pinochet. Por su intención manifiesta de reemplazar a Unasur, la invitación al autoproclamado presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, y su prédica desideologizante, algunos dirigentes rebautizaron a este nuevo foro como «ProNorte» por ser supuestamente funcional a los intereses de los Estados Unidos en la región.
El Encuentro se realizó en el Palacio de La Moneda entre los presidentes de Argentina, Mauricio Macri; de Brasil, Jair Bolsonaro; Colombia, Iván Duque; Ecuador, Lenín Moreno –que ya se había manifestado por la disolución de Unasur–; Paraguay, Mario Abdo Benítez; y Perú, Martín Vizcarra, además del embajador de Guyana en Chile, George Talbot, y el anfitrión, Piñera. Allí suscribieron el «Documento de Santiago», que establece que el foro «abordará de manera flexible y con carácter prioritario temas de integración en materia de infraestructura, energía, salud, defensa, seguridad y combate al crimen, prevención y manejo de desastres naturales».
En un brevísimo discurso, Piñera afirmó que ProSur «va a ser un foro sin ideologías que va a respetar la diversidad y las diferencias que cada pueblo decida al elegir a los gobiernos», aseguró en un tramo que sonó contradictorio con la actitud asumida frente al gobierno de Venezuela. También dijo que el espacio actuará «sin burocracia excesiva», «va a buscar resultados» y «va a tener un firme compromiso con la democracia, las libertades y los derechos humanos».
El presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, declinó asistir a la cumbre y en su lugar envió al vicecanciller, Ariel Bergamino, para participar sólo como observador. Un día antes del encuentro dijo que América Latina tiene «vocación de integración», y mencionó al Mercado Común del Sur (Mercosur), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi). «Si en la generación de Unasur el error que se cometió fue que tuviera una determinada ideología política, generar otro proceso de integración, también con una finalidad ideológica política, es cometer el mismo error», afirmó, demostrando no creer en las promesas de Piñera. Uruguay y México son dos de los países americanos que no reconocieron a Guaidó como presidente interino y proponen una mesa de diálogo. Finalmente, Guaidó no asistió. En cambió envió un emisario y tuiteó desde Venezuela: «Participemos como iguales en una agenda económica sin tintes políticos».
Para el excanciller argentino y actual diputado del Parlasur, Jorge Taiana, el foro es «un paso a la desintegración regional». Dice que el proyecto fue «improvisado» por el presidente de Chile «sin un trabajo serio y conjunto de los gobiernos y diplomacias». En un documento que firma también como responsable de Asuntos Internacionales del Partido Justicialista, Taiana afirma que la Unasur fue concebida como un mecanismo de coordinación política que garantizara la paz, la estabilidad democrática y la integración de la región. Si se pretende recuperar esos principios es necesario mantener un intenso y persistente diálogo político y construir más y mejor institucionalidad. No es precisamente vaciándola y proclamando la creación de un difuso ProSur que se alcanzarán tales objetivos».
En una línea similar se expresó la agrupación argentina Mundo Sur, que incluye a dirigentes y especialistas en política exterior. «La crisis por la que atraviesa Venezuela sirvió de excusa para promover una clara estrategia de desintegración regional y de recomposición geopolítica en el marco de una creciente subordinación a los lineamientos dictados por el Gobierno Estadounidense», expresa. En otro párrafo asegura que debido a «la propia ideología que sustenta la convocatoria podría denominarse ProNorte». Para esta agrupación la iniciativa es «un retroceso manifiesto, incomprensible e injustificable». Uno de sus miembros, Oscar Laborde, exfuncionario de Cancillería y diputado del Parlasur en el bloque Progresista, junto con Taiana, agrega que «resulta poco serio este intento de internar la Unasur, no va a prosperar. Me da la impresión también de que si vuelve un gobierno popular en la Argentina se va a revertir». «