Los presidentes de Colombia y Venezuela, Gustavo Petro y Nicolás Maduro, anunciaron este martes su intención de lanzar una alianza para proteger la selva amazónica, en un acto en la COP27, la conferencia de la ONU sobre cambio climático, en Egipto, donde resaltaron que el regreso de Luiz Inácio Lula da Silva al poder en Brasil será clave para concretar estos planes.
«Estamos decididos a revitalizar la selva amazónica», para «darle una victoria importante a la humanidad en la lucha contra el cambio climático», afirmó Petro desde el balneario egipcio de Sharm el Sheij, donde se celebra la 27ma. Conferencia de las Partes (COP27), en un acto al que, además de Maduro, también asistió el presidente de Surinam, Chan Santokhi.
«Si alguna responsabilidad tenemos los sudamericanos es detener la destrucción del Amazonas e iniciar un proceso de recuperación coordinada, eficiente, consciente», agregó Maduro, quien el sábado pasado, antes de partir hacia Egipto, había anticipado que iban a «llevar propuestas concretas» para que «los gobiernos poderosos del mundo se comprometan a financiar la recuperación de la Amazonia».
Un fondo por la selva
Ambos mandatarios sudamericanos celebraron el regreso de Lula al poder, tras vencer en segunda vuelta al presidente de ultraderecha, Jair Bolsonaro, un escéptico del cambio climático que durante su mandato permitió la mayor deforestación de la selva en más de una década.
Petro sostuvo que el ingreso de Brasil a esa alianza es «absolutamente estratégico», aunque ahora solo se trata de una declaración de intenciones, y anticipó que planea presentar la propuesta a inicios de 2023 a los nueve países de la cuenca amazónica, el bosque tropical más grande del mundo que también comprende Bolivia, Ecuador, Perú, Venezuela, Surinam, Guayana Francesa y la Guyana.
También llamó a «abrir un fondo» con el aporte de los involucrados en la iniciativa y reiteró que Colombia aportará 200 millones de dólares anuales durante 20 años para ese fondo, algo que había anticipado ayer en su discurso en la cumbre de líderes mundiales de la COP27.
No obstante, agregó que también necesitará el aporte de «empresas mundiales y de los Estados del mundo», informó la agencia de noticias AFP.
Deuda por acción climática
Petro volvió a convocar a los organismos multilaterales de crédito a unirse a la iniciativa planteada por la conferencia para efectivizar un mecanismo para paliar los daños y pérdidas causados por los países desarrollados, que afectan a los países en desarrollo.
«Uno de los temas de consenso que podrían unificarnos con África, con parte del Asia, es el cambio de deuda por acción climática», donde el FMI «tiene un papel que cumplir», junto con los grandes países desarrollados del mundo, dijo.
En paralelo, Maduro sostuvo que Venezuela «debe pagar las consecuencias de un desequilibrio causado por las principales economías capitalistas del mundo, quienes han contaminado y continúan contaminando el planeta para el beneficio de unos pocos».
También equiparó el desequilibrio y la crisis ambiental a las condiciones de desigualdad que los países desarrollados promovieron.
«La desigualdad abismal entre los países del primer mundo frente al resto, se ha incrementado y profundizado en las últimas décadas al mismo paso de la destrucción ambiental, hay una correlación entre la crisis ambiental y la crisis de desigualdad que genera pobreza en el mundo», enfatizó.
Una inversión billonaria para salvar el Amazonas
Según la presidencia egipcia de la COP27 y la británica de la precedente COP, los países del sur global necesitarán más de 2,4 billones de dólares al año hasta 2030 para financiar su lucha contra el cambio climático y cerca de la mitad de ese monto deberá provenir de inversores externos.
Esas inversiones, dirigidas a los mercados emergentes y los países en desarrollo, servirán para «reducir las emisiones, reforzar la resiliencia, enfrentarse a los daños y pérdidas causados por el cambio climático y restaurar la tierra y la naturaleza», según un informe publicado hoy por la COP27.
De la suma total, se estima que 1 billón debería provenir de inversores internacionales, ya sean países desarrollados u organismos multilaterales, mientras que el resto debería salir de las propias economías de esos países, ya sea de fuentes privadas como públicas.
Actualmente, el financiamiento climático oscila en torno a los 30.000 millones de dólares, cifra que debería duplicarse en los próximos tres años.
Los países emergentes incluyen a aquellos en desarrollo que experimentaron un gran crecimiento en las últimas décadas, incluido Brasil, India, Sudáfrica, Indonesia, Vietnam.
Engaño tóxico y greenwashing
La ONU, por su parte, pidió en la COP27 acabar con el «engaño tóxico» que suponen las empresas que reivindican un compromiso con la neutralidad de carbono, pero que invierten en combustible fósil, deforestan o «compensar» emisiones en lugar de reducirlas.
«La neutralidad de carbono es totalmente incompatible con una inversión sostenida en combustibles fósiles», expresó la jefa del panel de expertos que redactó el informe y exministra de Medio Ambiente y Cambio Climático de Canadá, Catherine McKenna.
Uno de los objetivos del informe es poner un límite al denominado «greenwashing», una práctica que emplean empresas, ciudades y países para lavar su imagen, al promover el cuidado del medio ambiente, pero sin tomar luego medidas concretas con ese objetivo.
«Lo que hemos visto es que no hay suficiente acción», denunció McKenna, pese a que según la web especializada Net Zero Tracker el 90% de la economía global está cubierta por algún tipo de promesa de neutralidad de carbono.
En cuanto a los países, China, el mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero y cuyo presidente no asistió a la COP27 en Egipto, reafirmó hoy su compromiso en la lucha mundial contra el cambio climático.
«La determinación de China a la hora de participar activamente en la gobernanza climática mundial no retrocederá ni cambiará», declaró el emisario chino para el clima, Xie Zhenhua.
La tensión creciente entre el gigante asiático y Estados Unidos, los dos mayores contaminadores mundiales, eleva la preocupación por una mayor dinámica global que atente en la lucha contra el calentamiento.