La Rosaleda del Parque del Oeste, a menos de dos cuadras, en pleno el barrio de Argüelles está en absoluto silencio. No así la calle de Ferraz, a menos de dos cuadras. La policía de un lado y una muchedumbre quejosa, con banderas españolas muchos de ellos, la hicieron intransitable durante la última semana. La fachada de ladrillo a la vista del edificio ubicado en el número 70 tiene un sencillo cartel rojo con letras blancas; PSOE. Es la sede central del socialismo español: hasta allí van los partidarios del PP (que tienen su sede en el número 13 de la calle Génova, a unas 20 cuadras). Protestan por el acuerdo de Pedro Sánchez con los variopintos nacionalismos españoles, leyes de amnistía incluidas, que le permitirán ser reelecto como presidente. Nunca protestaron por la alianza íntima de sus dirigentes con los ultraderechistas de Vox.

A menos de 30 cuadras, en el distrito de Moncloa-Aravaca, está el palacio presidencial. Pedro Sánchez y sus funcionarios, muchas veces en persona se comprometieron en las negociaciones con el nacionalismo vasco y el catalán para conseguir los votos que le dieran la investidura para continuar en el gobierno. Justamente, el jueves cerró el nuevo pacto con los catalanes de Junts per Catalunya, la fuerza del independentista catalán Carles Puigdemont, que celebró desde su exilio en Brusela. Y pocas horas después firmó el acuerdo con el Partido Nacionalista Vasco. El jefe del PNV, Andoni Ortuzar, salió de la reunión con una sonrisa de oreja a oreja: “Se trata de un acuerdo muy amplio que garantiza su voto positivo a la investidura de Sánchez y a la estabilidad de la legislatura”.

Así el PNV suma su apoyo con las cinco bancas en la Cámara los Diputados, junto a los siete legisladores de Junts. Con estos apoyos más el de otras formaciones regionales y, la creciente bancada de Sumar, el PSOE podrá llegar a contar con 179 votos: de esta manera superará los 176 necesarios para alcanzar la mayoría absoluta y lograr la investidura de Pedro Sánchez. La fecha del debate y la votación será fijada por Francina Amengol. Todo el sector anticipa que incluso podría ser durante la semana que comienza.

A pesar de la amnistía que le concedió a los secesionistas catalanes de que fueron condenados en el marco de esa rebelión del 2017, lo que incluso le creo rispideces en su propio partido. Menos traumáticos fueron los acuerdos con la Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) que involucró reducción de deudas de parte de la Generalitat al estado central. Y tampoco el pacto con el PNV que otorga medidas en favor del autogobierno regional vasco.

El rey Felipe VI, formalmente, le impuso el mes pasado a Sánchez el encargo de formar gobierno luego del fracaso en ese sentido de Alberto Núñez Feijóo, el líder del Partido Popular (PP), quien sacó la mayor cantidad de votos en las elecciones del 23 de julio. Lo intentó con el respaldo de la ultraderecha de Vox, pero no alcanzó la mayoría necesaria en el Congreso.

Portugal

El primer ministro portugués, António Costa, presentó la renuncia tras un escándalo desatado cuando una fiscalía inculpó al jefe de gabinete, Vítor Escária, quien fue detenido y otros funcionarios, en el marco de una investigación sobre sospechas de «malversación, corrupción y tráfico de influencia» en la atribución de concesiones para minas de litio y de producción de hidrógeno.El socialista Costa estaba en el poder desde 2015, y si bien debió soportar distintas escándalos por diversas acusaciones a funcionarios de su gabinete, no se vio socavada su popularidad.