Más de 1200 personas murieron en Pakistán por las devastadoras lluvias que azotan al país en las últimas semanas, las peores de su historia. La ministra para el Cambio Climático, Sherry Rehman, declaró que «un tercio del país está bajo el agua» y calificó la situación de «crisis de proporciones inimaginables». Uno de cada siete paquistaníes (más de 33 millones) fueron afectados por las inundaciones que arrasaron pueblos enteros; entre los 1208 muertos hay 416 niños. Además, se reportan 6082 heridos y casi un millón de casas destruidas.
A los daños humanos y materiales se les suma la escasez de alimentos, el corte de servicios y el brote de enfermedades. «El sur de Asia es uno de los focos calientes de la crisis climática mundial. Allí las personas tienen quince veces más posibilidades de morir por impactos climáticos», dijo el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, quien pidió donaciones por 160 millones de dólares para ayuda humanitaria.
Amnistía Internacional sostuvo que «estas inundaciones son una cruda advertencia del devastador impacto del cambio climático». Pakistán se encuentra entre los países que menos gases de efecto invernadero emiten, pero está entre los más expuestos a la crisis climática. Países periféricos que reclaman desde hace años, aunque sin resultados, mecanismos financieros de compensación por los daños y perjuicios que padecen. Volverán a intentarlo en la próxima cumbre del clima que se realizará en noviembre en Egipto. «