Seúl, Corea del Sur
El heredero del imperio Samsung, Lee Jae-yong, compareció nuevamente ante los investigadores del escándalo de corrupción que provocó la destitución de la presidenta surcoreana Park Geun-hye. El vicepresidente Samsung Electronics, hijo del presidente del grupo Lee Kun-hee, propietario de una las fortunas más grandes de ese país, ya ha sido interrogado varias veces en el marco del escándalo que sacude al país asiático.
Hace un mes, el equipo especial de investigadores había provocado un gran revuelo en el conglomerado al solicitar la detención de Lee, de 48 años, sospechado de corrupción, malversación y declaración falsa. La Justicia se negó sin embargo a extender la orden de detención, estimando que no había pruebas suficientes que lo ameriten.
El primer fabricante mundial de teléfonos inteligentes, que representa la quinta parte de la economía surcoreana, se estaba recuperado del revés industrial que significó el retiro mundial de los aparatos Samsung Galaxy Note 7 en octubre pasado por fallas en las baterías, un duro golpe para la credibilidad de la empresa a nivel tecnológico.
Los fiscales acusaron a Lee de dar o prometer 43.000 millones de wones (36,3 millones de dólares) en sobornos a la confidente de Park, Choi Soon-Sil, conocida popularmente como La Rasputina surcoreana, encarcelada en el marco de esa investigación bajo el cargo de haber sido la organizadora de una trama de corrupción del más alto nivel.
La fiscalía, que sopesa volver a pedir una orden para detener al directivo, considera que Lee instruyó a su empresa a donar decenas de millones a fundaciones controladas por Choi a cambio de prebendas.
El caso se relaciona al interés de la empresa de doblegar la oposición del sistema previsional estatal a la fusión de dos de sus filiales, un movimiento crucial para el traspaso hacia Lee de los poderes de la compañía, el mayor fabricante de teléfonos inteligentes del mundo.
Lee y otros responsables de Samsung han admitido haber abonado esos casi 37 millones de dólares a entidades supuestamente controladas por Choi pero niegan que fuera para lograr apoyo en el proceso de fusión.
Lee Jae-yong tomó las riendas del conglomerado el pasado octubre después de que su padre, Lee Kun-hee, sufriera un infarto en mayo de 2014 que aún lo mantiene hospitalizado y sin habla.
Analistas aseguran que el poder de los Lee en Corea del Sur no es menor que el de los Kim en el Norte. Choi permanece detenida desde octubre al considerarse que, con la connivencia de Park, confabuló para crear una red de corrupción en la que están aparentemente involucrados la presidenta, miembros de su Gobierno y los principales conglomerados empresariales del país.
El Parlamento surcoreano aprobó en diciembre destituir a Park; la decisión final está ahora en manos del Tribunal Constitucional, que tiene hasta junio para decidir a favor o en contra del proceso.