El periodismo sigue siendo una profesión de riesgo. Esta semana, Alfredo Cardoso, director de la revista Dos costas, de la ciudad mexicana de Acapulco, murió luego de dos días de agonía tras haber sido baleado. Reporteros Sin fronteras (RSF) venia alertando a las autoridades sobre el riesgo que corría Cardoso, que había recibido ya varias amenazas de muerte, hasta que finalmente el viernes pasado fue secuestrado por encapuchados de su domicilio. Horas más tarde fue hallado dentro de su vehículo, gravemente herido.
En lo que va del año fueron asesinados siete periodistas en México, considerado uno de los países más peligrosos para realizar esa tarea con honestidad. El martes, el secretario general de la ONU, el portugués Antonio Guterres, denunció que en todo el mundo fueron asesinados 62 trabajadores de prensa en 2021, según datos de la Unesco.
«Muchos perdieron la vida cubriendo conflictos, pero en los últimos años el número de trabajadores de medios muertos fuera de zonas de conflicto ha aumentado», dijo Guterres, para agregar que «los periodistas hacen frente a innumerables amenazas, desde secuestro, tortura y detención arbitraria hasta campañas de desinformación y acoso, especialmente en la esfera digital».
En La Haya, mientras tanto, un “tribunal popular” creado por una coalición de organizaciones de defensa de la libertad de prensa abrió audiencias para visibilizar la situación de los trabajadores de prensa en varias naciones.
Hatice Cengiz, novia del periodista saudita Jamal Khashoggi, asesinado en la embajada de su país en Estambul en 2018, se presentó a testificar en este tribunal, que no tiene poderes legales. “Ahora son los gobiernos y los dirigentes de los gobiernos quienes atacan a los periodistas. Este es un punto muy importante”, consideró Cengiz. Organizado por Free Pres Unlimeted (FPU), el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ) y RSF, en el tribunal hablará la filipina Maria Ressa, premio Nobel de la Paz, y el hijo de la periodista maltesa Daphne Caruana Galizia. Otros casos a ser tratados son el asesinato en 2009 del director de periódico Lasantha Wickrematunge, durante el conflicto separatista tamil en Sri Lanka, el asesinato en 2011 del periodista mexicano Miguel Ángel López Velasco junto con su esposa e hijo, y el de Nabil Al-Sharbaji, que murió en un centro de detención sirio en 2015.