La última ofensiva rusa en territorio ucraniano dejó a un tercio del país en «situación crítica» por falta de luz y agua, señaló Volodimir Zelenski en su cuenta de Twitter el martes. Este sábado, el mandatario ucraniano le puso números al «ataque masivo»: más de un millón de hogares afectados en el centro y el sur del país.
Mientras tanto, las autoridades de Jersón, una de las regiones incorporadas a Rusia el 30-S, ordenaron la evacuación de los civiles ante lo que denominaron «una situación tensa en el frente» por la ofensiva de las tropas de Kiev.
Las fuerzas ucranianas están en problemas, según los expertos militares: se les acaba el tiempo favorable para avanzar antes del invierno y la llegada de refuerzos rusos, y también se quedan sin pertrechos recibidos de Occidente, cuando se acercan elecciones de medio término en EE UU que podrían inclinar la balanza en su contra. Pero además, la concentración de tropas y material bélico en la frontera de Bielorrusia hace temer una gran ofensiva desde el norte hacia la capital, por lo que no pueden descuidar ningún escenario.
Quizás por eso es que trascendió una conversación telefónica entre los titulares de Defensa de EE UU y Rusia, el secretario Lloyd Austin y el ministro Sergei Shoigu. La versión del Pentágono es que Austin «enfatizó la importancia de mantener las líneas de comunicación en medio de la guerra en curso contra Ucrania». Desde el Kremlin el portavoz presidencial, Dmitrti Peskov, declaró que el presidente Vladímir Putin «siempre estuvo abierto a negociaciones tanto con la OTAN como con EE UU incluso antes de la Operación Militar Especial» del 24-F.
También se supo que el viaje a Colombia, Perú y Chile del secretario de Estado, Antony Blinken, a principios de mes, no tenía como objetivo la cumbre de la OEA o hablar de migración con los mandatarios de corte progresista de la zona. Según John Kiriakou –un exagente de la CIA que pasó una temporada en prisión por revelar las atrocidades cometidas por efectivos de EE UU en Asia en tiempos de Barack Obama– fue en busca de viejo equipamiento ruso. «Las armas estadounidenses son difíciles de usar, sofisticadas y complicadas, y simplemente no hay tiempo para capacitar a los ucranianos sobre cómo usarlas».