La violenta represión a los manifestantes que se oponen a una reforma educativa, y que costó la vida de al menos ocho personas y dejó más de un centenar de heridos, provocó una profunda conmoción en la comunidad de Nochixtlán, en el estado mexicano de Oaxaca. Al mismo tiempo elevó la tensión contra el gobierno de Enrique Peña Nieto y despertó viejos fantasmas a casi 21 meses de la desaparición de los 43 estudiantes en Ayotzinapa.
Organizaciones y movimientos sociales de toda Latinoamérica se solidarizaron con los docentes y las víctimas de la matanza, entre los que figura un periodista del diario regional El Sur que recibió un disparo en la cabeza desde una moto. En Buenos Aires la Asamblea de Mexicanos en Argentina marchó este jueves con las Madres de Plaza de Mayo y recibió el apoyo destinado a la CNTE (Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación), el gremio bárbaramente agredido. «El uso de armas de fuego contra movilizaciones sociales es signo de un estado totalitario», dijeron.
Los maestros de Oaxaca también recibieron solidaridad del Ejército Zapatista de la Liberación Nacional (EZLN), que en un comunicado señaló: «A más de 3 años de que se promulgara la presunta ‘reforma educativa’, el señor Nuño (Aurelio Nuño Mayer, secretario de Educación Pública) todavía no puede presentar algún argumento educativo, así sea mínimo, a favor de su ‘programa de ajuste de personal’. Sus argumentos han sido, hasta ahora, los mismos de cualquier capataz de la época porfirista: gritos histéricos, golpes, amenazas, despidos, encarcelamientos».

Entre las críticas al plan educativo destaca la del filósofo argentino Enrique Dussel, residente en México desde su exilio de la dictadura. «La reforma, más que educativa, es laboral y administrativa, porque le quita estabilidad a los maestros al establecer que serán evaluados en su función, lo que implica que podrán perder el ejercicio de sus profesiones en caso negativo». De lo que el sindicato CNTE teme, además, es de la  imparcialidad de los evaluadores. Sostienen que la reforma solo se propone reducir los planteles y disciplinar a los que queden, porque el verdadero objetivo es el de privilegiar la educación privada.  «

¿LA LETRA CON SANGRE ENTRA?

Por Fernando Buen Abad, filósofo mexicano

El episodio represivo ocurrido en Nochitlán, Oaxaca (México) es apenas una muestra del método neoliberal para entregar la Educación mexicana a negocios privados. Disparos a quemarropa, bombardeo con gases lacrimógenos y el uso de helicópteros para amedrentar la solidaridad popular contra el proyecto de Enrique Peña Nieto que inventó una «Reforma Educativa» (aprobada en el año 2013) que con «evaluaciones» a los maestros busca aniquilar los derechos laborales, antes de entregar una estructura educativa purgada de fuerza política, pensamiento crítico y dignidad científica.

El plan de Peña Nieto es ensanchar el programa del neoliberalismo hacia el campo educativo con un plan oculto de privatizaciones y subordinación a los caprichos del «mercado». La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) –que nació dentro del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación en 1979– ha luchado durante décadas contra todos los escenarios que el neoliberalismo armó para devastar la educación y ha resistido cientos de ataques en un México que fue convertido en laboratorio demencial del capitalismo.

Los maestros y maestras de la CNTE han dicho NO y las luchas contra la «Reforma» Neoliberal de Peña Nieto no tienen escenario sólo en Oaxaca, ocurren en Chihuahua, Estado de México, Hidalgo, Jalisco, Morelos, Nuevo León, Puebla, Sonora, Tabasco, Tlaxcala, Yucatán, Zacatecas… mientras el movimiento se extiende exponencialmente, incluso, más allá de la organización magisterial. Por eso han encarcelado a dirigentes de la sección 22 de Oaxaca como Rubén Núñez y Francisco Villalobos, y además al ex secretario general de la sección 18 de Michoacán, Juan José Ortega Madrigal.

Aurelio Nuño, el secretario bravucón de Educación, decretó el despido de 4300 docentes, y eso produjo una respuesta solidaria extraordinaria desde frentes de lucha muy diversos que hoy coinciden en repudiar la «Reforma Educativa» neoliberal y todos los hechos de represión instrumentados por el gobierno. En la lista de las solidaridades destacan Andrés Manuel López Obrador, presidente de MORENA (movimiento de Regeneración Nacional); el Frente Amplio Social Unitario (FASU) y la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), trabajadores y estudiantes de la UNAM y el EZLN.

La ofensiva del gobierno mexicano contra los maestros y las maestras es una aventura irracional que merece la denuncia internacional y la presentación de explicaciones en tribunales de Derechos Humanos. Es un hecho abominable porque es el plan que los gobiernos neoliberales de la región pretenden expandir en toda Latinoamérica. Ese episodio de represión bien puede ser una oportunidad nueva para pensar y actuar, en unidad, contra las monstruosidades que, de mil maneras, viene imponiéndonos un sistema injusto empeñado en ser útil sólo a unos cuantos y hacernos aceptar –con aplausos sumisos– que la mayoría de los seres humanos es descartable y que la Educación debe ser sólo para el que pueda pagarla.