En lo que va del siglo XXI hubo cinco períodos presidenciales: el colorado Jorge Batlle (2000-05); los frentistas Tabaré Vázquez (2005-10 y 2015-20) y José Mujica (2010-15) y el blanco Luis Lacalle Pou (2020-25). La Alianza Multicolor ganadora del balotaje en 2019 fue integrada por blancos, colorados, Cabildo Abierto, independiente y el ex Partido de la Gente.

Los peores chispazos que tuvieron en estos cinco años de gobierno fueron la veintena de escándalos referidos a los hechos de corrupción que principalmente apuntaron a dirigentes del Partido Nacional. Se registraron 64 denuncias de ilícitos penales (29 procesados). Se produjeron renuncias, destituciones o al menos sumarios. Senadores, diputados, intendentes, asesores de la presidencia, directores, ediles, titulares de comisiones internacionales, el presidente del Partido y también un grupo de fiscales, lo que revela un vínculo espurio entre el poder político y el judicial.

¿Un problema sistémico y profundo dentro del aparato gubernamental? Muchos así lo afirman. Aunque, por un lado, puntualmente la figura de Lacalle Pou ha salido indemne según lo demuestran las encuestas. El periodista Federico Fasano Mertens advierte que «no sólo reflejan fallos administrativos, sino una complicidad tácita que debería haberse investigado con transparencia y responsabilidad».

El segundo dato, por el que sacaron chapa en la actual campaña, es que durante los 15 años del Frente Amplio, sólo se registraron ocho procesamientos, de los cuales únicamente uno estuvo vinculado directamente con la corrupción, el caso del director de casinos.

Es la economía

¿Por qué perdió el Frente en 2019? ¿Por qué perdería ahora la alianza multicolor? Tal vez se pueda empezar a entender desde parámetros económicos. Por caso, los que arroja un trabajo del prestigioso centro de estudio Etcétera que abarca los cinco períodos trascurridos en este último cuarto de siglo.

Por empezar, el PBI uruguayo que cayó un 3% con el gobierno colorado, subió un extraordinario 6,9% en el primer período del FA, 4,9% en el segundo y un 1 redondo en el tercero (12,8% en total); con Lacalle fue del 0,7%. La inflación, que fue del 10,1 anual con Batlle, se estabilizó entre el 7,2 y 6 en las dos últimas décadas. Contra lo que suele acusar la derecha, el primer gobierno de Tabaré tuvo menos de un punto de déficit fiscal, que luego fue subiendo para llegar a un 4,2% en la actual administración. Un dato que hace al crecimiento del gasto público, incluso en el último término: unos 5 de cada 100 pesos del Uruguay se dedican a la educación pública: Tabaré lo subió un 81%; el «Pepe», el 33%; Lacalle, el 3%.

En cuanto a la deuda subió un escandaloso 57% con Batlle, fue cayendo hasta llegar al 36% con Mujica y la curva hoy llega al 55%. Así como los economistas aseguran que las «inversiones son fundamentales para el crecimiento económico»: los dos primeros gobiernos del FA contaron con más del 20% del PBI, cayó en el tercero y Lacalle llevó al 18%.

Uruguay siempre tuvo fama de ser un país con equidad. La desigualdad que se disparó con los gobiernos colorados (también con Sanguinetti, el último lustro del siglo XX) se revirtió en los mismos términos con la llegada del FA y se acentuó con el Pepe en la Torre Ejecutiva. También en esos dos períodos los niveles de pobreza cayeron de cerca del 40% a menos del 10%. La curva luego es levemente ascendente, aunque volvió a descender en los dos últimos años.

El índice salarial sufrió una pérdida del 23% con Batlle; se recuperó un 23 positivo y un 14, para luego trascurrir con una curva más achatada. La tasa de empleo que fue del 50,2% con los colorados, tocó los 60 puntos con Mujica y hoy se sitúa en los 56,9% con casi el 9% de desempleo, siempre con altos niveles de informalidad. El salario mínimo en 2024 asciende a $ 22.268 mensuales (unos U$S550), no superaba los 7 mil hace dos décadas.

En el 2000, Uruguay contaba con una población de 3,34 millones. En el 2023 fueron censados 3,45. Ese breve crecimiento se comprende, entre otros parámetros, por la caída abrupta de la fecundidad en los últimos años: de los 51 mil nacimientos anuales en 2000 a los 34 mil actuales. En cuanto al rubro convivencia, en cinco lustros se duplicó la población en los presidios, pero también los homicidios, con curvas muy ascendentes en los últimos años. Además, una mera caminata por Montevideo permite advertir la cantidad cada vez mayor de personas en situación de calle.