En la puerta de un escándalo de proporciones, el gobierno de Israel empieza a reconocer el espionaje que habría realizado la gestión del exprimer ministro, Benjamín Netanyahu, mediante el programa Pegasus, que permite controlar y revisar teléfonos celulares sin autorización ni conocimiento del usuario.
Una de las numerosas víctimas del software desarrollado por NSO y utilizado a discreción por la policía israelí fue el propio hijo de Netanyahu. El actual primer ministro, Naftali Bennett, pidió este martes que se lleve a cabo una investigación preliminar sobre las 26 personas mencionadas por el diario económico Calcalist, cuyos teléfonos habrían sido infiltrados.
En esa lista figuran personas que están en el centro del juicio por corrupción del ex primer ministro, quien pidió la creación de una «comisión de investigación independiente», como respuesta a la orden del ministro de Seguridad pública, Omer Bar-Lev, de crear una «comisión de investigación gubernamental» que arroje luz sobre la práctica de ciberespionaje sin autorización judicial.
Desde el año pasado, diversas investigaciones periodísticas vienen dando cuenta de que el sistema Pegasus, exportado desde Israel a varios Estados en el mundo, venía siendo utilizado para espionaje interno. En julio, un consorcio de medios internacionales reveló que los teléfonos de al menos 180 periodistas, 600 políticos, 85 activistas de derechos humanos y 65 jefes de empresas habían sido espiados
Desde mitades de enero, la prensa israelí –en particular Calcalist– reveló que el programa no solo se usó en el extranjero, sino también por la policía en Israel, pese a que no tenía orden judicial para controlar a distancia los teléfonos de los ciudadanos. Tal como se contó en la edición dominical de Tiempo, la Policía comenzó a admitir posibles irregularidades luego de esa publicación.
Las nuevas revelaciones de Calcalist afirman que el programa Pegasus fue usado contra Avner Netanyahu, uno de los hijos del exprimer ministro, consejeros de éste, así como periodistas y alcaldes. También fue usado para espiar a los supuestos protagonistas del «caso 4.000», también conocido como el caso «Bezeq». En este caso, se acusa a Netanyahu de haber intentado hace unos años asegurarse una cobertura favorable por parte del sitio de noticias Walla.
En la nota del domingo publicada en esta sección, se hacía referencia a investigaciones que afirman que Israel “controla la exportación del programa espía del mismo modo que hace con las exportaciones de armas convencionales” y que a través de las exportaciones controladas por el Ministerio de Defensa, hizo de Pegasus “un elemento clave de su estrategia de seguridad nacional y lo usa para promover sus intereses en todo el mundo”.
De hecho, la exportación del programa requiere la aprobación de la Agencia de Control de Exportaciones de Defensa (DECA, por sus siglas en inglés), que autoriza la venta a gobiernos extranjeros –no a empresas o particulares– de esta tecnología.
Desde estas revelaciones, la empresa NSO, creadora de este software a pedido de una empresa de comunicación que pretendía dar soporte remoto a sus empleados, repite que ha obtenido las licencias para exportar sus programas informáticos y que éstos, destinados a luchar contra el terrorismo y la delincuencia, pueden haber sido «desviados» de su uso previsto por algunos clientes.