-Presidente Rafael Correa, no puedo empezar esta conversación sin preguntarle qué piensa de la liberación del ex vicepresidente Jorge Glas, encarcelado durante cuatro años y medio.
-Es el caso ecuatoriano de la judicialización de la justicia más brutal de Latinoamérica y el que menos se conoce. Lo hicieron muy bien. En Brasil hubo un golpe de estado contra Dilma. En Bolivia ni qué decir contra Evo Morales. En Ecuador hubo un golpe de estado suave. Se apoderaron del estado de la forma más ilegal. Cambiaron 70% de la Corte, fiscales, procuradores. Y pusieron, requisito básico, a odiadores correístas y del correísmo. La primera víctima fue Glas por oponerse a la corrupción y a la traición de (Lenín) Moreno. Le inventaron un caso tan descarado. Y a Odebrech, la empresa confesa corrupta y corruptora, no la acusaron. Y en función del testimonio de sus corrptos funcionarios, lo condenaron. El delito, con la legislación actual, era de cinco años, para pedir libertad condicional y seguir en la vicepresidencia, pero le aplicaron otro código… tenía que salir hace un año y medio y le negaron la libertad cambiando de código. A ese nivel de abuso hemos llegado. Y estuvo en una cárcel común, no en una especial: desde el año pasado tuvimos más de 300 muertos por motines en las cárceles, porque han destruido todo el sistema carcelario. El se llegó a dañar un hombro porque se resbaló en un charco de sangre. Su liberación es un estricto acto de justicia. Un motivo de alegría. Pero no estamos confiados porque esta gente no tiene límites ni escrúpulos.
-El 10 de marzo la Asamblea Nacional concedió la amnistía para 268 activistas y líderes. ¿Hay un cambio de clima?
-Son coyunturas, no te engañes. Pero no están todos los que son, ni son todos los que están. Hay casos de rebelión: acusan a Ricardo Patiño (excanciller y exministro de Economía) por un discurso que dio en un evento partidista interno. O a Gabriela Rivadeneira (expresidenta de la Asamblea Nacional). Ellos permanecen en el exilio. A todo mi gabinete han perseguido. Unos 400 casos. Los únicos que deben estar contentes con el neoliberalismo y con (el presidente Guillermo Lasso) son los abogados. Hemos tenido que gastar fortunas en ellos. Yo tengo 49 juicios penales. Ni Pinochet ni (el Chapo) Guzman ni Al Capone juntos tienen tantos. Uno se ríe por no llorar. Es una barbaridad. Y el mundo no lo sabe. No solo nos roban nuestra tranquilidad, nuestra libertad, nuestra reputación: nos roban la democracia. No sé si saben que el juicio de soborno por el cual me condenan a 8 años y los derechos por 25, lo sacaron el 17 de setiembre de 2020, a las 8 de la noche, porque al día siguiente a mí me inscribían como candidato: era mi inmunidad, podía regresar al país y le ganábamos las elecciones. Impidieron que sea candidato. Por eso perdimos la elección… Me acusaron de mal manejo de la deuda externa, de conceder campos petroleros que ni conozco, de mal uso del avión presidencial, de secuestro… 49 causas.
-¿Cuál es tu balance del primer año del gobierno de Lasso?
-Es una gran decepción. Es uno de los tipos más ricos del Ecuador y ha participado de varios gobiernos. Desde que tengo uso de razón está en la palestra pública, exitoso según los estándares. Pero es un incapaz y un improvisado. No sabe qué hacer. Un niño rico, caprichoso, que tiene millones en un banco y que quiere tener su foto en el Palacio de Carondelet. No está en condiciones de conducir el país a nivel de salud. Es un gobierno menos que mediocre. Sin liderazgo. Con unas contradicciones muy profundas y la peor corrupción. Están saqueando el país. Están regalando el petróleo. Utilizan el poder político para destrozar el Estado. Pasaron una ley para eliminar el impuesto a la herencia: Son sus herencias. Pasaron otra ley para que los que hubieran evadido puedan regresar al país solo pagando 3,5% de impuestos cuando hubiera correspondido una carga de 36,25%, que es lo que pagan empresarios honestos. Quieren privatizar todo pero primero dañan las empresas.
-La estrategia es muy parecida a la que en la Argentina siguió el menemismo. Deteriorar a las empresas públicas para luego privatizarlas a precio regalado. ¿Qué pasa con la oposición? ¿Hay un agrupamiento?
-No quiero caer en soberbia, pero la única oposición somos nosotros. La Revolución Ciudadana ya es una gran alianza, un gran frente, porque hay muchas tendencias. Desde el centro hasta la extrema izquierda. La obsesión que tenemos que tener todos los políticos latinoamericanos es superar definitivamente el subdesarrollo después de 200 años. Algunos nos dicen que tenemos diferencias con Pachakutik y otros partidos que se dicen de izquierda y no lo son, sino oportunistas de la política, que se prestan al mejor postor. Ahora se trata de hacer crecer la Revolución Ciudadana, porque créeme que tener un acuerdo a largo plazo con las demás fuerzas progresistas es terrible. No hay valores, no hay principios, no hay coherencia.
-¿Primero enfrentamos la pandemia y ahora la guerra. ¿Cómo crees que eso influye en Latinoamérica?
-Los efectos son heterogéneos. Obviamente para los países exportadores de petróleo, como Ecuador, Venezuela y México, nos conviene, pero será diferente que a los países importadores de combustible. Para ellos será una tragedia. Por supuesto que hay que tratar de parar esa guerra lo antes posible, pero Latinoamérica no va a salir tan golpeada. Centroamérica y el Caribe, es otra historia.
-Llamo la atención ver a Joe Biden enviando comitivas para hablar con Nicolás Maduro y con el gobierno de Irán por el tema del petróleo. ¿Cómo interpretas esa movida?
-El pragmatismo gringo, del cual tenemos mucho que aprender los latinoamericanos, que somos los únicos tontos que nos ponemos sobre nuestros hombros responsabilidades que no tenemos. Debemos aprender del pragmatismo de los gringos, ellos defienden sus intereses. Se les crea un problema con Rusia y aumenta el precio del petróleo, eso los perjudica grandemente, entonces enseguida reconocieron a (Nicolás) Maduro y el títere de (Juan) Guaidó quedó como los títeres cuando ya no sirven, que solo son cartón y trapo viejo. Lo mismo con Irán. Esto es para todos esos que van con entusiasmo a marcar tarjeta cuando la embajada de EEUU dice algo, que entendamos que ellos deciden quién es bueno quien es malo y cuando el malo se convierte en bueno en función de sus intereses, no de la justicia ni de la verdad.
-¿Hay alguna posibilidad de que se produzca una ruptura en la economía mundial?
-Las sanciones producen un acercamiento de Rusia a China. Ellos tienen capacidad para crear su propio sistema interbancario mundial. Creo que eso puede suceder. Se esta hablando de un sistema interbancario distinto al Swift. Esto a Estados Unidos y la Unión Europea les puede significar dispararse un tiro en el pie, escupir hacia arriba.