A Benjamin Netanyahu le dicen el «mago» de la política por su capacidad para sorprender a los adversarios y sobrevivir a las adversidades. Tras el empate de las elecciones legislativas de abril pasado, el premier más longevo de la historia de Israel –13 años– necesitará de todos sus artilugios el martes si quiere permanecer en el poder en los comicios que se hicieron necesarios tras las tablas de hace cinco meses.
Los últimos sondeos no clarifican mucho el panorama. Según el diario Maariv, el primer lugar será para el Likud de Netanyahu con 33 asientos de un total de 120 que componen la Knéset, el parlamento israelí. En segundo lugar se ubica el centrista Azul y Blanco, del general Benny Gantz, con 32, seguido por la Lista Unida, formada por los partidos árabes, que obtendría doce.
Más abajo se ubican el ultraderechista Yamina, con nueve, e Israel Beitenu (Israel Nuestro Hogar, formado por inmigrantes rusos) de Avigdor Lieberman, también con nueve, cifra que, por su rol en el panorama político del país, lo convertiría en un actor determinante para la formación del próximo Ejecutivo.
Con estas cifras, el bloque de derecha y ultraortodoxo que pretende Netanyahu obtendría 57 escaños y el de centroizquierda que busca formar Gantz, 42, ambos lejos de los 61 necesarios para el armado de una coalición y dependiendo, en parte, de la voluntad del ultraderechista Avigdor Lieberman que en abril no llegó a un acuerdo con ninguno.
Otra encuesta, realizada por la emisora estatal israelí Kan, ubica como ganador a Azul y Blanco, con 33 asientos, dos más que el Likud. En este registro, ninguno de los dos bloques obtendría tampoco suficientes parlamentarios como para formar una coalición de gobierno.
Por último, el diario Israel Hayom da como ganador al Likud con 33, Azul y Blanco con 31 y la Lista Unida con doce.
Netanyahu protagonizó una campaña lanzando arriesgadas promesas si es reelegido, como la anexión de un 30% de los territorios palestinos de Cisjordania –las colonias judías– en el valle del Jordán, región vital para ese pueblo, y afirmó que es inevitable otra guerra en la Franja de Gaza.
Su plan de anexión recibió el apoyo de los partidos de derecha cercanos, pero sus adversarios políticos lo criticaron.
Jordania, guardiana de los lugares santos musulmanes situados en Jerusalén Este, advirtió que esta decisión «arrastrará hacia la violencia toda la región». Turquía habló por su parte de una promesa «racista». Arabia Saudita, que está llevando a cabo un acercamiento hacia Israel, habló de una «escalada peligrosa» y pidió una reunión de urgencia de los ministros de Relaciones Exteriores de los 57 miembros de la Organización de la Cooperación Islámica (OCI).
En Nueva York, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, apuntó que la anexión de parte de Cisjordania sería «una seria violación» de la legislación internacional.
Por su parte la Unión Europea dijo que la anexión «mina la perspectiva de una paz sostenible». «La política de construcción y expansión de las colonias, incluso en Jerusalén Este, es ilegal según el derecho internacional», declaró un portavoz de la Unión Europea.
El rival de Netanyahu, el general Benny Gantz, exjefe del Estado Mayor israelí, tampoco es una paloma. Antes de lanzarse en la batalla electoral israelí en diciembre, este exparacaidista de 59 años era novato en política. Pero formó un nuevo partido centrista, «Kahol Lavan» en hebreo, «Azul-blanco» en castellano, los colores de la bandera israelí. Su mensaje es claro: el objetivo es expulsar del poder a Netanyahu, al que acusa de corrupto y de poner en peligro las instituciones. Gantz propone a los israelíes mano dura para defender al país y una visión más liberal en temas sociales y religiosos.
«Los días en los que dirigía la unidad de combate ‘Shaldag’ en operaciones en territorio enemigo arriesgando nuestras vidas tú, Benjamin Netanyahu, pasabas con valentía y determinación de una sesión de maquillaje a otra en los estudios de televisión», afirmó en febrero ante sus simpatizantes este hombre de ojos azules y casi dos metros de alto. El general promete unidad después de años de divisiones y «tolerancia cero» contra los corruptos en un momento en el que Netanyahu se enfrenta a serias denuncias.
En uno de sus videos se jacta del número de «terroristas» palestinos muertos durante la campaña de 2014 en Gaza, sin mencionar a las víctimas civiles, y en otro dice no avergonzarse de buscar la paz con los árabes.
La plataforma de «Azul-Blanco» preconiza una separación entre israelíes y palestinos pero no menciona la llamada solución de los dos Estados, es decir uno palestino junto a Israel. Sobre este tema, el estatuto de Jerusalén, la anexión de parte del Golán o la política respecto a Irán resulta difícil establecer diferencias entre el programa de Gantz y el punto de vista de Netanyahu.