Después de seis semanas de protestas junto a la frontera con Israel, la Franja de Gaza pasó el primer viernes de Ramadán en una relativa calma. Indudablemente, la apertura del paso fronterizo hacia Egipto descomprimió en algo la situación. Mientras, el primer ministro israelí Benjamín «Bibi» Netanyahu busca recomponer su imagen dañada por la brutal represión de la protesta. En tanto, ante la imposibilidad de que un eventual Estado palestino pueda sobrevivir al ahogo israelí, crece la demanda por un Estado binacional democrático y multiétnico.
Rechazando los rumores circulantes de que Egipto estaría mediando entre Israel y Hamás, el líder de esta, Ismail Haniye, declaró el viernes que las movilizaciones en Gaza para pedir el derecho al retorno de los refugiados y el fin del bloqueo continuarán.
No obstante la pausa en las protestas, francotiradores, tanques y blindados israelíes permanecían desplegados a lo largo de la valla que aísla la Franja. El jueves aviones de la FDI (Fuerza de Defensa de Israel) bombardearon objetivos en Gaza, en tanto el viernes topadoras militares arrasaron tierras en el área colindante con la valla, mientras sus drones sobrevolaban los acampes palestinos en el sur de la Franja.
A una cierta tranquilidad contribuyó que el presidente egipcio, Abdel Fattaj al-Sisi, ordenara la apertura de la frontera con la Franja de Gaza durante el mes del Ramadán. Al-Sisi explicó que esta decisión se tomó para «aliviar los sufrimientos» de los dos millones de personas sometidas al bloqueo israelí desde hace más de diez años.
Los gazatíes iniciaron la «Gran Marcha por el Retorno» a fin de marzo, para exigir el derecho de los cinco millones de palestinos en la diáspora a regresar a su tierra, pero el episodio más violento ocurrió el pasado lunes, cuando más de 60 palestinos murieron y otros 2000 resultaron heridos por la FDI. Esta masacre se produjo el mismo día que EE UU inauguraba su nueva embajada en Jerusalén. La masividad de las protestas y la brutalidad de la represión perjudicaron la imagen de Israel y su gobierno. Tel Aviv perdió la batalla en la opinión pública mundial y quedó sumamente aislado.
Como reacción ante la masacre del lunes pasado, Turquía y Sudáfrica retiraron a sus embajadores de Israel y despidieron a los representantes de Tel Aviv. Al mismo tiempo Turquía convocó de urgencia a una reunión de la Liga Islámica Mundial cuya presidencia temporaria ejerce. La reunión tiene lugar este fin de semana en Estambul.
A pesar del ferviente apoyo del gobierno norteamericano y las iglesias pentecostales, Israel está en una situación cada vez más precaria. Su paranoia, las medidas terroristas contra la población civil y sus provocaciones permanentes contra las fuerzas iraníes en Siria sólo lograron el efecto contrario: la población palestina está más movilizada e Irán ha tejido una sólida alianza con las distintas facciones resistentes en Gaza unificándolas.
El proceso de paz que debía llevar a la convivencia de un Estado israelí y uno palestino codo a codo ha sucumbido a la represión y la ocupación de Cisjordania por colonias israelíes. La situación es comparable a la del apartheid sudafricano entre 1948 y 1994. Por eso el creciente movimiento internacional BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) propone una solución similar a la sudafricana. Con el boicot comercial, la desinversión de las empresas extranjeras y las sanciones internacionales se busca forzar a Israel a negociar con los palestinos, acabar con la represión, permitir el retorno de los cinco millones de refugiados y darse una Constitución (hoy no tiene ninguna) que reconozca a toda la población plenos derechos ciudadanos e instituya un Estado laico binacional. Actualmente la propuesta puede parecer utópica, pero en el largo plazo es más realista que declamar la convivencia de dos Estados, cuando uno no tiene dónde asentarse. Si al final del camino israelíes y palestinos conviven en un único Estado democrático, los muertos del lunes pasado en Gaza no habrán sido en vano. «
La ONU investigará la masacre
El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Raad Al Hussein, dijo el viernes en la sesión de emergencia del Consejo de Derechos Humanos (CDH) que debe ponerse fin a la ocupación de los territorios palestinos. El máximo responsable de DD HH de la organización sostuvo que los que han muerto en las manifestaciones estaban completamente desarmados, pero recibieron disparos en la espalda, en el pecho, en la cabeza y en las extremidades e informó que apoyará la realización de una investigación internacional independiente.
Por su parte, en su intervención ante el CDH el relator especial de la ONU sobre los Derechos Humanos de los palestinos, Michael Lynk, afirmó que la responsabilidad por la violencia en Gaza recae sobre Israel y recordó que el asesinato deliberado es un crimen de guerra de acuerdo al Estatuto de Roma.
En tanto, la embajadora de Israel ante la ONU en Ginebra, Aviva Raz Scechter, negó cualquier responsabilidad de su gobierno por las muertes del lunes pasado.