El ex presidente iraní Akbar Hashemi Rafsanyani, uno de los arquitectos de la revolución islámica de 1979 y antigua mano derecha del ayatollah Ruhollah Jomeini, murió a los 82 años. Rafsanyani, que presidió el país entre 1989 y 1997, había sido internado en un hospital de Teherán afectado por una arritmia cardíaca y finalmente sufrió un ataque al corazón.
Rafsanyani fue en el 2006 uno de los acusados por la Justicia argentina por el atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), ataque ocurrido en 1994 y que dejó un saldo de 85 muertos y cientos de heridos. La República Islámica rechazó esas acusaciones
El líder supremo iraní, Alí Jameneí, lamentó hoy su muerte y calificó a Rafsanyaní como un «compañero de lucha y amigo». «Es difícil y dolorosa la falta del compañero con el que la historia de colaboración fue de 59 años», afirmó Jameneí en un comunicado publicado en su página oficial. «Fue un apoyo para todos sus compañeros y sobre todo para mí», remarcó.
También el presidente iraní, Hasan Rohani, mostró su dolor y señaló en su cuenta oficial de la red social Twitter que «el alma del gran hombre de la revolución y la política, símbolo de paciencia y resistencia, ascendió al cielo».
Figura muy influyente en Irán, Rafsanyani encabezó el Consejo de Conveniencia, un organismo creado para resolver disputas entre el Parlamento y el llamado Consejo Guardián.
Conocido por su pragmatismo conservador y centrado en la revitalización económica por medio del fomento del sector privado, el clérigo fallecido fue uno de los artífices de la revolución que depuso al Sha Mohammad Reza Pahlavi en 1979 y estableció un régimen religioso en el país.
Nacido en Rafsanyan, al oeste del país, el 25 de agosto de 1934 en el seno de una familia religiosa, el líder ayudó a su padre en el campo hasta que se trasladó a la ciudad santa de Qom en 1948 para cursar estudios científicos y teológicos.
En 1956 participó en los cursos de Jomeiní y, un año más tarde, fundó la escuela del chiísmo, la rama del islam que profesa la mayoría del país y que ostenta el poder político en Irán desde la Revolución Islámica.
Durante el gobierno del Sha desempeñó una intensa actividad política contra el régimen por la que fue encarcelado y se convirtió en una gran influencia durante la Revolución Islámica de 1979.
Tras el derrocamiento del Sha, fue nombrado a cargo del Ministerio del Interior y miembro del Consejo de la Revolución, órgano que dirigió políticamente el país hasta la celebración de las primeras elecciones parlamentarias, en 1980.
En ese entonces fue elegido diputado y presidente del Parlamento, cargo que desempeñó hasta 1989 y que alternó desde el año anterior con el de la comandancia de las Fuerzas Armadas, puesto en el que gestionó el fin de la guerra con Irak, en la segunda mitad de la década de 1980.
En las elecciones del 28 de julio de 1989 fue electo presidente con el 94,5% de los votos frente al 3,8 conseguido por su único rival, Abbas Sheibani, y logró renovar su mandato en 1993, en unos comicios en los que obtuvo un 31% menos de votos.
Durante sus dos mandatos, reconstruyó buena parte de Irán, especialmente las zonas rurales y Teherán, afectadas por ocho años de guerra con Irak, y amplió las relaciones y la cooperación con distintos países, a excepción de Estados Unidos e Israel. Fue un promotor de la mejora en las relaciones diplomáticas con los países sunnitas de la región, principalmente las potencias petroleras del Golfo Pérsico.
Considerado un moderado, aunque mantenía lazos con conservadores, Rafsanyaní consiguió en el año 2000 una banca en el Parlamento, pero renunció ese mismo año ante las dudas que pesaban sobre su designación.
Cinco años después, en 2005, fue nuevamente candidato a presidente, pero ganó el ultraconservador Mahmud Ahmadineyad.
Su vuelta llegó recién dos años después, en 2007, cuando fue electo jefe de la Asamblea de Expertos, única institución presuntamente fuera del control del líder supremo de la República, el ayatollah Alí Jameneí, y que tiene capacidad para destituirlo o elegirlo.
En 2011 cesó su cargo y, aunque perdió peso político, en 2013 formalizó su candidatura para presentarse a los comicios presidenciales del 14 de junio, aunque luego fue descalificado por el Consejo de Guardianes, en una decisión que frustró a muchos votantes reformistas.
Tres años después, en febrero de 2016, su lista y la del actual presidente Hassan Rohani -apoyada por reformistas y moderados- resultó ganadora en las elecciones para la Asamblea de Expertos, un giro político que aún genera tensiones en la primera línea del Estado iraní.
Según los medios oficiales, su funeral está previsto para el próximo martes en Teherán.