Murió Ethel Kennedy, la última representante de una generación diezmada de una de las dinastías políticas más poderosas de la historia de Estados Unidos, viuda del asesinado Robert «Bobby» Kennedy, quien fuera Fiscal General en el gobierno de su hermano, el también asesinado John Fizgerald Kennedy. La noticia fue confirmada por su hijo mayor, Robert Kennedy Junior, en un posteo en su cuenta de X donde destaca que “mi madre Ethel Skakel Kennedy, pasó al cielo en paz esta mañana. Tenía 96 años. Murió en Boston rodeada de muchos de sus nueve hijos sobrevivientes y de sus amigos. Dios le dio 34 nietos, 24 bisnietos y la energía para darles toda la atención que necesitaban. La bendijo con una vida rica y llena de acontecimientos”.
Ethel se casó en 1950 con Robert F. Kennedy, quien por aquel entonces se encargaba de aconsejar a su hermano John en sus primeros pasos en política. Años más tarde ‘Bobby’ ejerció como fiscal general (1961-1964) y protagonizó una andadura como senador (1965-1968) antes de presentar su candidatura a la presidencia, momento en el que fue asesinado. La pareja tuvo once hijos. Su cuñado fue asesinado en 1963, en Dallas, cuando su esposo era fiscal general.
La tragedia persiguió a la Ethel Kennedy, quien posteriormente debió soportar la muerte de dos hijos, también el fallecimiento de un sobrino (John F.Kennedy Jr.) y de una nieta. En las décadas posteriores al asesinato de su marido, Ethel destacó como una activista medioambiental y en favor de los Derechos Humanos. Fundó la organización sin ánimo de lucro Robert F. Kennedy Human Rights.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, destacó a Ethel Kennedy como un «icono estadounidense» que dedicó toda una vida a su familia y a su país a partes iguales. «Tenía una columna vertebral de acero y un corazón de oro que inspiró a millones de estadounidenses, incluidos Jill (su esposa) y yo», dijo.
Biden reconoció que a lo largo de su vida «a menudo» recurrió a la familia Kennedy para dialogar e incluso recibir consejo, y aprovechó para ensalzar la figura de Robert F. Kennedy como uno de sus héroes. «Juntos (Robert F. y Ethel Kennedy) se guiaron por valores que eran los mismos que los que mis abuelos y padres me enseñaron», ha señalado.
Sin embargo el hijo Robert F. Kennedy Jr, abjuró de su fe en el partido Demócrata cuando vio que tenía obturada su posibilidad de candidatearse a la presidencia, el año pasado, y luego de intentar postularse de manera independiente, optó por brindarle su apoyo a Donald Trump. Como Ethel, RFK Jr es ambientalista, tiene una visión crítica de la industria farmacéutica y además, del rol de las agencias de inteligencia de EEUU, a las que acusa del asesinato de John Kennedy.
La familia Kennedy protagonizó en los últimos meses una polémica después de que RFK Jr. anunciara primero su candidatura y luego su respaldo al republicano. Algunos miembros del clan Kennedy llegaron a criticar sus distintas posiciones, a las que catalogaron como «peligrosas». Sin embargo, la ya difunta Ethel no se pronunció nunca al respecto de este cisma familiar.
RFK Jr, en tanto, en el extenso texto en su cuenta de X, resaltó a su madre como alguien que “extrajo alegría de cada momento, pero durante 56 años ha hablado con anhelo del día en que se reuniría con su amado esposo. Ahora está con él, con mis hermanos David y Michael, con sus padres, sus seis hermanos, todos los cuales fallecieron antes que ella, y sus hermanos Kennedy “adoptados” Jack, Kick, Joe, Teddy, Eunice, Jean, Rosemary y Patricia”, y agregó: “Desde el día en que conoció a mi padre, su nueva familia observó que ella era “más Kennedy que los Kennedy”. Nunca estuvo más entusiasmada con la idea de la otra vida que cuando pensó que también se reuniría con sus muchos perros, incluidos 16 setters irlandeses, todos convenientemente llamados «Rusty».
RFK Jr también destacó como positiva la ambivalencia de Ethel: “Entre ellas su irónica combinación de profunda —casi ciega— reverencia por la Iglesia católica e irreverencia hacia sus clérigos. Estaba deslumbrada por los presidentes de Estados Unidos, a todos los cuales llegó a conocer personalmente, y al mismo tiempo era escéptica respecto del gobierno y de todas las figuras de autoridad. Equilibró su desprecio por la pretensión y la hipocresía con una tolerancia ilimitada por los errores y equivocaciones de los demás”. Finalmente el mayor de sus hijos concluye: “También nos transmitió su amor por el lenguaje y por contar buenas historias. Le atribuyo todas mis virtudes y le agradezco su generosidad al pasar por alto mis defectos”.
alg con NA y Europa Press