Fumaba nerviosa, obsesivamente. Y lo que no logró la dictadura militar uruguaya lo pudo el EPOC, la enfermedad obstructiva de los pulmones que lo había llevado al hospital el lunes y que en la madrugada de ayer le causó la muerte. Con Eleuterio Fernández Huidobro, ministro de Defensa de Uruguay, se fue un referente fundamental de aquellos años dramáticos de la lucha armada en el país oriental fue uno de los fundadores de Tupamaros- y de la recuperación de la democracia mediante las urnas en una de las líneas internas del Frente Amplio, la alianza que compartía con su hermano de la vida José Pepe Mujica.
Fernández Huidobro, El Ñato, había cumplido 74 en marzo y pasó una docena de esos años en prisiones uruguayas, en una de las peores condiciones de que se pueda hablar. Integraba un grupo de tres selectos presos políticos que padecieron los peores tormentos y la amenaza constante de muerte mediante una extorsión: si ocurría algún atentado del Movimiento de Liberación Nacional (MLN-Tupamaros), tanto él como Mujica y Mauricio Rosencof, serían eliminados sin piedad.
Frontal, no tuvo empacho en discutir con sus propios correligionarios cuando no estaba de acuerdo en alguna política determinada, aunque era respetuoso de las decisiones colectivas. Lo demostró cuando en 2011, siendo senador, la Cámara alta debía decidir la derogación de la ley de autoamnistía, pomposa e irónicamente llamada Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado, una de las últimas decisiones de los dictadores para evitar que la democracia investigara sus crímenes.
Esa vez, se buscó a través del Congreso eliminar una normativa autocrática que en dos consultas populares había sido refrendada por la ciudadanía en contra del deseo de la dirigencia más progresista. El Ñato votó a favor por disciplina partidaria, pero luego renunció a su banca porque para él, ya el pueblo se había expresado y era imprescindible respetar la voluntad ciudadana, aunque fuera en contra de sus principios. La ley no fue aprobada porque otro senador frentamplista negó su voto favorable.
Al poco tiempo, Mujica dio la sorpresa al anunciar su propuesta para que ocupara el cargo de ministro de Defensa, es decir, de ser el funcionario civil que tuviera en sus manos el destino de los uniformados, habiendo sido una de sus víctimas.
La gran fuga
Fernández Huidobro era hijo de inmigrantes españoles que recalaron en Uruguay tras la Guerra Civil desde un pueblo campesino de León. No extraña entonces que formar parte de esa juventud rebelde formada en los 60 (había nacido en 1942) al calor de la revolución cubana.
Fue detenido en 1969 luego de la Toma de Pando, un golpe de Tupamaros en esa localidad cercana a Montevideo que representó un fuerte desafío al gobierno de entonces porque ocuparon la comisaría, el cuartel de Bomberos, la central telefónica y varios bancos de los que se llevaron casi 400 mil dólares de la época.
Dos años después, junto con un centenar de presos, escapó del penal de Punta Carretas, en uno de los episodios más espectaculares de que se tenga memoria.
Habían hecho un túnel por el que huyeron a una casa de las inmediaciones, de donde salieron en camiones, poniendo en ridículo al sistema de seguridad uruguayo.
Al año siguiente fue recapturado con otros ocho dirigentes tupamaros -entre ellos el máximo líder, Raúl Sendic, padre del actual vicepresidente uruguayo- y se convirtió en lo que se conoció como los rehenes. Estuvo en esa condición desde 1973 a 1985. Fueron trasladados de cuartel regularmente y sometidos a cotidianas vejaciones para torcer su voluntad.
A la salida de ese infierno, relató esa experiencia en Memorias del calabozo, con Rosencof. Luego escribiría sobre la fuga de Punta Carretas en dos tomos. El periodista uruguayo Gerardo Tagliaferro lo describió en Fernández Huidobro. De las armas a las urnas, como alguien que si bien reconoce haber participado en tiroteos y secuestros, nunca mató.
En 1989 fue uno de los fundadores del Movimiento de Participación Popular (MPP), la pata tupamara dentro de la alianza de izquierda Frente Amplio (FA), que se había creado en 1971 como alternativa democrática, artiguista, antioligárquica y antiimperialista a la alternancia del partido Blanco y del Colorado y llegaría al poder en 2005.
En 1999 fue senador por el Frente Amplio y desde 2011 estaba a cargo de la cartera de Defensa. Mujica, entonces, lo presentó como su hermano. Deja como herencia una trayectoria política transparente y obras de tinte político como Historia de los Tupamaros, Memorias del calabozo y La fuga de Punta Carretas o de reflexión como La batalla de la energía y Los dos mundos.