El teniente general Ígor Kirílov, jefe de las tropas de protección radiológica, química y biológica de las Fuerzas Armadas de Rusia, falleció como resultado de un atentado con una patineta bomba en Moscú, informó el Comité de Investigación. Fuentes citadas por AFP y Reuters y las agencias ucranianas de noticias Ukrinform y UNIAN apuntan a que el atentado contra Kirílov es obra del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU, en ucraniano).

«La eliminación del teniente general Kirílov, jefe de las tropas de protección radiológica, química y biológica de las Fuerzas Armadas de Rusia, ha sido una operación especial del SBU (…) era un criminal de guerra y un objetivo totalmente legítimo, agregan.

La portavoz del ente investigador ruso, Svetlana Petrenko, precisó en la red social Telegram que por la mañana detonó una bomba plantada en una patineta eléctrico estacionada a la entrada de un edificio residencial en la avenida Riazanski, en el este de la capital rusa.

«Como resultado del incidente, murieron el jefe de las tropas de protección radiológica, química y biológica de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia, Ígor Kirillov, y su asistente», apuntó Petrenko.

La portavoz agregó que el Comité de Investigación abrió un expediente penal por asesinato de los dos militares y que en la escena están trabajando jueces instructores, expertos de la policía científica y otros agentes operativos.

Más tarde, el ente aclaró que instruye el caso por «indicios de delitos tipificados en los artículos 105, 205 y 222 del Código Penal de la Federación de Rusia (asesinato, atentado terrorista, tráfico ilegal de armas y municiones)».

Una fuente de los servicios de emergencia dijo a Sputnik que el artefacto explosivo tenía una potencia equivalente a 200 gramos de trilita, según la información preliminar. Los instructores, agregó, están estudiando las grabaciones de las cámaras de vigilancia en la zona.

La onda expansiva hizo estallar las ventanas en varios pisos de un edificio de 25 situado frente al lugar de la explosión que mató a Kirílov y a su auxiliar, comprobó un corresponsal de Sputnik.

La muerte de Kirillov tuvo lugar apenas un día después de que el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) anunciara la imputación del militar por su supuesta responsabilidad en el uso de armamento químico en el país en el marco de la invasión, desatada en febrero de 2022 por orden del presidente ruso, Vladimir Putin.

El SBU señaló en un comunicado que Kirillov era responsable de «crímenes de guerra» a través del «uso masivo de armas químicas prohibidas» contra las Fuerzas Armadas ucranianas en los frentes oriental y meridional, con un total de «más de 4.800 casos de uso de municiones químicas registradas desde el inicio de la guerra».

El teniente general Ígor Kirílov, nacido el 13 de julio de 1970, adquirió mucha visibilidad mediática en estos últimos años por acusar reiteradamente a Ucrania y Estados Unidos de preparar ataques con armas químicas y biológicas.

El vicepresidente del Senado ruso Konstantín Kosachov fue uno de los primeros en reaccionar a la noticia. «Los asesinos serán castigados sin lugar a dudas y sin clemencia», prometió.

La portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, destacó que Kirílov «ha ido destapando a lo largo de muchos años, de forma sistemática y con pruebas en las manos, los delitos de anglosajones: provocaciones de la OTAN con armas químicas en Siria, manipulaciones británicas con sustancias químicas prohibidas y provocaciones en Salisbury y Amesbury, actividades letales de laboratorios biológicos de EEUU en Ucrania y muchas cosas más».

El presidente de la Duma de Estado (Cámara Baja del Parlamento ruso), Viacheslav Volodin, denunció que «la naturaleza criminal del régimen de Kiev está a la vista«.

«Es un Estado terrorista encabezado por un presidente ilegítimo, un nazi. Todos los culpables deben recibir el castigo que merecen», enfatizó Volodin, citado por la oficina de prensa parlamentaria.

El vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvédev, vio en ese atentado «una agonía» del régimen de Kiev, que «trata de justificar su fútil existencia ante los amos occidentales, prolongar la guerra y las matanzas, disculparse por una situación catastrófica en el frente».

«Conscientes de que su derrota militar es ineludible, están perpetrando ataques cobardes y viles en ciudades pacíficas», constató el político, que prometió a los autores del ataque «un castigo inminente».

Según el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), Kirillov «dio orden para usar armas químicas prohibidas contra el Ejército ucraniano» y por lo tanto «un final así de ignominioso es lo que les espera a todos los que matan ucranianos. El castigo por los crímenes de guerra es inevitable», culminaron.

«Por orden de Kirillov, desde el comienzo de la guerra a gran escala se han registrado más de 4.800 muertes por casos de uso enemigo de armas químicas.

En particular, estamos hablando de granadas de combate «K-1», que están equipadas con sustancias venenosas de efecto irritante: CS y CN. Su uso está prohibido por la Convención sobre la prohibición del desarrollo, la producción y el uso de armas químicas y sobre su destrucción, de 13 de enero de 1993.

Durante la invasión a gran escala de la Federación Rusa, más de 2.000 personas fueron enviadas a hospitales militares y otras instalaciones médicas en Ucrania con diversos grados de intoxicación química», asegura el SBU en su cuenta de Telegram.

ALG con Sputnik, Europa Press y NA