Miles de manifestantes volvieron a tomar en la noche del jueves las calles en Israel en una nueva protesta masiva contra la polémica reforma judicial que propone el Gobierno, cuya primera parte ha sido aprobada este lunes en el Parlamento frente a un boicot de los legisladores de la oposición.
Las manifestaciones estuvieron custodiadas por un numeroso operativo de seguridad implementado por la Policía, cuyos agentes no intervinieron en acciones represivas debido a que no hubo incidentes ni cortes de tráfico en las grandes autopistas, como ocurrió en otras ocasiones.
Paralelamente se conoció un informe de los servicios de Inteligencia del Ejército que advirtió al primer ministro Benjamin Netanyahu -con escasa confianza por parte de la población, según un reciente sondeo-, de las posibles consecuencias para la seguridad nacional del controvertido proyecto y destacó que Irán y el partido miliciano chiíta Hezbollah lo consideran como «un punto histórico de debilidad» para el país, reveló el periódico Yedioth Ahronoth.
Los asistentes a las manifestaciones, que se contaron por miles, dispararon bengalas al aire y emitieron cánticos en apoyo a la democracia, reseñó Europa Press.
El jefe de la Policía israelí, Kobi Shabtai, había prometido que las fuerzas de seguridad iban a permitir el desarrollo de las protestas que no causaran violencia ni perjudicaran el orden público.
«La Policía de Israel es apolítica y trabaja para todo el público mientras mantiene sus valores», indicó Shabtai.
La polémica reformaEsta semana los legisladores del oficialismo aprobaron una medida que impide que los jueces usen los estándares judiciales de «razonabilidad» para analizar las decisiones del Gobierno, integrado por partidos ultraortodoxos y ultraderechistas.
Los críticos con la reforma judicial argumentan que se trata de un ataque al equilibrio de poderes, fundamentalmente a las bases en las que se asienta la democracia, ya que concede al Parlamento una influencia inusitada para limitar las competencias judiciales.
En tanto, los servicios de inteligencia alertaron a las autoridades que la crisis provocada por esta reforma -que incluso recibió una inusual crítica de parte de EEUU- es considerada por Irán y Hezbollah como «un punto histórico de debilidad» para el país.
«El enemigo percibe el verano de 2023 como un punto histórico de debilidad para Israel», en medio de la ola de manifestaciones y denuncias de la oposición contra la propuesta, afirmó el alerta.
«Si bien las discusiones previas se centraban en ataques ‘tácticos’ de disuasión, la comunidad de Inteligencia está ahora preocupada por las significativas vulnerabilidades en las capacidades generales de disuasión de Israel a causa de la crisis», indicó.
El jefe del Estado Mayor del Ejército, Herzi Halevi, respaldó las conclusiones del informe durante un encuentro mantenido recientemente con Netanyahu, según recoge el diario israelí Haaretz.
A ello se suma que el Ejército advirtió el martes que su capacidad de combate podría verse dañada si los reservistas cumplen con su amenaza de no presentarse en protesta hacia el proyecto.
En este contexto, el líder de Hezbollah, Hasán Nasralá, afirmó esta misma semana que Israel «está en el camino hacia la desaparición» y manifestó que «hasta ahora se pensaba que Israel era una potencia regional que no podía ser derrotada, por lo que los países aceptaron esta amenaza como un hecho».
El proyecto superó una importante barrera esta semana con la aprobación en la Knesset de la conocida como «cláusula de razonabilidad», que impide que los tribunales usen los estándares judiciales de sensatez para analizar las decisiones del Gobierno.
La votación, que fue boicoteada por la oposición, originó una inusual crítica de EEUU en un comunicado de la Casa Blanca, que advirtió sobre la fragilidad política de la aprobación parlamentaria y las consecuencias de las protestas callejeras.
El panorama se completa con los resultados de una encuesta de opinión publicada por el medio local Israel ha-Yom, según la cual sólo 19% de los israelíes tiene una opinión positiva sobre el trabajo del Gobierno de Netanyahu, mientras que 62% tiene una opinión negativa.
Incluso entre los partidarios del Likud (el partido de Netanyahu) las opiniones negativas superan a las positivas (41%-33%), reprodujo la agencia de noticias Ansa.