–Presidente, seguimos muy de cerca lo que pasa con el bloqueo. Ante el cambio de presidente en los EE UU, alguna gente suponía que con Joe Biden y los demócratas habría una revisión. Pero nada de eso ha ocurrido.
–Para comprender el tema del bloqueo, hay que ubicarse en el contexto complejo que hay a nivel internacional y en el papel que desempeña el gobierno de EE UU en ese afán hegemónico. Hoy hay un escenario de disputa simbólica, de poder, guerra cultural y comunicacional que EE UU pregona desde hace años y que hoy deja inertes, en desventaja, a varias sociedades en el mundo. Hay una crisis multidimensional que se aceleró por la pandemia y llevó a la enajenación social y a la despolitización de determinadas sociedades, y donde están presentes situaciones a favor de una derecha ultraconservadora, con matices ya de neofascismo.
–¿Cómo hay que ver el bloqueo, entonces?
–Como un bloqueo recrudecido. No es el que nosotros veníamos resistiendo en todos estos años; se ha recrudecido y ha tenido un impacto severo sobre la economía y la vida de la población. Se ha recrudecido por las 243 medidas que aplicó la administración Trump y mantuvo inalterables la administración Biden. Las aprobó una administración republicana y continuó una demócrata. Demuestra la hipocresía, el doble rasero que hay en toda la política imperial. Dentro de esas medidas hay cosas que son muy severas para Cuba, como la inclusión en la lista de países patrocinadores del terrorismo y la aprobación del título 3 de la Ley Helms-Burton que internacionaliza el bloqueo.
–¿Cuáles fueron los efectos?
–Nos han privado de combustibles, también de las remesas; han provocado un efecto muy dañino para el comercio exterior, el acceso a financiamientos, el encarecimiento de las importaciones y la capacidad de atraer capital para desarrollo. Repercute en la disponibilidad energética, de abastecimiento de alimentos, medicinas, repuesto para el transporte. Afecta el nivel adquisitivo de la población. Genera tensiones extraordinarias en medio del esfuerzo del país para enfrentar la pandemia. No disponemos de créditos de las instituciones financieras y bancarias a nivel internacional, se nos dificultan todas las operaciones financieras, es muy difícil exportar, es muy difícil importar. En esa historia de bloqueo recrudecido hay muchas historias de vida.
–¿Hubo algún hecho desencadenante para que de repente Cuba vuelva a ser caracterizada como patrocinadora del terrorismo?
–El mundo conoce cuál ha sido la política solidaria de Cuba, cuáles son los conceptos que tenemos sobre DD HH, cómo somos fieles a la Carta de la ONU y fieles al Derecho Internacional. No hay una prueba por la que se pueda juzgar a Cuba como que patrocina el terrorismo. Sin embargo, Cuba sí ha sido un país que sufrió el terrorismo, y precisamente el que parte desde los EE UU. Ese recrudecimiento del bloqueo se mezcla también con un esfuerzo por desacreditar cualquier conquista, cualquier hecho, manipular cualquier decisión que se toma en Cuba o cualquier suceso que ocurra en nuestro país. Hay toda una red de laboratorios de intoxicación que tienen presupuesto de agencias y del propio EE UU para realizar la subversión ideológica hacia Cuba. Todo se basa en campañas de mentiras, doble rasero, hipocresía, desinformación y se atacan temas muy sensibles, como el migratorio, la democracia y los DD HH. Fidel siempre nos decía que un mundo mejor era posible. Compartimos y defendemos esa máxima; pero en las circunstancias actuales, para que un mundo mejor sea posible, también tenemos que lograr que el mundo virtual mejore, porque un mundo virtual cargado de banalidad, vulgaridad, odio y mentiras no puede reflejar ese mundo que todos queremos mejorar.
–¿Cómo converge con la situación de la pandemia?
–Ha llenado de incertidumbre al mundo entero, ha demostrado las fracturas que tiene el modelo neoliberal, cómo países del primer mundo con todos los recursos no tienen capacidad para llevar a cabo políticas públicas inclusivas, emancipadoras y que permitan proteger la vida. Es muy contradictorio que un mundo, que tendría que estar centrado en que todos sus esfuerzos estuvieran orientados a salvar las vidas humanas, sea uno que esté atizando las guerras en diferentes lugares.
–En el medio, surgió el 11 de julio…
–En los peores momentos, EE UU arreció el bloqueo y también la campaña mediática contra Cuba, tratando de aplicar los conceptos de la Guerra No Convencional. Esos golpes suaves no se dan con ninguna suavidad. El gobierno de EE UU apostó a que la Revolución Cubana se caía, incluso alentó que hubiera un “golpe suave” en Cuba el 11 de julio. Ocurrieron hechos vandálicos y se preparó toda una “obra de teatro” suponiendo que el 15 de noviembre el mundo amanecía con una Revolución Cubana caída. ¡Pero nada de eso! Nosotros no nos vamos a doblegar, nosotros vamos a seguir resistiendo pero con un concepto de resistencia creativa, que es precisamente la manera en que enfrentamos la Covid-19. Resistimos con talento, esfuerzo e inteligencia, y en medio de esa resistencia somos capaces de avanzar.
–Cuba ratifica la defensa de sus esencias.
–A las que no vamos a renunciar: la independencia, la soberanía, la democracia socialista, la paz, la eficiencia económica, que debemos seguir construyendo y perfeccionando, y la seguridad en las conquistas de justicia social: eso es precisamente el socialismo que defendemos en Cuba. A eso sumamos una lucha por la prosperidad que abarque desde la alimentación hasta la recreación, que incluye el desarrollo científico. En Cuba, históricamente, hubo una enorme coincidencia del pensamiento más independentista, más revolucionario, con el científico. Está planteado desde el padre Félix Varela, pasando por José de la Luz y Caballero, por José Martí, con toda su vigencia, pasando por los comunistas de los ‘30 y, por supuesto, el legado de Fidel. En esa cultura ha estado siempre presente la aspiración a la máxima justicia social posible. Otro elemento es la ética, y tiene que ver con los valores que se han fundado en nuestra nacionalidad y dentro de los valores, el antiimperialismo. El que no sea antiimperialista no puede entender el mundo, no puede entender por qué Cuba sigue defendiendo el socialismo. Y está el derecho de lo justo, a la defensa de la dignidad humana, como plantea nuestra Constitución, la democracia y la participación socialista. Somos solidarios a nivel de familia, de comunidad, de barrio, de sociedad, y somos capaces de ser solidarios con el mundo. Un homenaje a la prédica martiana: “Con todos y para el bien de todos”.
–La información referida al 11-J llegó tergiversada.
–La convergencia de los factores que planteamos crearon una situación compleja en lo económico y lo social, que se atizó mucho. Bruno (Rodríguez Padilla), nuestro canciller, en una intervención posterior a esos sucesos demostró que se montó una campaña de inteligencia para provocar el anhelado estallido social en Cuba. Se debe recordar qué sentido tiene para EE UU el bloqueo a Cuba. En sus propios documentos oficiales: “La mayoría de los cubanos apoyan a Castro (…) el único modo previsible de restarle apoyo interno es mediante el desencanto y la insatisfacción que surjan del malestar económico y las dificultades materiales (…) hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba (…) una línea de acción que, siendo habilidosa y discreta, logre los mayores avances en la privación a Cuba de dinero y suministros, para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar hambre, desesperación y derrocamiento del Gobierno”. Esa historia del cinismo…
–Es un documento oficial.
–Escrito por un subsecretario de Estado, Lester Mallory, y así se aplica durante más de 60 años. Eso se recrudece en el peor momento. Recordemos la crueldad con la que se convocó en las redes sociales a una supuesta campaña de SOS, primero Matanzas, después Ciego de Ávila, después Holguín, las ciudades y las provincias que entraban en una situación pandémica más compleja. Después se convocó al SOS Cuba. Si alguien merece en el mundo una campaña de SOS es la sociedad norteamericana. Los que salieron a las calles no fueron manifestaciones pacíficas, como se trató de manipular. Aquello fue ridículo, pusieron una foto en un bulevar de un país árabe, una de una celebración por la noche en Argentina de sus éxitos en un campeonato de fútbol, fotos del pueblo cubano que salió a defender en las calles a la Revolución como si fueran manifestaciones en contra y no de apoyo. Ocurrieron hechos vandálicos y el guión estaba preestablecido: si se convocaba al pueblo a defender la constitucionalidad, el orden interno y su seguridad, el montaje era el de una dictadura que llama a una guerra civil; si se llamaba a las fuerzas del orden interior a actuar, se hablaba de represión. Y después, toda una campaña alrededor de los juicios y alrededor de las sanciones. Cuba es un Estado socialista de derecho, donde no hay desaparecidos, no hay asesinatos, no hay represión policial, se reconoce el debido proceso, y solo se procesa judicialmente a los que cometieron delitos, fundamentalmente, violentos. No se ha procesado a nadie por hablar en contra de la Revolución. ¡Eso es una mentira! Además, nuestra sociedad es totalmente crítica y tenemos espacios a nivel de participación popular donde la gente expresa sus planteamientos y todo el mundo no habla a favor de la Revolución. Los juicios se llevaron a cabo con pleno respeto a la ley, con todas las garantías y total transparencia, como se juzgaría en cualquier lugar del mundo.
–Como EE UU con los acontecimientos del 6 de enero en el Capitolio, por ejemplo.
–Como se juzgaría en cualquier lugar del mundo; pero aquí está el guión preestablecido de Guerra No Convencional, de “golpe suave” (…) Recordemos que la historia de los EE UU está llena de guerras y matanzas. Durante sus más de 240 años de historia, solo en alrededor de 16 años no estuvo involucrado en alguna guerra.
–Lo dijo nada menos que Jimmy Carter.
–Después de la II Guerra, EE UU se convirtió en el país más poderoso del mundo, y la guerra se convirtió en una herramienta importante para que Washington mantuviera su hegemonía. Desde entonces hasta 2001, inició 201 de los 248 conflictos armados en 153 lugares, más del 80% del total, entre ellos, las invasiones a Afganistán e Irak que sabemos cómo concluyeron. Y acciones destinadas a derrocar a gobiernos en todo el mundo. Solo en las últimas tres décadas, en Panamá, Yugoslavia, Irak, Afganistán, Honduras, Libia y Ucrania, entre otros. Estos derrocamientos condujeron al encarcelamiento y ejecución de los jefes de Estado en Panamá, Yugoslavia, Irak y Libia. O intensifican el bloqueo. Si somos tan ineficientes, tan incapaces, quítame el bloqueo y vamos a ver a cómo tocamos, ¡y vamos a ver a cómo tocamos!
–Ellos saben que Cuba resistiría. No hay un solo ejemplo en la historia universal donde un país haya sido sitiado por otro durante más de 60 años… ¿Qué mensaje quiere dejar al final de esta charla?
–El abrazo para todos los pueblos latinoamericanos, para todos los que en diferentes latitudes del mundo hacen de Cuba también una razón de sus vidas y por quienes constantemente nos sentimos apoyados. La Revolución Cubana seguirá defendiendo sus conquistas, defendiendo el socialismo, no se rendirá nunca. Pueden contar con que Cuba siempre estará presente para las causas justas. «
La guerra y el níquel
-El níquel cubano: con la guerra en Ucrania, las comodities subieron enormemente el precio. ¿Es una buena noticia para Cuba?
-Es una buena noticia. Desde los ‘90, la explotación del níquel cubano la hacemos en parte junto con una importante empresa canadiense, la Sherritt. Realmente se nos abren un grupo de posibilidades con estos precios. De todas formas, el níquel cubano pasa por el bloqueo, y recuerda que una de las cláusulas del bloqueo plantea que no se pueden comercializar en el mundo productos que contengan un determinado por ciento de componentes fabricados con níquel cubano… Ahí están los precios del níquel y también del cobalto, que acompaña toda la producción de níquel y que también es un elemento que tiene un importante valor en el mundo hoy porque tiene que ver con varios renglones económicos a nivel internacional.
Covid-19, la vacuna cubana y EE UU
«EE UU nos negó oxígeno en los momentos en que tuvimos escasez por una rotura de nuestras plantas, y eso fue criminal. Nos negó la entrada de ventiladores pulmonares y de insumos que necesitábamos. En Cuba, en esas circunstancias, lo primero que defendimos fue la vida de la gente y los principales recursos que tenía el país los pusimos en función del enfrentamiento a la Covid-19. En marzo del 2020, cuando comprendimos que los mecanismos que el mundo había diseñado para las vacunas no nos iban a favorecer en ningún momento,, les solicité a nuestros científicos una vacuna cubana que nos diera soberanía. Siete semanas después aparecía el primer bulbo de un candidato vacunal. Cuba ha desarrollado tres vacunas efectivas y dos candidatos vacunales, que están dando muy buenos resultados. Por esas circunstancias, llegamos tarde a la vacunación masiva. Tuvimos primero que investigar para crear nuestras vacunas, después realizar ensayos clínicos, estudios de emergencia en población vulnerable y en comunidades en situación vulnerable, y cuando validamos todos esos datos entonces fuimos a la vacunación masiva. (…) Cuba es hoy uno de los tres países con más población vacunada con al menos una dosis, con más de un 99 por ciento.
-El desempeño de Cuba, incluso fue reconocido por la Universidad John Hopkins. Lo que creíamos era que habían recibido vacunas de Rusia o de China.
-No. Hay una convergencia de tres elementos: bloqueo recrudecido, agresividad intensa con una campaña comunicacional de desacreditación de la Revolución por parte de EE UU y las complejidades de la pandemia.
Entrevista para AM 530 Radio de las Madres y de la Undav.
Gerardo
1 May 2022 - 19:36
Excelente