Con un acatamiento masivo y un efecto contundente se cumplió en Francia la jornada de huelga contra la reforma previsional del gobierno de Emmanuel Macron. El país amaneció virtualmente paralizado por la adhesión decisiva de los trabajadores del transporte público. Fue tan efectivo el paro que los gremios de ese sector votaron a favor de seguir movilizados hasta el lunes, informó Thierry Babec, del sindicato UNAS. La reforma unifica todos los sistemas jubilatorios, aumenta la edad del retiro y promueve mayor cantidad de años de aportes para la mayoría de los aportantes.

La huelga general afectó en Paris especialmente a los servicios de transporte público y a la torre Eiffel que permaneció cerrada al público durante todo el día. Las fuerzas de seguridad detuvieron a 65 personas y realizaron 6476 controles, informó la Prefectura de Policía de la capital francesa.

Según la cadena BFMTV, en Nantes la policía reprimió con gas lacrimógeno. Siete de las ocho refinerías de petróleo estaban en huelga. «Es algo inédito», dijo a la AFP Emmanuel Lépine, secretario federal del sector del petróleo de la CGT. Dos empresas que operan oleoductos, Trapil y SPSE, también están paralizadas, así como el depósito de petróleo y el puerto de Fos, y el puerto petrolero de Le Havre.

Decenas de miles de franceses salieron también a las calles para rechazar la controvertida reforma del sistema de pensiones, en una jornada de huelga masiva que se sintió fuerte en los ferrocarriles, escuelas, hospitales y refinerías.

La reforma de Macron forma parte de su promesa de campaña y tiene como objetivo eliminar los 42 regímenes especiales que existen actualmente y que otorgan diferencias que benefician a ciertas categorías profesionales.

El gobierno lo promociona como un sistema «más justo y simple». Pero los sindicatos cuestionan que el nuevo sistema atrase la jubilación, actualmente de 62 años, y disminuya el nivel de las pensiones.

Macron dijo estar «determinado» a llevar adelante su proyecto y anunció que la semana próxima se revelará su «arquitectura general», ya que hasta ahora se conocen solo las grandes líneas.

Alrededor del 90% de los trenes de alta velocidad fueron anulados, 10 de las 16 líneas del subterráneo de París estaban cerradas, cientos de vuelos fueron cancelados y la mayoría de las escuelas y colegios no abrieron sus puertas

Tampoco pudieron visitar la Torre Eiffel, uno de los monumentos más populares de París, cerrada el jueves debido a que no había suficiente personal para «abrir en condiciones óptimas de seguridad y acogida al público».

El Castillo de Versalles, en las afueras de París, aconsejó por su parte a los turistas «posponer» las visitas el jueves y viernes.

También era casi misión imposible llegar al aeropuerto Charles de Gaulle, al noreste de París, debido a que la línea de tren que conecta París con los terminales funcionaba parcialmente y únicamente en las horas pico.

Una gran parte de las escuelas y colegios del país no abrieron sus puertas debido a que 51% de los profesores de primaria y 42% se declararon en huelga.