La periodista y docente especialista en comunicación y medios Mariana Moyano considera que la propagación de información falsa no es un fenómeno de estos tiempos, sino que ahora se hace más visible. “Es exactamente lo mismo que en todas las guerras, como en Irak y las armas químicas o la guerra de Malvinas. Me parece que no se termina de entender que, en realidad, no es que hay más mentiras, lo que cambió es el ecosistema comunicacional; no el mediático, sino el comunicacional en general. Es decir, hay más bocas de expendio de palabra”, analizó ante la cosulta de Tiempo. La autora de Trolls SA, la industria del odio en Internet, observó que “hoy, palabra pública tiene todo el mundo, entonces la bola de nieve y el modo de circulación de lo que llamamos fakes es mucho más bestial. Lo que a mí me llama la atención es que quienes convocan a poner atención a las fakes son a veces las mismas personas, en general periodistas, que minimizan, subestiman y desconocen el mundo digital. Entonces, les parece que se miente más, pero lo que está sucediendo en realidad es que están no mirando un universo que es enorme. Entonces, el cambio no es que haya más mentiras sino más bocas de expendio de palabra pública”.
Moyano considera que no existe una guerra entre medios de distita orientación, sino una “guerra de plataformas contra medios rusos, porque tienen vinculación con el Estado, y los medios occidentales mirando desde la tribuna. Porque acá el bloqueo no es de los medios occidentales contra los medios rusos o viceversa. Es de los medios rusos contra las plataformas y de las plataformas contra esos medios. Es decir, el mundo digital, las Tech, los poderosos del mundo, enfrentando en este caso a los medios rusos. Lo que pasa es que se sigue pensando que lo digital es lo mediático. Es el error de base”. Relacionado con esto, la especialista apunta que el señalamiento que se hizo con algunos periodistas sobre una supuesta “filiación” con el Estado ruso tampoco es nuevo. “Empezó en 2020, hace dos años que las plataformas indican la filiación de los medios estatales rusos y chinos, y no lo hacen con la Deutsche Welle, la BBC o la TV sueca: también son públicos y estatales. Hacen la distinción de que son públicos y no estatales, pero es lo mismo. Simplemente, no son occidentales”.
Evalúa que el universo de las redes sociales se ha extendido al punto de imponer a los medios tradicionales sus formas y lenguaje, lejos de la idea de “microclima” que puede persistir en algunos análisis. “Los medios están desesperados por ver cómo captar audiencia y se dan cuenta de que las audiencias mayoritarias están migrando a otros lugares que no son los medios tradicionales. Intentan conseguir audiencias utilizando los contenidos y los lenguajes de las plataformas y redes sociales. Hoy, decir que es un microclima sería no entender la guerra. Cuando uno ve las cifras de las plataformas en Rusia, incluso con todos los controles que hay, son supermasivas. Entonces, si las redes son un microclima, ¿por qué estamos hablando de que Twitter censura a los medios? Me parece que hay un problema de origen en la concepción de lo que pasa con el mundo digital. Igual es bastante común que la política y el periodismo en general renieguen y nieguen lo que pasa. Después les estalla en la cara y no entienden qué pasó”.