A solo dos meses de que el jefe del Comando del Sur de los Estados Unidos, el Almirante Kurt W. Tidd, reclamara ante el Senado de su país tomar acciones con respecto a Venezuela, a la que consideró un «factor desestabilizador» en la región, la fuerza militar conjunta del Ejército, la Marina, la Fuerza Aérea, los Marines, la Guardia Costera y otras agencias federales inició una serie de maniobras frente a las costas del país caribeño, con la participación de otros 18 países, que puso en alerta al gobierno bolivariano. «Nada de lo que hace Estados unidos es casual ni responde a una idea de ahora. Sabemos que todo eso forma parte de planes muy bien diseñados, ahora vamos esperar a ver qué pasa», comentó a Tiempo una fuente cercana al gobierno de Nicolás Maduro.
Según el comunicado del propio Comando Sur, se trata de los ejercicios militares denominados Tradewinds 2017: «Una maniobra multinacional de seguridad marítima y respuesta a desastres». El ejercicio constará de dos fases. La primera comenzó el 6 de junio en el mar territorial de Barbados y culminará mañana. Pero a partir del martes 13 y hasta el 17, se pondrá en marcha la segunda fase en Trinidad y Tobago, que en el área más cercana con la costa venezolana hay apenas 11 kilómetros de distancia.
Según el Comando Sur, la maniobra cuenta con «2500 participantes» provenientes de Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, República Dominicana, Granada, Guyana, Haití, Jamaica, San Cristóbal y Nieves, Suriname, San Vicente y las Granadinas y Trinidad y Tobago. También personal de EE UU, Canadá, Francia, México y el Reino Unido. «Este ejercicio anual centrado en el Caribe incluye liderazgo a nivel ejecutivo y proporciona una oportunidad para que las naciones participantes colaboren en los desafíos y garanticen la seguridad regional», dice el comunicado en el que se invita a «países socios» a maniobras conjuntas «para contrarrestar el crimen organizado trasnacional, el terrorismo y las operaciones de socorro en casos de desastre».
Citado en el comunicado, el almirante Tidd aseguró que «el ejercicio ayuda a asegurar una alianza sin fisuras y, mediante el entrenamiento cruzado con miembros de servicio de todo el mundo, garantiza una mejor respuesta a los desastres naturales y a las amenazas terrestres y marítimas, incluido el tráfico ilícito en una región crítica».
A nivel diplomático, Venezuela solo señalará su preocupación y esperará con mucha cautela la prosecución de los hechos. El aplomo debe ser mayor porque entre esos 18 países participantes «están varias de las naciones que nos han apoyado en los conflictos en la OEA y no podemos ir contra ellos», señaló la fuente consultada. «Estos ejercicios se presentan como para ofrecer ayuda humanitaria a las catástrofes y demás, pero sabemos que detrás siempre van otras cosas, hay toda una manera de ir afinando los planes que Estados Unidos ha tenido sobre los pueblos nuestros», agregó.
El pasado 6 de abril, el propio Tidd se presentó ante la Cámara Alta estadounidense con un documento de 36 páginas en el que reclamaba «respuestas» ante la «creciente crisis humanitaria en Venezuela». A su vez señalaba que la presencia de países como Rusia, China e Irán en la región exigía «prestar atención a lo que están haciendo en América Latina». «