«Para mí no fue para nada agradable lo que pasó porque (la canciller Delcy) Rodríguez es mi amiga, pero Venezuela no cumplió con los compromisos que había asumido para formar parte del Mercosur y su situación está congelada. Así se lo expliqué a ella con varios de mis colegas al lado», argumentó la ministra de Relaciones Exteriores Susana Malcorra el jueves al mediodía, mientras participaba del brindis de fin de año para la prensa, organizado a pocos metros de la entrada que su colega caribeña no pudo flanquear un día antes, cuando la Argentina asumió la presidencia temporal del Mercosur por seis meses y la representante venezolana no pudo ingresar porque su país ya no forma parte del bloque comercial sudamericano. Rodríguez y Malcorra se conocen desde hace años, cuando ambas cruzaron sus carreras diplomáticas en la ONU.
Durante la reunión del miércoles la jefa de la diplomacia venezolana intentó entrar a la reunión en el edificio anexo de la cancillería argentina. «Si nos cierran la puerta, como lo ha dicho el presidente Nicolás Maduro, entraremos por la ventana. Venezuela no necesita invitación porque Venezuela ejerce la presidencia pro témpore de Mercosur «, había advertido la canciller, aunque dentro del edificio recibió como única respuesta que los compromisos que había asumido Venezuela para participar del bloque no fueron cumplidos desde diciembre, sin pedido de prórroga alguna.
«Esto no tiene nada que ver con la situación que vive el país, sino con una cuestión técnica y formal de la participación de cada país en el Mercosur. Venezuela ha incumplido y su situación está congelada sin plazos», contestó Malcorra a los periodistas presentes, donde también se animó a hablar de las cuestiones de fondo. «Rodríguez ya me ha dicho claramente que no están a favor de un acercamiento del Mercosur con la Unión Europea y tampoco en negociaciones con la Alianza del Pacífico, es decir que siempre que los socios del Mercosur intentamos profundizar estos acuerdos, la mesa está incompleta por las posiciones de Venezuela», disparó Malcorra.
La justificación política de la canciller fue compartida a la prensa dos semanas después de que firmara una carta junto a sus pares de Brasil, Paraguay y Uruguay para notificarle al presidente Nicolás Maduro que su país ya no era miembro pleno del Mercosur por «el cese del ejercicio de los derechos inherentes a la condición de Estado parte».
Dos semanas después de recibir ese documento, Rodríguez viajó Buenos Aires para encontrarse con los mismos cancilleres que le habían enviado la notificación. En el intento por entrar al edificio se desató un escándalo con la custodia policial de la cancillería que el gobierno de Caracas denunció como «una agresión inaceptable de la policía argentina». En el Palacio San Martín acusan a Rodríguez de protagonizar una sobreactuación. «Nadie la tocó, no pasó nada e incluso fue suficiente que la dejaran entrar. Está claro que la policía ni la tocó, los efectivos estuvieron duros ante los gritos de la señora, así es que no tenemos nada que evaluar al respecto y no vamos a seguir levantándole el precio a esa situación», contestó un vocero de la cancillería ante las consultas de Tiempo.
El escándalo vivido el miércoles en el 1212 de la calle Arenales tuvo una repercusión mayor a la carta que le enviaron los cancilleres. Sin embargo, el proceso de expulsión de Venezuela por «detalles técnicos» lleva meses de planificaciones y tuvo conversaciones determinantes entre los socios del Mercosur a principios de agosto, durante la visita que realizó a Buenos Aires el secretario de Estado de los EE UU, John Kerry, para firmar el lanzamiento del Diálogo de Alto Nivel con Washington que el presidente Mauricio Macri y Barack Obama acordaron en marzo.
Una de esas reuniones de coordinación sobre el tema Venezuela se realizó en la residencia del embajador norteamericano en Argentina Noah Mamet, que recibió a funcionarios de segunda línea de los países miembro del Mercosur para abordar la situación en ese país caribeño, además de tratar temas de coordinación para la recepción de refugiados provenientes de Siria, que vive una guerra devastadora atravesada por la crisis humanitaria más grave desde la Segunda Guerra Mundial.
Uno de los puntos del documento que rubricaron Malcorra y Kerry incluía la apertura de las fronteras argentinas a refugiados protegidos por las Naciones Unidas. Cuatro meses después no existe ninguna certeza de que se concrete ese punto, mientras distintos funcionarios del Departamento de Estado advirtieron a Buenos Aires «sobre los cuidados necesarios para evitar que dentro de los contingentes lleguen personas sospechadas de terrorismo», según confió una fuente de la Casa Rosada a Tiempo.
Por el contrario, la relojería sobre Venezuela fue ejecutada con premura. «En marzo tenemos la ronda de negociaciones con la Unión Europea y con la victoria de Donald Trump en EE UU, no sabemos cuáles serán los acuerdos comerciales posibles. En ese contexto había que resolver la situación de Venezuela en el Mercosur, porque no teníamos posibilidad de coordinar en estos aspectos», remarcó un embajador que deambula por la misma cancillería que recibió a Rodríguez, por última vez en forma oficial, el miércoles pasado. «