El partido de extrema derecha Agrupación Nacional (Rassemblement National o RN, en francés) se propone forzar el colapso del gobierno del primer ministro Michel Barnier a menos que en una suerte de «milagro de último minuto» ceda a sus demandas sobre el presupuesto, advirtió su líder Jordan Bardella. El “macronismo”, que logró esquivar en septiembre un gobierno de la centroizquierda, que había ganado la elección de julio y optó por unirse a la extrema derecha, ahora acusa al partido de Marine Le Pen de querer juntrarse con La Francia Insumisa, de Jean-Luc Mélenchon,  para voltear al conservador Michel Barnier. El presidente, mientras tanto, viajó a Arabia Saudita y firmó acuerdos con el Mohamed bin Salmán.

Bardella, la revelación de la derecha ultranacionalista, señaló en sus red social que el oficialismo habla de “una supuesta alianza entre RN y LFI” sin reconocer que las instituciones de la V República “heredadas del general De Gaulle” permiten la moción de censura, algo que no ocurre por primera vez en ese país, como recuerda el dirigente.

El tema, como gran parte de las crisis políticas, tiene que ver con la ley de Presupuesto. Barnier tenía plazo hasta este lunes para ceder a las demandas de sus opositores -incluidas las subidas de las pensiones- o enfrentarse a una moción de censura que conduciría al colapso del Gobierno. Pero la situación institucional empeoró, los inversores castigaron las acciones y los bonos y los costos de endeudamiento de Francia superaron a los de Grecia por primera vez en la historia, de acuerdo con un informe de la agencia de noticias Reuters.

El miércoles podría tener lugar una moción de censura en lo que sería un hecho histórico ya que ningún gobierno francés fue destituido ded ese modo desde 1962.  «El RN activará el mecanismo de moción de censura a menos que se produzca un milagro de último minuto si Michel Barnier revisa su copia antes de las 15.00 horas (14.00 GMT)», había anunciado Bardella a la radio RTL, refiriéndose a la hora en la que el parlamento tenía previsto votar el proyecto de ley de financiación de la seguridad social .

Barnier ya abandonó la semana pasada un aumento del impuesto a la electricidad, lo que RN califica de victoria, pero el partido de Marine Le Pen también quiere que aumente las pensiones en línea con la inflación, mientras que él había pretendido aumentos menores. El RN pide que se eliminen los recortes previstos en el reembolso de los medicamentos y se muestra descontento con la posibilidad de que el gobierno aumente el impuesto sobre el combustible. También demanda una reducción de la contribución de Francia al presupuesto de la Unión Europea.

Paralelamente, la izquierda también presenta una moción de censura contra el gobierno del primer ministro de Francia, Michel Barnier, después de que el Ejecutivo anunciara que recurrirá al artículo 49.3 de la Constitución para aprobar el presupuesto de la Seguridad Social. Una ley se considera aprobada en Francia si no hay mociones contra el Gobierno. Pero desde La Francia Insumisa hasta el Partido Socialista, pasando por los Verdes, todos los que integraron la alianza Nuevo Frente Popular, mostraron su intención de votar a favor de la censura.

«Vamos a censurar a este Gobierno», confirmó Mathilde Panot, diputada de LFI, en los pasillos de la Asamblea Nacional. La representante de NFP, Lucie Castets debería haber sido convocada para formar gobierno por Macron, que prefirió romper su promesa electoral de aislar a la ultraderecha y coqueteó con RN para llamar a Barnier, un conservador que comparte muchas de las propuestas del lepenismo. Ahora esa jugada “magistral” pergeñada en medio de los Juegos Olímpicos de Paris, se le está volviendo en contra.

Según la ley francesa, las mociones de censura sólo pueden examinarse en un plazo de 48 horas después de su presentación, es decir, el miércoles. Se necesitan 289 votos para derribar al Ejecutivo y si el Gobierno de Barnier no hace concesiones, la izquierda se sumará la extrema derecha.

El presupuesto de Barnier está marcado por una importante reducción del gasto público y un aumento temporal de impuestos a las fortunas y grandes empresas con el objetivo de sanear las cuentas públicas. Pretende reducir el déficit público del 6,1% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2024 a «alrededor del 5%» en 2025, acercándose al límite máximo del 3% de las normas europeas.

Pero el elevado nivel de deuda pública, en torno al 112% del PIB o 3,23 billones de euros (3,41 billones de dólares) a finales de junio, aumenta la presión sobre el gobierno para lograr sacar adelante sus presupuestos.

“Con el (artículo) 49,3, es demasiada fuerza para un gobierno ilegítimo. Estamos presentando una moción de censura. Se registra la caída de Barnier. Macron será el siguiente«, adelantó la titular de LFI. La coalición NFP había obtenido 182 escaños en septiembre, contra 168 del oficialista Gabriel Attal y 143 desde Bardella.

Una votación común entre todos los diputados de izquierda y de ultraderecha suma suficientes apoyos para hacer caer al Gobierno y Le Pen ya ha anunciado que, al margen de la moción que presentarán por su cuenta, respaldarán otras iniciativas, «vengan de donde vengan», por lo que en principio la iniciativa que lance la izquierda será la que salga adelante.

La hipotética caída del Ejecutivo abocaría por tanto al presidente a abrir una ronda de contactos con vistas a nombrar a un nuevo primer ministro, en un contexto marcado por la polarización y en el que ninguno de los bloques políticos suma una mayoría suficiente en el Parlamento.

Macron ya descartó tras las pasadas elecciones nombrar a algún candidato de izquierdas, bajo el argumento de que no tendría un mínimo respaldo entre los diputados, pero la experiencia fallida con Barnier, procedente de la familia conservadora, le dejaría ahora en un nuevo escenario aún más complejo, habida cuenta de las diferencias irreconciliables entre los diversos grupos.

El presidente, a todo esto, mantuvo este lunes un encuentro con el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salmán, como parte de su visita de Estado de tres días, en el que ambos han escenificado las buenas relaciones entre los dos países traducidas en la firma de la «asociación estratégica», con la búsqueda de contratos para empresas francesas y la venta de aviones de combate al Ejército saudí.

«Los dos dirigentes se felicitaron por la firma de la asociación estratégica entre Francia y Arabia Saudí, que se traducirá en una cooperación reforzada y en realizaciones concretas en todos los ámbitos, como la defensa, la transición energética, la cultura, la movilidad entre los dos países y la organización de grandes eventos», reza un comunicado de prensa emitido desde el Elíseo.

ALG con NA y Europa Press